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Europa, unidad o derrota: la opinión pública

(Foto: https://www.elcorreo.com/opinion/tribunas/antonio-elorza-derrota-europa).
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(Foto: https://www.elcorreo.com/opinion/tribunas/antonio-elorza-derrota-europa).

LA CRÍTICA, 10 MAYO 2025

Por Francisco Ansón Oliart
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Existe un acuerdo general sobre cuál es el libro más leído de la Humanidad: la Biblia. A su vez, dentro de la Biblia, desde hace 2000 años, el libro más leído es el Nuevo Testamento y de éste, los cuatro Evangelios en el que un evangelista, San Mateo, escribe: “Todo reino dividido contra sí mismo, será asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no podrá subsistir". (Mateo 12:25.).

Toda nación (España, existen intentos de desunirla), todo continente (Europa, compuesto por 27 países que conservan la mayor parte de su soberanía y son algo recelosos entre sí), dividido, será derrotado y quizá asolado si se piensa en los efectos de las armas nucleares, químicas, biológicas, cibernéticas, del espacio exterior o la convergencia de varias de ellas. Ya toda guerra, incluida la convencional, es, por lo menos, híbrida, porque las armas cibernéticas de ataque o defensa están interviniendo, tal y como sucede en la guerra de Ucrania. (...)

...

Hago referencia a la unidad porque de acuerdo con lo que he leído con relación a la actual situación de la defensa de Europa, la unidad constituye una exigencia clave. Como no soy un experto recurro a sólo unos pocos testimonios incontestables.

Carlota García Encina, Investigadora principal de Estados Unidos y Relaciones Transatlánticas en el Real Instituto Elcano.


“La idea de ser independientes no significa no cooperar. Los americanos, aunque esté Trump en la presidencia, son aliados… Lo que está claro es que todos los países no vamos a tener todas las armas o todo lo que es necesario para protegernos, sino que entre nosotros tendremos que hacer consorcios. Unos se enfocarán en un área, otros en otra, y luego tendremos que operar conjuntamente”.


Y en el mismo artículo, Pardo de Santayana:


“Los países europeos por separado no tienen masa crítica geopolítica. Es decir, el tamaño de cada uno de los países por separado no es lo suficientemente grande para responder a los retos de nuestro tiempo… Europa, por sí misma, nunca se sentirá plenamente segura porque somos muchos centros de poder y por muy fuerte que sea cada uno, nunca tendremos la misma capacidad de ejercer la fuerza que tiene Estados Unidos, primero, por ser una gran potencia y luego, por tener unidad política. Incluso Rusia tiene la ventaja de tener unidad política. Todos los europeos juntos podemos tener más fuerza que Rusia, pero necesitaríamos también unidad política para actuar. Y no la tenemos”. (Helena Farré Vallejo, Para la defensa de Europa, gastar más ¿y mejor?, Aceprensa, 3/4/2025).


Conviene introducir un matiz –que comparto y demuestra igualmente la necesidad de la unidad en Europa- de la mano de Antoni R. Rubio, historiador y profundo conocedor del mundo geoestratégico, geopolítico y de relaciones internacionales:


“Es indudable que el tiempo actual parece marcado por el auge de las grandes potencias como Estados Unidos, Rusia y China. Las tres tienen en común su preferencia por las relaciones bilaterales y sus recelos hacia las entidades supranacionales. Su divisa, no siempre enunciada explícitamente, es el clásico divide et impera. Y lo aplican, en mayor o menor medida, a Europa. Se podría afirmar que ninguna de estas potencias se lamentaría por la desintegración de la UE, y en algún caso hasta echaría una mano para conseguirlo. (Antonio R. Rubio, 75 años de la Declaración Schuman: solidaridad e integración europea, Aceprensa, 7/ 5/2925).


Produce cierta tristeza lo que constata Pablo González-Pola de la Granja, director del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU:


“Ningún gobierno de la democracia se ha tomado en serio abordar el problema de la escasa conciencia de defensa que manifiesta la sociedad española. En una reciente encuesta del Instituto Gallup Internacional, los españoles nos situábamos en los últimos puestos del sentimiento patriótico. Tan sólo un 29 por ciento estaría dispuesto a participar en una guerra en la que España se viera involucrada. (Pablo González-Pola de la Granja, director del Instituto de Estudios de la Democracia de la Universidad CEU, Una oportunidad perdida para la conciencia de defensa nacional, El Debate, 26/04/2025).


Esta última cita se relaciona, así mismo, con lo que se afirmó en el artículo anterior: la importancia de la opinión pública. No parece que los españoles hayamos cambiado demasiado con relación a tiempos anteriores. Así lo ha demostrado el comportamiento ciudadano con la dana de Valencia o con el apagón de toda España en el que se han revelado porteros héroes, que se han jugado su integridad física y en algún caso su vida, por sacar del ascensor a personas encerradas en él. Pues bien, se ha confirmado que la opinión pública tiene mucho que ver con la opinión publicada.

Por su parte, la eficacia de la inversión en defensa militar, requiere:


“Solo con un plan de financiación para la Defensa que asegure inversiones para los próximos años pueden las empresas invertir para desarrollar nuevas tecnologías o aumentar su capacidad de producción… Solo con un suelo presupuestario garantizado para varios años puede el JEMAD diseñar las Fuerzas Armadas del futuro sin correr el riesgo de que los grandes programas que necesitamos para renovar nuestras capacidades militares y ponerlas a la altura del mundo en que vivimos se nos queden a la mitad, tan inútiles como sería un portaviones sin sus aviones, un carro de combate sin sus sistemas de protección o una base aérea sin una defensa eficaz contra misiles balísticos…” (Juan Rodríguez Garat Almirante (R), ¿Diez mil millones de qué?, El Debate, 04/05/2025).


Debe añadirse, la necesidad de estudiar con el máximo detalle y previsión, en qué se invierte. La convergencia de las nuevas tecnologías, especialmente los avances en IA, obligan al acierto en la inversión, puesto que lo que ahora puede ser disuasorio, dentro de tres, cuatro o cinco años no lo sea, tal como ocurrió en la Segunda Guerra Mundial en que el número de soldados o de carros de combate, no podían competir con las recién descubiertas armas nucleares. Así mismo, es preciso considerar la dimensión ética, en algunas de estas nuevas tecnologías –que para garantizar su eficacia deben ser de doble uso: civil y militar–, sobre todo las que se refieren al ciberespacio –desinformación, hackeo, electricidad y apagones de luz permanentes–, ante las que el ciudadano civil se encuentra indefenso.

Hace 75 años la Declaración Schuman destaca: “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho.” Europa se encuentra ante una de esas realizaciones concretas, con motivo de la amenaza de Rusia. Por consiguiente, es necesaria, en Europa, la unidad política y la unidad militar, que en este caso van unidas y que se consiguen, en gran medida, con una opinión pública favorable a dicha unión.

Francisco Ansón


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Francisco Ansón Oliart

Investigador y escritor; licenciado y doctor en Derecho (Universidad Complutense de Madrid); doctor of Philosophy and Psychology (K-University, California); licenciado en Ciencias de la Información (Universidad Complutense de Madrid); doctor en Ciencias de la Comunicación (Universidad Camilo José de Cela)

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