Una vez aceptada por huevos la vulgarización del lenguaje fuera del ámbito coloquial y privado y que los oídos piadosos o simple y correctamente educados se acomoden por huevos al mismo, toca reflexionar si al gobierno de unos pocos iluminados toca tocarle los huevos a los muchos más que, contentos con sus huevos sean estos de tigre o vejados por el tiempo, despiertan cada día sobresaltados con una nueva y adanista ocurrencia. (...)
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Destinando, eso sí, al dicho tocamiento unos cuantos millones de euros que ya los quisieran los enfermos de ELA, los damnificados de los múltiples desastres naturales y artificiales o las víctimas de cualquiera de las también múltiples deficiencias de nuestro desequilibrado Estado del bienestar.
Es comprensible que cada quién piense como le venga en gana y que del mismo modo exprese su pensamiento, que para eso esa libertad es sagrada y conquista irrenunciable no de estos pocos iluminados sino de las muchas generaciones que los han precedido y luchado incluso dejando sus vidas en el empeño. También es comprensible que estos pocos iluminados sueñen con una sociedad a su imagen y semejanza en la que, en este caso concreto, los hombres, todos los hombres de esta sociedad española, seamos sus coloridos clones, su ensoñación multicolor hecha realidad más allá de la festiva manifestación anual y mundial de su cosmovisión.
Lo que no es comprensible ni tolerable y probablemente ni lícito o legal es que unos pocos iluminados destinen fondos públicos no a la administración de los servicios públicos a lo que están obligados sino a subrepticiamente financiar sus ocurrencias y al tiempo difundirlas alimentando, en lo que no deja de ser un chantaje, a los potentes medios de comunicación que solícitos abren y se frotan las manos ante tal maná caído del cielo multicolor. Pero más allá de que estos hechos sean incomprensibles, lo que son es sencilla y llanamente prevaricación al por mayor. Enorme prevaricación y, como tal, tendría que ser denunciada, perseguida y castigada.
La peor forma del abuso de poder es la política. El abuso del poder político lleva donde lleva, que la historia es un mosaico pero que muy completo de lo que significa y de lo que puede significar si la sociedad no es capaz de en un momento concreto ponerle freno. ¿Cómo? ¡Joder, no es tiempo de algaradas que para eso ya está el mundo como está! Pero tampoco es tiempo de callar, de qué le vamos a hacer, de ¿pero qué dicen estos locos?...
Nos queda la palabra… de momento, y espero que por mucho tiempo.
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