LA CRÍTICA, 14 NOVIEMBRE 2025
14/11/2025@20:47:21
En un artículo anterior en este mismo diario, hice una denuncia sobre la quiebra moral de Estado y especialmente de su parlamento. Hoy es una reflexión, no una declaración de fe; es un análisis de los ciclos históricos por los que la civilización occidental ha transcurrido.
Al caer la tarde, una catedral europea permanecía en penumbra. Los vitrales teñían el suelo de colores serenos, y el silencio parecía custodiar siglos de plegarias. Aquella arquitectura, levantada para elevar el alma hacia Dios, seguía apuntando al cielo con una belleza intacta. Pero dentro apenas había presencia humana. Unos pocos visitantes, más atentos a la fotografía que al misterio, recorrían el templo sin advertir que pisaban el corazón espiritual de una civilización. La imagen resultaba reveladora: un lugar construido para la eternidad, pero ahora casi vacío. Esa catedral silenciosa y deshabitada se alzaba como símbolo de Europa: espléndida aún, pero interiormente desocupada; iluminada por una luz que persiste, aunque ya no reconocida. Porque el continente que dio sentido a la dignidad humana, al derecho, a la belleza y a la libertad, comenzó a perder su alma cuando olvidó la raíz que lo sostuvo: su fe cristiana. (...)