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Contribuciones hispánicas al sionismo

'Retrato de un viejo judío', de Rembrandt, 1654.
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"Retrato de un viejo judío", de Rembrandt, 1654.

LA CRÍTICA, 8 NOVIEMBRE 2023

Por Manuel Pastor Martínez
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Probablemente no sean los únicos casos pero deben destacarse dos precedentes hispánicos respectivamente del sionismo original, tradicional, y del moderno, político. El primero, en el siglo XV, fue un episodio popular histórico, complejo en sus motivaciones y sobre el que todavía carecemos de algunos datos precisos. El segundo fue un acto individual, de carácter intelectual, en la segunda mitad del siglo XIX, que anticipó otras expresiones ideológicas más decisivas y conocidas.


El sionismo es un movimiento histórico y político de orígenes remotos, un caudaloso río de muchos y variados afluentes, cuyo objetivo fundamental fue la creación de un nuevo Estado Judío, después de la destrucción del histórico reino de Judea en el siglo II de nuestra era (tras la revuelta de Bar Kochba en el año 135 d. C.) y comienzo de la Diáspora. (...)

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El gran objetivo sionista se cumplió finalmente –tras la resolución de la ONU en 1947– el 14 de mayo de 1948 con la declaración de independencia del Estado de Israel. Leída solemnemente tal día en Tel Aviv por el líder sionista David Ben Gurion, en ella se proclamaba “el establecimiento del Estado Judío en Palestina que se llamará Israel”. Es interesante que en una frase van unidos los tres términos: Estado Judío, Palestina, e Israel, en referencia a la nación étnico-cultural, al territorio y a la nueva entidad política.


Durante la Diáspora fueron múltiples y efectivas las aportaciones ideológicas y prácticas de la comunidad sefardita (judíos hispánicos) al ideal sionista. Por ejemplo, en el siglo XII destacan los escritos del gran poeta Yehuda Halevi y del filósofo Moisés Maimónides que reclamaban el retorno de los judíos al territorio de la Siria-Palestina (según la clásica denominación romana) y la resurrección del Reino Judío. En el siglo XVI hay que destacar una emigración y establecimiento sefardita en Palestina que reconstruirá el distrito de Hebron, y las ciudades Safed y Sefaram en Galilea.


En las pandemias generales, recurrentes y criminales del antisemitismo/judeofobia en Europa, por culpa de una injusta Leyenda Negra se ha acusado a España de ser un agente destacado. La realidad histórica es más compleja, y aunque ciertamente nuestra nación –o más exactamente algunos segmentos de ella– tuvo una cierta responsabilidad en la persecución de los judíos, otra parte también mostró simpatía por las desgracias del pueblo errante y contribuyó a su defensa y protección (generando –pese a la infame Inquisición y la judeofobia– profundos fenómenos socio-culturales históricos como los sefarditas y los “marranos”), amparando incluso iniciativas poco conocidas que se sumarían al impulso general del sionismo, como el llamado “Proyecto Gibraltar” o la obra de José Salvador.



El Proyecto Gibraltar (1474)


Aparentemente el llamado “Proyecto Gibraltar” fue un plan de los “marranos” de Córdoba y Sevilla aceptado por el Duque de Medina Sidonia en 1474, señor y propietario terrateniente de Gibraltar tras la reciente reconquista de la plaza a los moros.


Los “marranos” era la denominación despectiva de los conversos o nuevos cristianos por parte de los judíos que seguían fieles a su religión y rechazaron la conversión forzosa al cristianismo. La expresión se ha mantenido con un sesgo académico neutral en la historiografía moderna, incluso por los más prestigiosos historiadores judíos, por ejemplo Benzion Netanyahu en sus libros The Marranos of Spain (1973), y The Origins of the Inquisition (1995).


Es en esta última obra de Netanyahu (padre del polémico primer ministro actual de Israel) en la que se incluye un apéndice dando noticia y datos básicos sobre este peculiar, y a la postre fallido, proyecto sionista. El autor se basa principalmente en la Crónica de Enrique IV del asimismo converso Alonso de Palencia (B. Netanyahu, Apendix E: “The Gibraltar Project”, The Origins of the Inquisition, Random House, New York, 1995, pp. 1122-1126).


Como todas las expresiones del sionismo, el “Proyecto Gibraltar” fue una reacción al antisemitismo violento desencadenado en las ciudades andaluzas en 1473 contra los judíos como etnia racial, en este caso incluyendo también a los conversos o “marranos”. Bajo el liderazgo del converso Pedro de Córdova se negoció con el Duque de Medina Sidonia una emigración en masa de los judíos cordobeses y sevillanos a la citada y casi despoblada fortaleza militar de Gibraltar, donde se llevaría a cabo un establecimiento de la comunidad mayoritaria de los nuevos cristianos. El ilustre y popular Pedro de Córdova, asumiría el cargo de gobernador y, bajo contrato de una renta anual con el Duque, se permitiría un autogobierno de la ciudad-fortaleza y la creación de unas fuerzas de autodefensa (caballería y marina), que en un plan inicial comportaba también la conquista de Ceuta a los portugueses.


La guerra poco exitosa con los moros y con Portugal, además de las rivalidades internas entre los cordobeses y los sevillanos, convencieron finalmente al Duque de liquidar el proyecto.


Parece que también fue decisiva la opinión judeófoba de los consejeros del Duque y los cristianos viejos que le convencieron de que en la comunidad gibraltareña se producían prácticas judaizantes y que el objetivo de la plaza era convertirse en estación de tránsito hacia Jerusalén. Betanyahu, siguiendo al cronista Palencia, pone en duda tales acusaciones, pero considera más probable y plausible que actuaran como aliados del Rey Fernando (el Católico), reconocido como líder del partido de los conversos en la compleja política hispana del momento, contra los intereses de Medina Sidonia.



José Salvador (1860)


El prestigioso historiador judío-americano Walter Laqueur en su relación de tesis sobre el sionismo, señala como la primera de todas: “El sionismo es una respuesta al antisemitismo” (W. Laqueur, A History of Zionism, Schocken Books, New York, new ed. 1989, p. 590).


En este sentido el “Proyecto Gibraltar”, como respuesta al antisemitismo en algunas ciudades de Andalucía en 1473 puede caracterizarse como una temprana expresión del sionismo hispánico.


La obra de Laqueur es probablemente una de las mejores síntesis historiográficas de este fenómeno, específicamente focalizada en el sionismo político moderno que culmina en la fundación del Estado de Israel en 1948.


El autor ha estudiado los precursores ideológicos que a lo largo del siglo XIX convergirán en la obra de Theodor Herzl, Judenstaat (El Estado Judío, Leipzig y Viena, 1896) y la fundación del primer Congreso Sionista Mundial en Basilea (1897).


Laqueur considera a Moses Hess el primer pensador sionista moderno, con el adjetivo ideológico de un utópico socialismo como “necesidad moral”, en su obra Roma y Jerusalén (1862). Pero en una nota marginal a pie de página (W. Laqueur, ob. cit., pp. 48-49) el mismo historiador nos informa de la existencia de José Salvador, sefardita residente en el sur de Francia, autor de la obra Paris, Roma y Jerusalén (el título completo, en francés: Paris, Rome, Jerusalem, ou la question réligieuse au XIX siècle, Paris, 1860) en la que al menos dos años antes que Hess, y claramente inspirándole el título de su libro, proponía la creación de un nuevo Estado Judío.



Manuel Pastor Martínez


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Manuel Pastor Martínez

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

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