No es muy conocido que el emperador Carlos V ordenó suspender todas las conquistas y expediciones en América, mediante cédula real en 1550, hasta que se aclarasen las disputas legales de los españoles en el Nuevo Mundo. Todo ello ocurrió tras el regreso de Bartolomé de las Casas a España en 1547 y su entrevista con el soberano. Ese hecho suscitó un largo debate durante la llamada Controversia de Valladolid 1550-1551, que tuvo los resultados de la continuidad española en las Indias y de seguir con las encomiendas. (...)
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Recordemos que en la España del siglo XVI se debatían continuamente esos asuntos con dudas y resoluciones que enriquecieron el conocimiento general del derecho; y que el epicentro de los debates teológicos y jurídicos fue especialmente la Escuela de Salamanca, con dos personas rivales respecto a las opiniones y forma de actuar que, en ocasiones, influyeron en los monarcas. Los dos principales protagonistas fueron Las Casas y Sepúlveda, artífices del cambio de opinión del emperador, quien ratificó, en último término, la permanencia española en el Nuevo Mundo.
Bartolomé de las Casas
De cuna sevillana en 1474, tuvo vínculos con la situación de América desde su juventud, pues su padre estuvo con Colón en el segundo viaje y él participó en el descubrimiento de Cuba y recibió tierras y servicios de los indígenas. No obstante, tuvo algún problema con compañeros, dado que hasta el mismo fray Montesinos criticaba a personas en condiciones similares a las de él. Así estuvo largo tiempo, disfrutando de la vida cómoda y bien servida. En 1516 fue nombrado «protector de indios», el primero conocido con esa misión.
En La Española pasó nueve años de meditación, y allí comenzó a escribir la Historia de las Indias. Su primera polémica tuvo lugar en 1533 como consecuencia de su negación a dar la absolución a encomenderos por el trato a los nativos; y algo parecido ocurrió con otro español por una devolución de tierras. En 1540, el cardenal García de Loaysa, a la sazón presidente del Consejo de Indias, convocó una reunión en Valladolid para debatir el trato con los naturales y ese debate duró un bienio. Las Casas terminó su obra Brevísima relación de la destrucción de las Indias, aunque no se publicó hasta una década después, «dando origen a la llamada ‘leyenda negra’». Presentó su obra al soberano y al año siguiente logró que la Corona promulgara las Leyes Nuevas de 1542. Un año más tarde fue nombrado obispo de Chiapas.
Juan Ginés de Sepúlveda
Nació en Pozoblanco (Córdoba, 1490) y estudió el bachiller de Teología, Filosofía y Griego en la Universidad de Alcalá de Henares. Luego continuó sus estudios en el Colegio de España en Bolonia y obtuvo el grado de doctor en Artes y Teología en 1523. Tradujo la obra Política de Aristóteles, que le influyó sobremanera en la defensa de las culturas indígenas. Esa actitud de Sepúlveda, sus obras y enseñanzas en Italia fueron reconocidas por Carlos V, quien le nombró capellán y cronista real en 1536. El dominico regresó a España y en 1542 fue nombrado preceptor del príncipe Felipe, futuro monarca español.
Sus ideas acerca de la defensa de la evangelización de los naturales, las exploraciones y la presencia española en el Nuevo Mundo se oponían a las expuestas por Las Casas; de modo que se generaron dos grupos de eruditos con opiniones diferentes en lo que atañe a las Indias que, sin duda, tuvieron una clara influencia en la promulgación de la Leyes Nuevas y la Controversia de Valladolid.
Leyes Nuevas
Según se ha comentado, Las Casas estaba en España a principios de los cuarenta con la intención de inspirar unas nuevas leyes vinculadas con los indios. Habló en el Consejo de Indias con el presidente Loaysa y otros dominicos ilustrados, con los que tuvo vivas discusiones. Después se entrevistó con el emperador en Alemania en 1541, logrando su atención por mejorar el bienestar de aquellos. La consecuencia de esos encuentros fue la aprobación de las Leyes Nuevas de Indias, fechadas el 20 de noviembre en 1542.
El texto contiene cuarenta capítulos, de los que destacan los veinte postreros por las dificultades que comportaron al Imperio. Algunos aspectos son: los nativos no debían ir a las pesquerías en contra de su voluntad; las encomiendas dadas a los conquistadores cesarían a su muerte; lo mismo para los oficiales reales, religiosos y funcionarios de hospitales y cofradías; tampoco habría nuevas encomiendas y se requería licencia para hacer descubrimientos. Las citadas leyes se publicaron en julio de 1543 y fueron enviadas al Nuevo Mundo.
La impresión de los afectados fue de inquietud y temor. Dumont dice que toda América se levantó contra esas leyes, con mayor violencia en Perú que en México; y por fortuna fracasaron los rebeldes, pues de lo contrario ese territorio se hubiera perdido para siempre. Al respecto, Carlos V suspendió la aplicación de las Leyes Nuevas en lo concerniente a la supresión de las herencias de las encomiendas, motivo principal de las críticas; y eso ocurrió el 20 octubre de 1545, cuando el monarca se encontraba en Malinas (Bélgica) en compañía de su tía Margarita de Austria. Meses después, la orden fue ratificada durante su estancia en Ratisbona (región actual de Baviera, Alemania).
Las Casas tuvo que abandonar a sus fieles de Chiapas (Nueva España) en 1546, dado que los religiosos mexicanos no le apoyaron en una asamblea celebrada en México. Se presentó en España y trató de reunirse con el emperador y de anular la opinión de Sepúlveda en torno a continuar con las encomiendas a perpetuidad y proseguir las exploraciones de ultramar. De hecho, intentó desacreditarle en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares con las críticas a dos de sus obras: la traducción de Política de Aristóteles y Democrates segundo.
Ante esa situación, el Consejo de Indias solicitó al monarca en julio de 1549 la celebración de un debate de eruditos con el fin de aclarar los asuntos pendientes de las Indias. En paralelo, el soberano ordenó el 16 de abril de 1550 la suspensión de todas las expediciones y conquistas con el fin de que «trataren y platicaren sobre la manera cómo se hicieren estas conquistas justamente y con seguridad de conciencia se hicieren». Dicho debate se denominó Controversia y fue celebrado en Valladolid en 1550-1551.
Controversia de Valladolid
El 15 de agosto de 1550 se inició la primera sesión del debate compuesto por quince miembros nombrados por el emperador: 7 del Consejo de Indias, 2 del Consejo Real supremo, 1 del Consejo de Órdenes Militares, 3 teólogos dominicos, 1 teólogo franciscano y 1 obispo. Todos reunidos para oír, someter a discusión y juzgar la disputa referente a los «descubrimientos» (término adoptado entonces por ser más amplio que conquista), y protagonizados por dos personas señeras: Sepúlveda y Las Casas.
La primera sesión terminó al final del verano del citado año, en tanto que la segunda duró de abril a mayo del año que sigue. Ambas realizadas en la Capilla del Colegio de San Gregorio de Valladolid. En ese marco tan especial se llevó a cabo la disputa o controversia de los dos protagonistas. Sepúlveda se apoyó en la Historia general y natural de las Indias del historiador Fernández de Oviedo y la Democrates alter en forma de Apología; a la par que Las Casas escribió otra Apología histórica como réplica de la anterior.
Sepúlveda inició la sesión con una exposición de memoria y una duración de dos horas; y a continuación su adversario leyó la Apología histórica en los cinco días siguientes. Al final, el dominico Domingo de Soto realizó un Resumen de dicha sesión. De esa primera parte apenas quedan documentos que atestigüen el contenido completo de las exposiciones ni del Resumen. Casi lo mismo ocurrió con la segunda sesión, pues los escasos debates conservados se centran en las disputas polémicas de los protagonistas.
Terminadas las sesiones, cada juez debía emitir un dictamen al soberano, mas no hay constancia escrita. Tan solo queda el del doctor Bernardino de Anaya, del Consejo real supremo, que se conserva en el Archivo General de Indias. «En él se aprueban las conquistas en orden a la propagación de la fe para poner fin a los pecados contra natura de los indios». El doctor Anaya era partidario del dominico Sepúlveda, si bien Melchor Cano, seguidor de Las Casas, en junio de 1557 todavía no había enviado su juicio personal, lo que permite deducir quién salió vencedor de la Controversia. En las Proposiciones de Sepúlveda de 1553 manifiesta igualmente que, de los quince miembros de la junta, diez estaban a su favor y solo uno de los cuatro jueces restantes estaba en contra. Elliott, sin embargo, nos dice que «El debate no desembocó en ninguna conclusión y no consiguió dar a Las Casas la resonante victoria que él esperaba».
La Controversia aportó la denominada «Instrucción sobre lo de las poblaciones y nuevos descubrimientos», ya utilizada con Francisco de Orellana en 1544 en Las Capitulaciones para el descubrimiento y población en Nueva Andalucía. De modo similar, el nuevo virrey del Perú, Antonio Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, recibió en 1556 Instrucciones para los descubrimientos por tierra y mar, con 35 capítulos, que estaban llamadas a ser de carácter general y a conseguir la permanencia de siglos.
Conclusiones
El emperador fue uno de los grandes protagonistas de la larga presencia española en el Nuevo Mundo, pues si bien el descubrimiento fue liderado por los Reyes Católicos, la consagración de los derechos legales y la ratificación definitiva que perduraría durante siglos fueron consecuencia de las Leyes Nuevas de 1542 y la Controversia de Valladolid de 1550-1551.
Las Leyes Nuevas «representan totalmente el mayor esfuerzo realizado por una potencia colonial para crear un verdadero derecho de los colonizados hasta el siglo XX», dijo el historiador Bennassar. Y, en cuanto a la Controversia de Valladolid, tras los vivos debates de Sepúlveda y Las Casas acerca de la legalidad de los descubrimientos, el soberano decidió proseguir su presencia en las Indias.
En definitiva, Carlos V permitió cuestionar y debatir los derechos de los descubrimientos y del hombre, y consagró las bases para la permanencia española allende el océano Atlántico durante casi cuatro siglos.
Algunos historiadores se preguntan: ¿Qué emperador o monarca en la Historia Universal sometió a debate sus derechos? Pues, nadie lo hizo, sino Carlos V, el que financió la expedición a la isla de las Especias en 1518, el que apoyó las exploraciones de Hernán Cortés y Francisco Pizarro, y el que creó el Consejo de Indias en 1524, entre otras decisiones capitales.
Jose Garrido Palacios