LA CRÍTICA, 12 JUNIO 2023
En septiembre de 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial, el nuevo presidente Demócrata estadounidense Harry Truman decidió abolir la OSS (Office of Strategic Services, creada en 1942, después del ataque japonés a Pearl Harbor y los EEUU ya en guerra), negándose a crear una nueva Agencia de Inteligencia, con el absurdo e ignorante comentario de que los EEUU como democracia no necesitaba una “Gestapo” en los tiempos de paz.
Dos años más tarde –al recrudecerse la Guerra Fría– rectificaría autorizando la creación de la CIA, ya que era evidente que una Agencia de Inteligencia (en tiempos de guerra o de paz) era algo absolutamente necesario para la seguridad nacional, nada parecido a lo que había sido la siniestra Gestapo, la policía política nazi. (...)