... en el Foro Clavijo, una magistral conferencia sobre la ideología de los Medios de Comunicación de Masas (MCM) en España. El conferenciante, José Antonio Álvarez Gundin, nos proporcionó a los asistentes una información, concisa, clara, precisa y actualizada sobre el tema, propia de un periodista de raza. Durante el coloquio posterior, se trató copiosamente sobre la fake news y su creciente influencia en la opinión pública. En este sentido, Gundin propuso una de las soluciones que se apuntaban en el citado artículo y que ya Francia está aplicando.
En efecto, en ACEPRENSA, Belén Huertas Valverde, el 15 de Enero de este año, escribe: “Francia ha plantado cara a las noticias falsas y a la desinformación. Las batallas se libran en el frente político, legislativo, cultural y educativo. Desde la sociedad civil, los profesionales de la información proponen iniciativas… El propósito fundamental de Entre Les Lignes es promover el pensamiento crítico entre los jóvenes. “No se trata de hacer que nuestros estudiantes sean periodistas en ciernes –se lee en su web–, sino ciudadanos ilustrados, capaces de clasificar la información y las imágenes que reciben diariamente, de dudar de la fuente de una publicación, de entender el contenido”. Es decir, ya desde la enseñanza secundaria, se procura que los franceses, tengan criterio a la hora de entender y difundir posibles noticias falsas.
También Gundin, propuso lo que la Asociación de Medios de Información (AMI), había manifestado, esto es, que el periodismo de calidad es el mejor antídoto contra las falsas noticias y la desinformación en general que afecta al mundo en su totalidad.
Pero, según he podido leer, la institución más perjudicada, aquélla con la que se han cebado más las fake news, ha sido la Iglesia católica, empezando por el propio papa Francisco, del que publican frases y afirmaciones que nunca ha dicho, sin que los medios de comunicación en los que se han reproducido esas falsas palabras hayan rectificado su errónea información.
Así, el Papa ha alertado que “la eficacia de las fake news se debe, en primer lugar, a su naturaleza mimética, es decir, a su capacidad de aparecer como plausibles; y en segundo lugar, estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración. Su difusión puede contar con el uso manipulador de las redes sociales y de las lógicas que garantizan su funcionamiento. De este modo, los contenidos, a pesar de carecer de fundamento, obtienen una visibilidad tal que incluso los desmentidos oficiales difícilmente consiguen contener los daños que producen” (Mensaje para la 52 Jornada Mundial de las Comunicaciones, titulado “Fake news y periodismo de paz”). Así mismo, ha insistido el papa Francisco, que ningún ciudadano debe eludir la grave obligación de luchar contra las fake news, que se difunden con el objetivo de intoxicar, desinformar y manipular ya sea a favor o en contra de una persona, una institución o una causa en general y que tanto daño pueden y, con frecuencia, consiguen hacer.
Ha sido Javier Lozano, entre otros, el que demuestra que la Iglesia Católica ha sido una víctima milenaria de las fake news, exponiendo diez ejemplos calumniosos de manipulación –entre los centenares que se han producido-, con el fin de desacreditarla. En mérito a la brevedad y de la mano de Javier Lozano, destaco sólo algunos, los que más relación tienen con España y que están en la mente de todos.
Una de esas falsedades, todavía vigente, es la de que la Iglesia ha negado la existencia del alma en la mujer y para ello aducen que en el concilio de Trento -al que más aportó España doctrinal y teológicamente-, así se planteó. Sorprende que la Iglesia, desde los primeros tiempos, canonizase santas, si eran mujeres sin alma. Otra, del mismo sentido, es la de que los llamados “indios” americanos tampoco tenían alma. Realmente los argumentos en contra de esta sinrazón son tan abrumadores y como en gran medida tienen su fundamento en la animadversión hacia la católica España y su evangelización de este continente, que lo más acertado es remitir al lector al libro de obligada lectura de la historiadora Elvira Roca, autora de “Imperiofobia y Leyenda Negra”, porque tras su lectura, queda uno impresionado de la difusión y el grado de asentimiento que son capaces de obtener mentiras no ya sin fundamento sino con pruebas incontestables en contra.
Sigo con Javier Lozano, si bien esta falsedad me la contó mi padre. Durante el mes de mayo de 1936, se difundió por Madrid la mentira de que los religiosos y especialmente las monjas daban a los niños, hijos de obreros, caramelos envenenados para así acabar con los comunistas y que se habían encontrado en las escuelas cientos de niños muertos. Como muchos de los hijos de los obreros iban a escuelas y colegios de monjas, provocó que los obreros enfurecidos quemaran conventos y monjas o las apalearan hasta matarlas. Todo era falso. No había un atisbo de verdad en la acusación de que las monjas dieran caramelos envenenados a los niños, hijos de obreros, pero la falsa noticia tuvo un éxito completo.
Otra noticia falsa que afecta, sobre todo, a España, se refiere a la Inquisición. Durante los seiscientos años que duró la Inquisición en España, incluida la de América, no hay manera de pasar de los cinco mil muertos. Los “ilustrados” franceses, acabaron con la vida de un mayor número sólo durante el Terror y esos mismos “ilustrados” franceses, perpetraron el primer genocidio de nuestra época en Vendée, contra los católicos. Además, es preciso tener en cuenta, con la citada historiadora, que “la Inquisición no sólo perseguía la disidencia del catolicismo sino también delitos como el proxenetismo, abuso de menores, falsificación de moneda...”.
Finalizo con la reproducción de unas frases de Javier Lozano, que incluyen una extensa cita de Tertuliano, y al que expreso mi reconocimiento y gratitud, ya que demuestran la proliferación de las fake news, desde los primeros tiempos, contra la Iglesia católica. “Las noticias falsas y los bulos dirigidos contra los cristianos son tan antiguos como la propia Iglesia. Ni los primeros cristianos se libraron de estas manipulaciones, muchas de ellas creadas precisamente para perseguirlos. En el Imperio Romano se acusaba a la creciente comunidad cristiana de todos los males que sucedían. Cuando algo ocurría, circulaba que los culpables eran los cristianos. Así, Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia, y coetáneo, se hacía eco en el año 200 en su obra Apología contra los gentiles de estas “fake news” contra los seguidores de Cristo: "Los cristianos tienen la culpa de todo desastre público y toda desgracia que sobreviene al pueblo. Si el Tíber sube hasta los muros, si el Nilo no sube o inunda los campos, si el cielo retiene la lluvia, si hay un terremoto o hambre o plaga, enseguida surge el clamor: '¡Los cristianos a los leones!'".
Además, en otro punto agregaba otras de las acusaciones que se vertían contra ellos: "Que en la nocturna congregación sacrificamos y nos comemos un niño. Que en la sangre del niño degollado mojamos el pan y empapado en la sangre comemos un pedazo cada uno. Que unos perros que están atados a los candeleros los derriban forcejeando para alcanzar el pan que les arrojamos bañado en sangre del niño. Que en las tinieblas que ocasiona el forcejeo de los perros, alcahuetes de la torpeza, nos mezclamos impíamente con las hermanas o las madres. De estos delitos nos pregona reos la voz clamorosa popular, y aunque ha tiempo que la fama los imputa, hasta hoy no ha tratado el Senado de averiguarlos". (https://www.religionenlibertad.com/polemicas/58154/iglesia-una-victima-milenaria-las-fake-news-ejemplos.html).
En estos últimos tiempos, si bien siguen existiendo fake news, contra la Iglesia católica y en general contra cualquier religión, se prefiere el silencio, la paulatina exclusión de la religión del espacio público, que surge como creencia de modernidad, promoviendo sociedades laicas que marginan cualquier referencia a la religión como un fenómeno histórico que ya pasó, que tuvo una incidencia negativa, que impidió le progreso normal de la sociedad, promovió la violencia, la tortura, la guerra y coartó la libertad del hombre, pero que en la actualidad ya no tiene ninguna vigencia. Al punto de que las fake news se concentran ahora contra los intereses de los países y sus políticas, de manera que ya, en Occidente, en todas las elecciones políticas importantes se toman medidas contra esas falsas noticias y desinformación general, si bien es preciso cuidar que el Gobierno o el partido dominante, so capa de defender la veracidad de la información, no se convierta en un censor sectario.
Francisco Ansón