Golpistas silenciosos: de Obama a Sánchez

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Tan preocupados por la “Memoria Histórica” o la “Memoria Democrática”, deberían pensar que casi todos ellos serán recordados por las generaciones venideras –pese a los códigos progresistas del “newspeak” orweliano y de la Corrección Política– como delincuentes anti-democráticos, dicho claramente: como golpistas anti-constitucionales.

El presidente Trump, tras las informaciones sucesivamente reveladas desde el pasado 18 de julio por Tulsi Gabbard (DNI), directora de la Inteligencia Nacional, ha pedido al Departamento de Justicia que investigue el presunto “golpe de Estado liderado por el ex presidente Obama…” (en sus palabras literales) “…el mayor escándalo político de la historia de los Estados Unidos”.

Trump acusa a Obama de golpista con dos gravísimas palabras: “Treason” y “Ringleader”. Los investigadores y jueces tendrán que valorar los hechos y desmontar, si es posible, las defensas y coartadas del ex presidente. Los días 23 y 24 de julio recientes Tulsi Gabbard aportó informaciones adicionales desclasificadas que certifican la responsabilidad de Obama como líder en la “manufactura” o fabricación de inteligencia falsa contra el candidato y después presidente (ya electo) Trump, alentando un “largo golpe” –en palabras de la directora Gabbard– contra el presidente constitucional jalonado de Dossiers, Reports (Steele, Mueller) e impeachments.

Me siento, para expresarlo en una frase-muleta en inglés, “sick and tired” con este asunto, que desde 2018 ya denunciaron con datos y evidencias comprobadas el entonces congresista republicano Devin Nunes (hoy CEO de Truth Social), el investigador Kash Patel (hoy director del FBI), excelentes periodistas e historiadores como Lee Smith y Svetlana Lokhova (en las últimas horas el analista político Mark Levin ha recordado y demostrado en la cadena FOX que ya en 2017 él mismo presentó pruebas del caso).

Evidencias que personalmente trasladé a la opinión pública española (la verdad, muy minoritariamente interesada) en algunos artículos míos publicados en Libertad Digital y en La Crítica. Las últimas revelaciones sobre el caso tampoco han interesado demasiado a los medios españoles, con la excepción del digital hispano voz.us, La Gaceta de la Iberosfera, y periodistas como Mario Noya o Carlos Esteban.

Trump ha reconocido que Obama puede beneficiarse por una “inmunidad presidencial” (pregunto: ¿también en el caso de traición, o por otros “actos no oficiales”?), pero no se librará de un juicio severísimo en la corte de la opinion pública que juzgue su golpismo traicionero, y desde luego no están libres de imputación, juicio y cárcel toda una cuadrilla de colaboradores delincuentes: Joe Biden, su vicepresidente; John Brennan, director de la CIA; James Comey, director del FBI; James Clapper, director de la Inteligencia Nacional; Susan Rice, consejera de Seguridad Nacional; Hillary Clinton, candidata rival y financiera del mendaz Steele Dossier (¿conocía y aprobaba su esposo Bill Clinton tales gastos?); Andrew McCabe, subdirector del FBI; múltiples funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia; otros testigos importantes de la cábala del 5 de enero de 2017 en el Despacho Oval junto a Biden, Brennan, Comey y Rice: Sally Yates, Fiscal General actuante; Denis McDonough, jefe del gabinete de Obama; Samantha Power, embajadora en la ONU y después directora de USAID, etc.

Cábala conspiratoria delictiva (“by the book”), momento clave cuando el presidente en funciones Barack Hussein Obama toma la decisión de continuar el espionaje y el golpe, utilizando la inteligencia falsa fabricada contra el democrática y constitucionalmente electo presidente Donald J. Trump, pocos días antes de su toma de posesión.

Finalmente deben mencionarse e investigarse las sanguijuelas políticas que alentaron los dos fake impeachments: los congresistas Demócratas encabezados por la Speaker Nancy Pelosi, Adam Schiff, Jerry Nadler, Jamie Raskin, Chuck Schumer, etc. Asimismo los RINOs oportunistas anti-Trump como los senadores John McCain y Mitt Romney, por sus respectivas colaboraciones en la divulgación del falso Steele Dossier, y en los impeachments.

Mark Levin nos ha recordado (en la cadena televisiva FOX, el 26 de julio actual) que ya en 2017 analizó y denunció el “golpe silencioso” de Obama, y ahora reclama la necesidad de que sea investigado por el Congreso.

Algunos lectores se preguntarán cándidamente: “¿Qué tiene esto que ver según el título del artículo, el golpismo de Obama (y del Partido Demócrata) con Sánchez (y el PSOE)?” Solo puedo responder que ahora mismo –pido disculpas por ello– me siento “sick and tired” para explicarlo.

Manuel Pastor Martínez