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El numerito del actor con el apoyo del equipo de la campaña de Biden, desgañitándose de indignación TDS (Trump Derangement Syndrome) frente al juzgado en Nueva York en que un jurado manipulado por el juez Juan Merchán –fan y donante de Biden– condenaría poco después a Donald Trump con la sonrisa complaciente del propio juez (según testigos en la sala), es todo un símbolo de la corrupción partitocrática del Estado de Derecho (sustituyendo el Rule of Law por el Lawfare) en algunos distritos judiciales de EEUU controlados por los fiscales y jueces del Partido Demócrata, en muchos casos con financiación de Soros.
En mi opinión la presunta prevaricación del juez Merchán muestra o demuestra, a posteriori (y a fortiori), la plausibilidad de la presunta prevaricación de los fiscales y jueces partidistas en 2020 que se negaron a considerar las denuncias de los casos de fraude electoral contra la candidatura de Trump.
De Niro tuvo su equivalencia carpetovetónica en la indigna soflama anti-Aznar de Pedro Almodóvar tras el trágico 11-M, y de manera edulcorada y cursi en los artistas de la ceja durante la presidencia de Zapatero. Hay también en España una nutrida pandilla de periodistas y políticos de todos los medios y partidos (notablemente los democristianos) que padecen el mencionado síndrome TDS, al borde de un ataque de nervios cuando hablan del ex presidente de los EEUU y líder del movimiento MAGA (Make America Great Again).
De Niro es quizás un caso extremo de violencia verbal que posiblemente requiera tratamiento y medicación. No estoy seguro de si su motivación es patológica, ideológica, sentimental o crematística, aunque me inclino, como explicación, por un tonto e inmaduro narcisismo basado en el privilegio y el dinero, tan frecuente entre las élites –especialmente los actores y actrices– de las dos costas, Este y Oeste.
En cualquier caso, si tuviera un mínimo de inteligencia, debería moderar sus querencias políticas hacia Biden, máximo responsable de políticas que actualmente están minando la democracia en EEUU. En concreto, como ejemplos dramáticos y personales para el actor, debería reflexionar sobre la nueva ola de antisemitismo y antisionismo que asola el país en gran parte alentados por segmentos izquierdistas o “progresistas” del siniestro Partido Demócrata. Asimismo, debería reflexionar sobre la desastrosa situación de la inmigración ilegal y la crisis criminal originada por el narcotráfico y la pandemia asesina del fentanilo, que el pasado año se cobró la vida de su propio nieto, Leandro De Niro.
Pese al berrinche de De Niro/Di Nero y el fraudulento veredicto en esta persecución política contra Trump, las encuestas y las donaciones a favor del ex presidente se han acelerado. Aparentemente la farsa del juicio ha contribuido a una mayor unidad de los Republicanos, esperando que la Corte de Apelación y, si es necesario, la Corte Suprema enmienden el entuerto practicando una justicia imparcial. Veremos qué pasa el 11 de Julio con la sentencia, pocos días antes de la Convención Nacional Republicana que “nominará” a Trump candidato para la Presidencia en las elecciones del 5 de Noviembre.
Manuel Pastor Martínez
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