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Esta relación de Putin y Erdogan se remonta a 2016, cuando los turcos en Siria habían derribado un avión ruso. Pero a pesar de ello turcos y rusos consiguieron superar este fatal incidente y se inició una buena relación estratégica con intercambio de visitas entre los dos presidentes. Turquía, miembro de la OTAN, está jugando un papel estratégico importante, manteniendo las relaciones con Putin a pesar de todos los acontecimientos bélicos y utilizando su condición valiosa por varias razones: Turquía es la llave de comunicación marítima entre el Mar Negro y el Mediterráneo, aspecto tan valioso para los rusos y, por otro lado, es un país europeo y asiático a la vez, con territorios en ambos continentes, con un gran hub comercial imprescindible para Rusia, además de ser un país de la Alianza Atlántica de gran consideración.
Respecto a España, en Turquía tenemos una batería antiaérea defendiendo el espacio aéreo turco-europeo; hemos pilotado con Navantia la construcción de su portaaviones y mantenemos buena relación de defensa con los turcos.
Además, hay que saber que Rusia exporta gas a Europa por dos gaseoductos que controla Turquía.
Finalmente, Erdogan ha conseguido la exportación del trigo de Ucrania a través del Mar Negro hacia África y Europa. No cabe duda de que Turquía está jugando un papel importante y es, creo yo, el único país de la OTAN que puede favorecer una negociación para el fin de la guerra de Ucrania.
Así, resulta que Putin está construyendo una central nuclear importante en el sur de Turquía y puede encontrar en Erdogan al apoyo necesario para negociar el fin el conflicto de Ucrania. Ya veremos si le dejan Estados Unidos y Europa. Pero en el fondo, lo que se está jugando es la salida de Rusia al Mediterráneo y las relaciones económicas por el otro lado turco.
Gonzalo Parente