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MARY TUDOR, "BLOODY MARY"

Una reina “española” algo olvidada

María Tudor, Reina de Inglaterra, nieta carnal de los Reyes Católicos. Autor: Antonio Moro. Museo del Prado, Madrid.
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María Tudor, Reina de Inglaterra, nieta carnal de los Reyes Católicos. Autor: Antonio Moro. Museo del Prado, Madrid.

LA CRÍTICA, 11 MARZO 2021

Por Manuel Pastor Martínez
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Los ingleses tienen la, a mi juicio, estúpida costumbre verbal (todos los pueblos tenemos algunas estúpidas costumbres ) de usar y abusar coloquialmente, de manera gratuita, el adjetivo “bloody”. Ignoro de cuándo data tal hábito pero no me extrañaría que fuera un tic ligeramente xenofóbico antiespañol desde el reinado de Mary I Tudor, la primera mujer Reina legítima de Inglaterra por derecho propio (con las peculiares excepciones del “reinado” de siete meses en 1141 de Matilda, madre del primer monarca Plantagenet, Henry II; y asimismo del “reinado” de nueve días en 1553 de Jane Grey). (...)

... Mary Tudor (1516-1558), la única hija superviviente –sus tres hermanos y dos hermanas murieron en el parto- de Henry VIII Tudor y Catalina de Aragón, reinó cinco años entre 1553 y 1558, siendo famosamente motejada “Bloody Mary”.

Medio española por parte de su madre, y por tanto nieta carnal de los Reyes Católicos, era prima del Emperador Carlos V y asimismo prima segunda de quien sería su esposo entre 1554 y 1558, Felipe II.

Biógrafos y retratistas discrepan sobre el carácter y el aspecto de Mary Tudor. Mientras los retratos de Hans Eworth y del Master John transmiten la imagen de una guapa princesa (como lo era su madre Catalina de Aragón), los de Antonio Moro nos han dejado la de una reina, sin ser vieja, ajada y poco atractiva. Lo que está claro es que el flechazo y la pasión que sintió Mary por el español Felipe, diez años más joven que ella, no fueron correspondidos.

Aunque la historiografía, mayoritariamente protestante, no ha sido muy favorable a “Bloody Mary”, la gran escritora británica H. F. M. Prescott tituló una biografía suya The Spanish Tudor (1940).

La Tudor “española” ha tenido otras importantes biografías (J. Stone, M. Waldman, C. Erickson, D. Loades, R. K. Marshall, R. Tittler, L. Porter, E. Duffy, A. Whitelock, S. Doran, T. Freeman, J. Edwards…) y algunas debidas a empáticas autoras, como la prolífica Alison Weir.

Mary Tudor no solo tenía sangre española en sus venas sino que también, al casarse con Felipe II, fue Reina Consorte de España.

En 1553, tras la muerte prematura de su medio hermano el adolescente Edward VI (hijo de Henry VIII y su tercera esposa Jane Seymour), Mary fue coronada Reina de Inglaterra y de Irlanda. La primera mujer en serlo legítimamente, por derecho propio, en ambos países (con las excepciones polémicas antes señaladas de Matilda y Jane Grey). Al casarse con Felipe en 1554, siendo éste todavía Príncipe de España (su padre el Emperador Carlos le cedió poco antes de la boda la corona de Nápoles y de Jerusalén, así como el ducado de Milán), convirtió a Mary Tudor en Reina Consorte de Nápoles y de Jerusalén, y asimismo Duquesa Consorte de Milán.

En 1556, tras la decisión de Carlos V de abdicar como Rey y Emperador para retirarse al monasterio de Yuste, Felipe II se convierte en Rey de España, de los Países Bajos, de Cerdeña, de Sicilia, y de las Indias, sumándose a los títulos anteriores también el Ducado de Borgoña.

Automáticamente Mary Tudor, al mismo tiempo que soberana de Inglaterra e Irlanda, será Reina Consorte de España y del gran Imperio español, durante un periodo por desgracia muy breve, hasta su muerte en 1558 a los 42 años de edad. Al contraer matrimonio con ella, desde 1554 hasta 1558, Felipe sería también, excepcionalmente, el primer y único Rey Consorte de Inglaterra e Irlanda (normalmente el título de los esposos de las reinas era y es el de Príncipe Consorte).

Antes de Felipe, cuatro princesas españolas habían sido Reinas Consortes de Reyes de Inglaterra:

Berenguela de Navarra, única esposa de Richard I, entre 1191-1199.

Leonor de Castilla, primera esposa de Edward I, entre 1274-1290.

Juana de Navarra, segunda esposa de Henry IV, entre 1403-1413.

Catalina de Aragón, primera esposa de Henry VIII, entre 1509-1533.

En una dirección empática iniciada por la historiadora estadounidense de la Universidad de Columbia Carolly Erickson (en su biografía Bloody Mary. The Remarkable Life of Mary Tudor, 1978), hasta la prolífica autora británica sobre reinas y reyes de Inglaterra y de Escocia, Alison Weir (en su obra The Children of Henry VIII, 1996), y asimismo en recientes artículos de divulgación histórica de Meilan Solly (en Smithsonian, 2020) y de César Cervera (en ABC, 2021), obtenemos una imagen más objetiva y humana de la culta y católica Tudor “española”.

Alison Weir describe muy bien y documentadamente las intrigas de fanáticos protestantes durante el reinado del joven y enfermizo Edward VI, particularmente las alentadas por el presidente “dictador” del Consejo Privado, Duque de Norththumberland, propiciando el “golpe de Estado” (en propias palabras del embajador imperial Scheyfve) que llevaría a Lady Jane Grey a ocupar el trono ilegítimamente durante nueve días, al morir probablemente envenenado el monarca adolescente.

Tales intrigas se habían concentrado principalmente contra Mary Tudor como campeona sincera del catolicismo inglés y lideresa del partido pro-español y pro-imperial, ante cuya situación el Emperador Carlos tomó la decisión de protegerla y defender los intereses de los Habsburgo casándola con su hijo Felipe.

Decisión que lógicamente alentaría la xenofobia antiespañola y la histeria anticatólica de ciertos grupos radicales protestantes, pese a la popularidad real de la Reina Mary I Tudor.

Sobre la presunta crueldad de la tachada por los fanáticos protestantes como “Bloody Mary”, según la historiografía reciente y en concreto el ensayo de Meilan Solly (“The Myth of Bloody Mary”, Smithsonian, March 12, 2020), además de las exageraciones queda demostrado que en cualquier caso tal crueldad y el número de víctimas en la guerra civil político-religiosa que vivió Inglaterra fue mucho menor que la de los Tudor en general y los protestantes contra los católicos.

Durante su brevísimo reinado Mary intentó restaurar el catolicismo inglés, y es plausible imaginar que con la colaboración del Rey de España el futuro de Inglaterra hubiera sido muy distinto sin la prematura muerte, y sin hijos, de la Tudor “española”.

Aparte del precedente de Leonor Plantagenet de Inglaterra, Duquesa de Aquitania y Condesa de Gascuña, hija de Henry II y Leonor de Aquitania, Reina Consorte de Alfonso VIII de Castilla durante cuarenta y cuatro años (entre 1170-1214) –y abuela de Fernando III el Santo-, Mary Tudor fue la primera y única Reina inglesa y al mismo tiempo Reina Consorte de España, aunque solo durante cuatro años (entre 1554-1558). En el siglo XX otra dama británica, la princesa Victoria Eugenia Julia Ena de Battenberg, esposa de Alfonso XIII, madre de Juan de Borbón y Battenberg, abuela de Juan Carlos I y bisabuela de Felipe VI, será la segunda Reina Consorte de España durante veinticinco años (entre 1906-1931).

Manuel Pastor Martínez

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

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