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500 ANIVERSARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO POR MAGALLANES Y ELCANO (10)

La Cartografía tras la primera circunnavegación

Juan Sebastián Elcano (1476 - 1526). Marino español que completó la primera vuelta al mundo.
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Juan Sebastián Elcano (1476 - 1526). Marino español que completó la primera vuelta al mundo.
Por Mariano Cuesta Domingo
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De esta manera se llegó a comprender y comprehender la imagen del mundo conocido y, en parte, intuido antes del retorno de Elcano aunque ...

Dígnese saber V. M. que hemos regresado dieciocho hombres con uno solo de los barcos que V. M. envió bajo el mando del capitán general Hernando de Magallanes,… hemos encontrado alcanfor, canela y perlas… se digne estimar en su valor el hecho de que hemos dado toda la vuelta al mundo, que partidos por el oeste hemos vuelto por el este… (J. S. Elcano)

... para aquellas fechas la aportación cartográfica de este navegante no fue el principal rasgo de su Curriculum. Tras Elcano, los maestros y sus trabajos cartográficos adquirieron otra entidad en sus mapas de gabinete. Con la arribada de Elcano se iniciaban las verdaderas cartas universales y hasta una nueva cartografía.

Aportación náutica de Elcano

Esa comunicación de Juan Sebastián Elcano al Rey (Sanlúcar, 6 de septiembre de 1522) bien puede marcar el límite inicial de este texto. Por un lado la arribada a la anhelada fuente de la especiería y, lo que no es menos importante, el retorno; por el otro, el aprecio de la Corona a aquella docena y media de supervivientes que acababan de circunnavegar la Tierra, que fue superior incluso a su propia autoestima. La primera era de carácter económico; la pronta creación de la Casa de la Contratación de la Especiería en La Coruña constituye un magnífico testimonio fehaciente, la tensión suscitada con Portugal hasta su resolución en Zaragoza (1529) no es menos fidedigna y las concesiones honoríficas que se les otorgó a los supervivientes de aquel viaje de circunnavegación tampoco deben ser consideradas insignificante.

Las otra nota tiene un carácter marcadamente geográfico y por consiguiente también cartográfico; bien es verdad que la aportación de Elcano a tal efecto fue de carácter náutico; fue la que protagonizó en el difícil retorno desde su entrada en el océano Índico hasta su ingreso en el Atlántico, superando vientos contrarios tanto más potentes cuanto más alta era la latitud meridional en la que navegaban. Por si fuera poco, las dificultades náuticas se incrementaron al intentar pasar el cabo de las Tormentas o de Buena Esperanza rumbo al Oeste procurando, además, soslayar cualquier contacto con naves y bases portuguesas.

La fecha clave respecto al tema bien puede ser 1522. Hasta entonces los mapas se caracterizaban por el formato clásico del mapamundi de los territorios conocidos, intuidos e imaginados; a partir de aquel año puede afirmarse que la cartografía adquirió tintes de modernidad, comenzando por los mapas universales en que aparecían el mar océano en toda su inmensidad y el perfil de todos los continentes con la toponimia que se consagró entonces; el océano Pacífico fue representado en toda su enormidad aunque con un lento y penoso trabajo de perfeccionamiento y precisión cartográfica y mantuvo durante algún tiempo cierta familiaridad para las naves españolas (“lago español”).

El Piloto Mayor y los pilotos de la Casa de la Contratación actualizaban y copiaban el padrón real (Juan Vespucio, Andrés de San Martín y Sebastián Caboto cumplieron su cometido en las dos primeras décadas de la institución); en la siguiente Caboto se embarcó en una expedición y los pilotos de la Casa fueron Juan Vespucio, Nuño García de Toreno, que ya venía colaborando en la Casa, a los que se sumaron Alonso de Chaves, Diego Ribero, Alonso de Santa Cruz y otros más.

La nueva cartografía

El siglo XV concluyó con una década portentosa y el XVI prosiguió con medio siglo prodigios desde el punto de vista geográfico; fue hallado el “Paso”, se circunnavego la Tierra y la navegación se hizo global, en todos los mares por los pueblos capaces de navegarlos; concluyó con nuevo convenio entre las dos potencias en liza firmado en Zaragoza (1529) y, además, se efectuaron numerosas expediciones enriqueciendo enormemente la geografía y cartografía precedentes.

Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo habían surgido cartógrafos famosos (Juan de la Cosa) y otros notables (Waldseemüller) o verdaderamente importantes (Reinel, Homem, García de Toreno…); la normativa de la Casa de la Contratación y los técnicos que en ella trabajaron apreciaron la experiencia portuguesa en su expansión atlántico africana y aprovecharon la actividad descubridora de los hombres de mar. Desde el retorno de Elcano se reafirmaron con brillantez los García de Toreno y emergieron, entre otros mapas universales, los Ribeiro, seguidos, con variantes, por los Santa Cruz, Chaves y otros que hicieron progresar la técnica cartográfica a ritmo superior al que siguió la cosmográfica, aunque una y otra fueran parte integrante de la geográfica, como el título de la obra de Fernández de Enciso reafirma (Suma de Geographia 1519, con ediciones en 1530 y 1546).

Con Magallanes había aparecido en Valladolid, un bachiller que se decía Ruy Falero que muestra ser gran astrólogo y cosmógrafo el cual, afirmaban los portugueses, tenía un demonio familiar y de astrología no sabía nada… Traía Magallanes un globo bien pintado adonde se mostraba bien toda la tierra, en él señaló el camino que pensaba llevar y la industria dejó el estrecho en blanco, porque no se lo pudiese saltear… respondía que iría por el camino de los portugueses, pues que para mostrar que los Malucos caían en la demarcación de Castilla, bien se podía ir por su camino sin perjudicarles; pero iba uy cierto de hallar el Estrecho, porque había visto una Carta de Marear que hizo Martín de Bohemia.

El hallazgo de la ruta por área española y el éxito económico que previó, promovió la creación de una Casa de Contratación en La Coruña, la cartografía fue perdiendo paulatinamente rasgos antiguos y adquiriendo cambios hacía actitudes más científicas, aunque pervivieron rasgos tradicionales, arcaizantes y no por ello despreciables (las citadas cartas de Salviati y de Castiglione) se impulsaron nuevas navegaciones hacia la Especiería y, también, nuevas posibilidades de acceso a las islas Molucas, siempre a través de aguas españolas, en este sentido, el océano Pacífico llegó a desempeñar un papel decisivo para España. Con García de Toreno, Diego Ribeiro, Juan Vespucio, Alonso de Chaves, Alonso de Santa Cruz y Diego Gutiérrez los mapamundi se perfeccionaron pero, como los globos, eran inoperativos desde el punto de vista náutico; no obstante su interés siguió teniendo importante valor didáctico, fastuoso y hasta deslumbrador, de prestigio.

Concluido el viaje de circunnavegación se echa en falta una cartografía propia de tan dilatada aventura o de sus preparativos. Se conocen las que ofreció Pigafetta del viaje circunnavegador (de esta época se dispone también de un mapa del golfo de México atribuido a Cortés). Pero, sin duda, la década de los veinte fue particularmente brillante en cuanto a la producción cartográfica global.

Tras la arribada de la “Victoria” se programaron tres expediciones hacia las islas de las especias (las de García Jofre de Loaísa, la de Sebastián Caboto y la de Diego García). Con aquellos personajes el mundo creció aunque, paradójicamente, se hizo más pequeño porque fue más accesible a más pueblos, y la cosmografía que fue todo un arte, inicialmente, alcanzó la categoría de ciencia y devino en técnica aplicada a la navegación. El Espejo de Navegantes de Alonso de Chaves y su mapa; los mapas de las Casa de Contratación, particularmente los del mismo Chaves y el de Diego Ribero de 1529, son obras primordiales que coinciden en su fecha con el tratado de Zaragoza. Antonio de Herrera, a fines del siglo XVI y comienzos del XVII (Antonio de Herrera y su Historia General del Mundo. Tomo I, p. CXIX. Agencia Estatal del BOE. Madrid, 2016), recreó en uno de sus mapas los tres tratados hispano-portugueses en su expansión ultramarina.

Cartografía náutica y continental

Tras el retorno de Colón (1493) la cartografía había tomado un signo ascendente de larga duración; desde entonces hasta mediado el siglo, los mapas tenían preponderancia hispánica con cartógrafos que podían haber nacido en reinos distintos (De la Cosa, Vespucio y Ribero, como sendos prototipos).

Generalmente se trata de una cartografía náutica que reflejaba con suficiente precisión lo avistado desde el barco y era útil para el navegante, para el comerciante y para el gobernante; era una cartografía táctil, epidérmica, brillante y de factura rápida, que enseñaba la faz de las nuevas tierras descubiertas pero no mostraba lo que había más allá, en el interior, como hacían los antiguos portulanos pero eran imprescindibles para nuevos proyectos descubridores y otros asuntos de importancia. Frente al contenido de estos mapas podría contraponerse la cartografía continental futo de exploraciones, de confección lenta imprescindible para la gobernanza de los territorios; la representación del interior solía ser fruto de noticias de informantes menos que más fidedignas ilustradas por la imaginación; en muchos ejemplares se percibe un embellecimiento artístico mezclado con cierto horror vacui que llenaba la partitura.

Más tarde, se produjo un gran acopio de datos geográficos tanto costeros como terrestres que propiciaron un abandono de la faceta atractiva en pos de una mayor fidelidad; se consideró por los maestros que el silencio, el vacío en el mapa enseñaba más y mostraba los avances que en su conocimiento se producían por exploradores, conquistadores y viajeros. Las noticias proliferaron y la cartografía se vio ante la enorme dificultad de mostrarlo todo en una sola carta; exigió la presentación en mapas regionales para poder ofrecer detalles.

Por otra parte, la modificación de la política secretista la participación de otros países europeos y la aplicación del papel y la imprenta, dieron lugar a la ruptura de la hegemonía española también a cambios importantes en la cartografía en la que la figura de Mercátor (1569) quedó implantada como prototipo y como impulsor de aquella técnica en Europa por más que siguieron percibiéndose rasgos ptolemaicos.

Una carta de 1522 atribuida a García de Toreno (Biblioteca Real de Turín) sitúa las Molucas dentro del ámbito castellano, según lo que determina lo que se ha incorporado a la historiografía como “antimeridiano”. El padrón real, después de Elcano, adquirió otra entidad, mayor espacio representado, superior precisión, como se aprecia en los mapas-regalo a Salviati y a Castiglione en 1526 (con motivo de la boda del Emperador con Isabel de Portugal). El cálculo de la latitud originaba errores motivados por la desviación de la aguja; los maestros de la Casa trabajaron para resolverlo. En aquel avance de la calidad de los mapas, Nuño García de Toreno y Diego Ribero fueron los innovadores, después Alonso de Chaves y Alonso de Santa Cruz los teórico-prácticos y Jerónimo Chaves y López de Velasco los científicos.

Con la progresiva incorporación de amplios espacios continentales se hizo imprescindible la realización de mapas más detallados que, aunque ofrecieran vistas de conjunto, mostraran grandes regiones con descripciones más pormenorizadas. El avance hacia la carta moderna del mundo había comenzado.

Mariano Cuesta Domingo

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