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500 ANIVERSARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO POR MAGALLANES Y ELCANO (4)

Europa en los tiempos de la primera circunnavegación

Sevilla - Europa en el siglo XVI. Ilustración: www.historiadelnuevomundo.com
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Sevilla - Europa en el siglo XVI. Ilustración: www.historiadelnuevomundo.com
Por Enrique Martínez Ruiz
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Cuando se produce la primera circunnavegación, concluida por Juan Sebastián Elcano el 6 de septiembre de 1522, Europa está viviendo uno de los periodos más esplendorosos de su historia...

Enrique Martínez Ruiz

Universidad Complutense

Madrid

... En los albores de la Edad Moderna, el Renacimiento constituye un periodo clave en el desarrollo de la Civilización Occidental y marca la transición de la Edad Media a los tiempos modernos.

Es cierto que la sociedad y la economía se conservan en gran medida como se heredan del Medievo. La sociedad mantiene su estructura estamental; divida en tres estamentos, dos privilegiados y uno sin privilegios. Los privilegiados son el Clero, que tiene su propia jurisdicción y la Nobleza, que sí está sometida a la jurisdicción real, pero goza de unas ventajosas inmunidades, como la de no pagar impuestos y no ser sometida a penas infamantes. En conjunto, ambos estamentos son sujeto de todas las ventajas y ninguno de los deberes En cambio, el tercer estamento no tiene ninguna ventaja y sobre él recaen las obligaciones, particularmente soportar toda la carga fiscal, de ahí que también se les conozca a los que lo componen (el 90 % de la sociedad, más o menos, que en sus cuatro quintas partes viven en el campo) como pecheros.

Pese al inmovilismo jurídico existente (la sociedad está basada en la desigualdad de los individuos ante la ley y así se mantiene hasta finales del siglo XVIII, en que la Revolución francesa inicia el cambio de la sociedad estamental a la nueva sociedad de clases), en el seno del tercer estamento se están produciendo novedades, como la progresiva consolidación de un grupo, la burguesía (es decir, la que vive en el burgo, en la ciudad), que se consolida gracias a la actividad industrial y comercial, dos formas nuevas de riqueza.

El fundamento económico de esta sociedad es la propiedad de la tierra, que en torno al 45-50% está en manos de la Iglesia y de la nobleza, constituyendo el fundamento de su superioridad social, que se perpetúa gracias a instituciones como el Mayorazgo (propiedad inalienable que hereda el primogénito) y el señorío (una especie de reducto, donde el señor es la autoridad suprema; por encima sólo tiene al rey y su titular puede ser laico o eclesiástico).

El sector primario es el fundamental en la economía, denominada de tipo antiguo; la agricultura, que debe proporcionar la subsistencia a la población, posee un nivel técnico muy bajo (instrumental anticuado, carencia de selección de semillas, insuficiencia de abonos, etc.) por lo que debe recurrir al barbecho en rotaciones de año y vez (el campo se divide en dos hojas, una para el cultivo y la otra queda en barbecho, rotando al año siguiente) o trienales (legumbre, cereal y barbecho, las tres hojas en que se divide la zona de labor, rotando al año) y está sometida a las terribles crisis de subsistencias, provocadas por las malas cosechas que se repiten con una frecuencia decenal, más o menos. La industria es meramente artesanal, aunque los nuevos capitanes de empresa, pertenecientes a la burguesía, aprovechan los tiempos sin labores agrícolas para proporcionar a los campesinos materias primas y los modelos en que deben transformarlas (es el denominado trabajo a domicilio), luego les recoge los productos elaborados y se encarga de distribuirlas y comercializarlas. El comercio a larga distancia empieza a revitalizarse, superada la recesión medieval y la actividad financiera ofrece nuevas posibilidades, dando lugar al denominado pre-capitalismo o capitalismo comercial.

En el terreno político, el poder real se consolida en las monarquías española, francesa e inglesa, donde se superan las debilidades que tenía en el feudalismo. En España, los Reyes Católicos (1479-1516) unifican dinásticamente las coronas de Aragón y de Castilla e incorporan Navarra, creando un régimen político en el que la soberanía reside en ambos reyes cuando están juntos y en cada uno de ellos cuando no lo están: es la denominada monarquía dual, un régimen sin antecedentes ni consecuentes en nuestra historia. En Francia, la superación de las debilidades feudales se produce en un proceso que se inicia con Luis XI (1461-1483) y concluye con Francisco I (1515-1547). En Inglaterra el artífice de ese proceso es Enrique VII (1485-1509), que pone fin a la guerra de las Dos Rosas y sienta las bases de la nueva monarquía. Este diferente e innovador perfil del poder real (basado en la burocracia, la diplomacia, el ejército permanente y la fiscalidad) configura la Monarquía Nacional o Autoritaria, primer paso en el camino que lleva al poder absoluto, al absolutismo monárquico. Simultáneamente, El Sacro Romano Imperio Germánico queda anclado en la tradición, como el Pontificado, que se debilita como árbitro internacional, más preocupado por consolidar su poder temporal y presente en los manejos diplomáticos y en la actividad bélica, con menoscabo de sus obligaciones y responsabilidades de quien es cabeza y guía de la Cristiandad, amenazada por un nuevo poder político emergente, el imperio turco y por la división interna, como consecuencia de la aparición del protestantismo, pronto dividido en la reforma magistral (Lutero, Calvino) y la radical (anabaptistas, sacramentarios, sobre todo), que se apartan de la autoridad de Roma, contestada también por el cisma inglés, provocado por Enrique VIII (1509-1547), creador de la iglesia anglicana.

Posiblemente, la dimensión más brillante y novedosa del periodo renacentista sea la de la cultura y las ideas. Con una forma cultural específica, el humanismo, va a producir una renovación en casi todas las ramas del saber, que se desarrolla en las academias, nuevos círculos intelectuales que competirán con las universidades, fieles a la tradición. La admiración por la Antigüedad clásica lleva a la recuperación de los textos de los escritores greco-romanos, de los que el humanista se considera heredero y continuador. La pintura y la escultura, superan el hieratismo medieval y enlazan con la perfección de los artistas de Grecia y Roma; la arquitectura crea los edificios y jardines que se convertirán en los escenarios donde discurre la nueva vida palatina y cortesana, emulada por la nobleza.

Actividades todas donde el individualismo se manifiesta abiertamente, pues estamos en una época donde el hombre se convierte en el señor de la Creación; el antropocentrismo se impone y hay una floración de brillantes personalidades, desde la política (el emperador Carlos V (1519-1556), Francisco I de Francia, Solimán el Magnífico (1520-1560) en Turquía…) a la religión (Lutero, Cisneros, Tomás Moro…), pasando por la cultura (Erasmo de Róterdam, Maquiavelo, Aldo Manucio, Nebrija…) y el arte (Miguel Ángel, Leonardo da Vinci, León Batista Alberti…).

El Renacimiento es también el periodo en el que el mundo adquiere sus verdaderas dimensiones gracias a los descubrimientos que realizan desde las primeras décadas del siglo XV los reinos Ibéricos, la avanzada de Europa en esta dimensión, que van desvelando horizontes progresivamente y mientras los portugueses buscan llegar a las islas de las especias navegando por el Atlántico, costeando África y cruzando el Índico, los castellanos se dirigen al oeste, descubren América y el Pacífico y muestran la redondez de la tierra en el primer viaje de circunnavegación, iniciado por Magallanes y Elcano y culminado por éste último, otra muestra de las brillantes personalidades de la época, como Colón, Balboa, Bartolomé Díaz o Vasco de Gama.
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