Leonor, Princesa de Asturias, es una de las cinco niñas que –Dios mediante– serán reinas en un futuro no muy lejano en las diez monarquías de Europa, según anunciaba un diario madrileño hace algunos meses (ABC, 4 de Noviembre de 2017).
Quizás sea oportuno recordar que fue España la primera nación desde la Reconquista que tuvo una mujer como reina por derecho propio, Urraca I, hija de Alfonso VI de León, legítima descendiente de la dinastía asturiana que justifica el nombre del Principado de Asturias y el título de heredera que ostenta hoy Leonor de Borbón y Ortíz, hija primogénita de los Reyes de España Don Felipe y Doña Letizia.
En el presente 2018, historiográficamente documentados, 1.300 años separan a Doña Leonor, Princesa de Asturias, de la fundación del Principado en 718 por Don Pelayo (ver M. Pastor, “Astúrica y los orígenes del Principado de Asturias”, La Crítica, Enero 2018). Incluso antes que Urraca dos mujeres al menos, Ermesinda (hija de Don Pelayo, esposa de Alfonso I) y su hija Adosinda (esposa de Silo), además de reinas consortes, tuvieron un papel especial como transmisoras de la legitimidad a sus respectivos esposos, según el sistema de transmisión matrilineal indirecta en la monarquía astur (María Jesús Fuente, Reinas medievales en los reinos hispánicos, La Esfera de los Libros, Madrid, 2004, pp. 75-77). Ermesinda era la hija de Don Pelayo y hermana del sucesor, Favila. Al morir éste, Ermesinda transmitió la legitimidad a su esposo, el noble visigodo Alfonso –hijo del duque Pedro de Cantabria. Asimismo Adosinda, hija de Alfonso I y de Ermesinda, a su vez transmite la legitimidad de la monarquía astur a su esposo Silo. Un tercer ejemplo pudiera ser el de la hija de Fruela I y hermana de Alfonso II, que transmite el poder a su esposo, el “rey usurpador” Nepociano. Con Ramiro I ya se inicia la línea hereditaria patrilineal. Como afirma la autora citada, “La idea del poder de la mujer para transmitir el reino estaba claramente admitida en las primeras décadas de existencia del reino astur.” (M. J. Fuente, ob. cit., pp. 77-78).
Aparte del poder de gran casamentera de una reina como Toda de Pamplona/Navarra, habría que destacar otras reinas medievales que jugaron un destacado papel como regentes o lugartenientes de sus hijos y esposos: Teresa de León (esposa de Enrique de Borgoña y madre de Alfonso Enríquez, primer Rey de Portugal), Berenguela de Castilla (esposa de Alfonso IX de León y madre de Fernando III El Santo de Castilla y León), Petronila de Aragón, María de Luna en Valencia, María de Castilla (esposa de Alfonso V El Magnánimo de Aragón) lugarteniente en Cataluña, y Juana Enríquez (segunda esposa de Juan II de Aragón), última de las grandes reinas medievales, madre de Fernando El Católico y que durante la minoría de edad de éste también ejerció como eficaz regente en Cataluña.
Aunque Urraca I de León invocó ser, teóricamente, “Reina de toda España”, en la práctica ese título solo lo ejercerán de facto hasta el presente tres mujeres en la Historia de España: Isabel I La Católica, su hija Juana I La Loca, e Isabel II de Borbón. Por tanto, Leonor de Borbón será la cuarta Reina de España, y como las otras tres anteriores ostentando previamente el título de Princesa de Asturias.
Respecto al nombre Leonor la historiadora María Jesús Fuente destaca, aparte de Leonor de Aquitania, otras Leonores que tuvieron un impacto en la España medieval, esposas o amantes de reyes: Leonor de Castilla (hija de Leonor de Aquitania), Leonor de Aragón, Leonor de Guzmán, Leonor de Portugal, Leonor de Sicilia, Leonor López de Córdoba… No menciona a Leonor de Foix, Reina de Navarra (1479) por derecho propio, aunque reinaría brevísimamente. Al inicio de la Edad Moderna, una hermana del Emperador Carlos V (hijos de Juana I y nietos de los Reyes Católicos) también se llamaba Leonor. Leonor de Habsburgo fue Infanta de España, Archiduquesa de Austria, y Reina consorte respectivamente de Portugal (con Manuel I) y de Francia (con Francisco I).
Curiosamente la esposa del primer Marqués de Astorga, Álvaro Osorio, también se llamaba Leonor: Leonor Enríquez, hermana de la Reina Juana y tía carnal de Fernando El Católico.
Cuando pergeñaba este ensayo en las Navidades de 2017 la Princesa Leonor acababa de cumplir 12 años. En ese mismo año, el pasado mes de Mayo, hizo la Primera Comunión en la iglesia parroquial de Aravaca, a la que pertenece su colegio Santa María de los Rosales (parroquia a la que casualmente también pertenezco desde mis años universitarios, los 1960s, desplazado de Astorga a Madrid). En la última celebración de la Fiesta Nacional, el 12 de Octubre, por primera vez Leonor posó para una foto individual como Princesa de Asturias que se publicaría un mes más tarde (en la portada de la revista ¡Hola!, Madrid, 15 de Noviembre de 2017). El 30 de Enero de 2018, coincidiendo con el 50 cumpleaños del Rey, Su Majestad impuso a su hija la Princesa de Asturias el collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro, primer acto oficial dinástico de Doña Leonor.
La conocida revista especializada en información sobre la Familia Real editó una correcta crónica fotográfica del acto, con una foto de portada en la que el Rey acaricia a la Princesa, con el siguiente texto editorial: “La Princesa Leonor entra en la Historia y en los corazones. Al imponer el Toisón de Oro a su hija, en su cincuenta cumpleaños, el Rey Felipe, un padre orgulloso (y cita las palabras del Rey): Querida Leonor, he escogido compartir contigo este día especial. Sabes que confío en ti plenamente y me siento enormemente orgulloso.” (¡Hola!, Madrid, 7 de Febrero de 2018).
Igualmente me pareció de interés la crónica de Carmen Enríquez, “La Princesa Leonor, preparada para ser la Heredera” (La Razón, Madrid, 31 de Enero de 2018), en la que subrayaba el hecho: “la hija mayor de los Reyes de España quien ayer protagonizó su primer acto como Heredera de la Corona”.
Su primera posición en la línea de sucesión como Princesa de Asturias, es decir, Heredera de la Corona de España, va seguida –según la Constitución Española de 1978- por las posiciones de:
- La Infanta Sofía, su hermana.
- La Infanta Elena, su tía.
- Felipe Juan Froilán, su primo.
- Victoria Federica, su prima.
- La Infanta Cristina, su tía.
- Juan Valentín, su primo.
- Pablo Nicolás, su primo.
- Miguel, su primo.
- Irene, su prima.
El título Príncipe/Princesa de Asturias fue establecido en 1388 por Enrique III para los herederos de la Corona de Castilla y León, y después se extenderá a los de toda España. Hace referencia a la línea dinástica que se inicia en el Principado/Reino de Asturias con Don Pelayo, continúa en el Reino de León, siguiendo en el Reino de León y Castilla (con Fernando I, Alfonso VI e interludio de Sancho II, Urraca I, y Alfonso VII), nuevamente en el Reino separado de León (Fernando II y Alfonso IX), finalmente en el Reino de Castilla y León, reunificado definitivamente desde 1230 con Fernando III El Santo.
Asturias y Don Pelayo nos remiten necesariamente a Asturica Augusta (Astorga), capital principal de los astures, como constataron los romanos en los tiempos del emperador Augusto, y después capital del visigodo Ducado Asturiense, posible residencia del futuro caudillo de Covadonga, según han indicado los medievalistas A. Ladero Quesada y otros. Como leal y buen astorgano me gusta subrayar que etimológica, cronológica e históricamente -y con una gota de ironía- antes del Principado de Asturias con los astures transmontanos fue el Primado de Astúrica con los astures cismontanos (o “augustanos”, por Asturica Augusta).
Pensando en una futura Reina Leonor, conviene recordar que las reinas españolas por derecho propio han sido diez:
- Urraca de León y Castilla (1109-1126)
- Berenguela de Castilla (1217)
- Juana I de Navarra (1274)
- Juana II de Navarra (1328-1349)
- Blanca de Navarra (1425-1441)
- Leonor de Navarra (1479)
- Catalina de Navarra (1483-1512)
- Isabel I de León y Castilla, y de España (1474-1504)
- Juana I de León y Castilla, y de España (1504-1555)
- Isabel II de España (1833-1868)
Entre ellas, como dije, hubo una Leonor, Leonor de Foix, reina de Navarra, que ostenta el récord del reinado más breve, por su prematura muerte: 15 días. Por el contrario, el récord del reinado más largo lo tiene Juana La Loca, con el número capicúa del anterior: 51 años.
Asimismo, en la época contemporánea dos mujeres han sido reinas regentes durante las minorías de edad de sus hijos: María Cristina de Borbón y Dos Sicilias (1833-40), viuda de Fernando VII y madre de Isabel II; y María Cristina de Habsburgo (1885-1902), viuda de Alfonso XII y madre de Alfonso XIII.
La historiadoras María Jesús Fuente (Reinas medievales en los reinos hispánicos, Madrid, 2004) y Vicenta Márquez de la Plata (Reinas medievales españolas, Madrid, 2000) han investigado el papel destacado o relevante de otras reinas consortes hispanas durante la Edad Media: Baddo, Egilo, Ermesinda, Andregoto, Toda, Sancha, Almodis, Zayda de Sevilla, Petronila, Teresa Gil de Vidaurre, María de Molina, María de Luna, Juana de Portugal, y Juana Enríquez, así como el de algunas infantas (Urraca y Elvira de León-Castilla, y María de Castilla) y otra mujer extraordinaria, amante del Rey, Leonor de Guzmán.
Recordaré que hubo otras Leonores en la Historia de España. La primera Leonor, hija de Leonor de Aquitania, fue Leonor de Inglaterra y Reina consorte de Castilla, personaje también con tradición literaria que llega hasta la famosa novela histórica de Lion Feuchtwanger, La Judía de Toledo (versión alemana: Berlín, 1954; traducción española: Madrid, 1992), sobre los presuntos amores adúlteros del Rey Alfonso VIII de Castilla con la judía Raquel. En realidad el tema se remonta a una leyenda del siglo XIII que entre otras expresiones literarias cuenta con una obra de Lope de Vega, Las paces de los reyes y la Judía de Toledo (1617), y al menos otras dos obras de teatro clásico, la de Vicente García de la Huerta, Raquel (1778), y la de Eusebio Asquerino, La Judía de Toledo, en pleno Romanticismo del siglo XIX. Menéndez Pelayo dio credibilidad a la historia, pero otros autores la han negado, como Fidel Fita en su interesante Elogio de la Reina de Castilla y esposa de Alfonso VIII, Doña Leonor de Inglaterra (1908), publicada con motivo de la boda de Alfonso XIII con la princesa inglesa Doña Victoria Eugenia. Fita refuta la verosimilitud de la leyenda con argumentos sólidos y sostiene que se inspira en la historia de los amores adúlteros del padre de Leonor, Henry II, con Rosamunda Clifford (Julio González, El Reino de Castilla en la época de Alfonso VIII, vol. I, CSIC-Escuela de Estudios Medievales, Madrid, 1960, pp. 26 y ss.). El gran medievalista Julio González nos ha dejado en la obra citada las referencias más exactas y pertinentes a la primera Reina Leonor en la historia hispánica.
Asimismo, Miriam Shadis, en su obra sobre Berenguela de Castilla y las mujeres políticas en el Medievo, dedica un capítulo a “Mothering Queenship: Leonor of England, Queen of Castile, 1161-1214” (Berenguela of Castile and Her Family, New York, 2009, pp. 23-50), en la que repasa la famosa leyenda de la Judía de Toledo, Raquel Fermosa, que considera históricamente improbable
Durante la Edad Media hubo al menos otras seis Leonores reinas consortes: de Aragón (la primera, también hija de Leonor de Inglaterra, estuvo casada brevemente con Jaime I el Conquistador), una Leonor de Castilla Reina consorte de Edward I de Inglaterra, otra Leonor Reina consorte de Castilla, una Infanta Leonor de León (la hermana de San Fernando), una Leonor de Foix, Reina de Navarra, y una infanta Leonor de Portugal (tataranieta de la Infanta Teresa de León e hija de una Urraca de Castilla, Reina consorte de Alfonso II de Portugal, en el siglo XIII) que sería esposa del Rey Valdemar III de Dinamarca.
Una Leonor (m. 1359) fue esposa, sucesivamente, de los Reyes Alfonso IV y Jaime de Aragón; otra Leonor de Sicilia (m. 1375) lo sería de Pedro IV El Ceremonioso; una Leonor (m. 1382) hija de ambos será la esposa de Juan I Trastámara de Castilla, y el hijo de éstos, Fernando I de Antequera (Rey de Aragón entre 1412-1416) a su vez contraerá matrimonio con otra dama del mismo nombre, Leonor de Alburquerque (m. 1436) (T. N. Bisson, The Medieval Crown of Aragon, Clarendon Press, Oxford, 1986, p. 203).
Sobre todo destacarán dos mujeres de la alta aristocracia española, Leonor de Guzmán, amante del Rey Alfonso XI y fundadora de la dinastía Trastámara, y Leonor Enríquez (hermana de Juana, la madre de Fernando el Católico), que sería esposa de D. Álvaro Osorio, primer Marqués de Astorga. En nuestro vecino y hermano Portugal también hubo en el siglo XIV una célebre Leonor, Leonor Teles, que fue amante y esposa del rey Fernando I, sobre la que la historiadora española María Pilar Queralt del Hierro ha publicado una notable novela histórica, Leonor (Madrid, 2007).
A comienzos de la Edad Moderna hubo una Infanta Leonor que pudo ser Reina por derecho propio de Castilla y León, y eventualmente de España (como lo fueron su abuela Isabel I y su madre Juana I), si no fuera por la preferencia de los varones en la línea sucesoria. Me refiero a la primogénita de Juana La Loca y Felipe El Hermoso, Leonor de Habsburgo (hermana mayor del futuro Rey y Emperador Carlos), una mujer que debió ser de una gran belleza teniendo en cuenta la fama de sus padres. Garret Mattingly en su clásica biografía sobre la hija de los Reyes Católicos y Reina consorte de Inglaterra, Catherine of Aragon (1941), sostiene que Leonor, por intrigas del Rey Henry VII Tudor -que pretendía él mismo casarse con su madre, la bella viuda Juana La Loca- estuvo a punto de desplazar a su tía Catalina (Catherine o Katherine), viuda del Príncipe Arthur, como candidata a esposa del nuevo Príncipe de Gales, el futuro Rey Henry VIII de Inglaterra (ob. cit., Ed. Book-of-the-Month Club, New York, 1990, pp. 81, 95, 104). Finalmente esta Leonor se esposaría con Manuel I de Portugal, y en segundas nupcias con Francisco I de Francia.
Como es sabido, la Infanta Leonor es Princesa de Asturias desde el 19 de Junio de 2014 y, si Dios quiere, en un futuro será Reina de España. Tras el gran precedente de la Reina Victoria en el siglo XIX, hemos sido testigos de los reinados de grades soberanas europeas en los siglos XX-XXI: el magnífico trío de reinas en las Monarquías parlamentarias y democráticas, formado por Elizabeth II del Reino Unido de Gran Bretaña, Beatriz de Holanda, y Federica de Dinamarca. Asimismo ya podemos imaginar a las futuras reinas en el horizonte de las democracias occidentales, con las actuales o futuras princesas herederas: Silvia de Suecia (y su hija, la futura heredera princesa Estelle), Elizabeth de Bélgica, Amalia de Holanda, Ingrid de Noruega, y Leonor de España, entre otras.
Doña Leonor de Borbón y Ortíz es desde 2014 la sexta mujer Princesa de Asturias en la España Moderna, después de la gran Isabel I (La Católica), hija del Rey Juan II de Castilla y León, reconocida como heredera por su medio hermano el Rey Enrique IV en los pactos de los Toros de Guisando (1468) que puso temporalmente fin a una guerra civil en Castilla; después de Juana de Castilla, Juana I (La Beltraneja), hija de Enrique IV, que compitió brevemente por la Corona con Isabel La Católica; después de Juana de Aragón, otra Juana I (La Loca), hija de los Reyes Católicos, que presenció también guerras civiles que culminaron durante el reinado de su hijo, el Emperador Carlos, en la guerra de las Comunidades; y asimismo después de Isabel II, la hija del nefasto Fernando VII, después de otra guerra civil española, la primera de las guerras carlistas del siglo XIX. Afortunadamente para Doña Leonor y los españoles, nuestra Nación ha superado la era de las guerras civiles, aunque la ideología del “guerracivilismo” siga contaminando algunas doctrinas y posiciones políticas extremas.
¿Y por qué he dicho la sexta? Una curiosa sorpresa: hubo otra Leonor, hija también de Juan II de Castilla, que ostentó primera y brevemente el título de Princesa de Asturias en 1424-1425, que sería desplazada por su hermano Enrique, después Rey Enrique IV.
Doña Leonor de Borbón y Ortíz, además de Princesa de Asturias, ostenta los títulos de Princesa de Gerona, Princesa de Viana, Duquesa de Montblanc, Condesa de Cervera y Señora de Balaguer.