Hay que remontarse noventa años en nuestra historia reciente para encontrar a otro director general de la Guardia Civil, el General José Sanjurjo que, tomando partido primero por la República con su inacción permitió su advenimiento y consecuente salida de España del Rey Alfonso XIII, para un año después cambiar de rumbo y dirigir el primer asalto a esa misma República en lo que ha pasado a la Historia como "la Sanjurjada".
Es evidente que la señora Gámez no es el General Sanjurjo y que el marco político de España hoy no es el mismo que el de 1931 o 1932. Sin embargo, la institución de la Guardia Civil sí es la misma, alcanzando a lo largo de los cuarenta años de la Transición -no sin esfuerzo después del periodo franquista- un prestigio y un respeto entre la población española que esta señora no puede ni debe poner en solfa con su asistencia -con todo lo que ello significa- a un acto partidista como el del PSOE de hace unos pocos días.
No es de extrañar por tanto la inquietud e indignación surgidas en amplios sectores de la Institución ante estos hechos, que ven cómo se pone a la Guardia Civil en línea con un partido político, el PSOE, en contienda electoral a cara de perro con otros partidos tan legítimos com él.
Y al mismo nivel, por si fuera poco, que el de los ínclitos representantes de la telebasura española.