... ¿Aprovechó la diplomacia española y este gobierno globalista y socialcomunista esta excelente oportunidad que le brindaba la UE y las resoluciones de la ONU? En mi opinión, de ninguna manera. Y lo digo tajantemente no sólo por tu artículo del 14 de enero, Aurelio, sino también por la abundante información que he recibido así como por las informaciones de algunos medios de comunicación que se ocupan de este asunto (los menos). Y así debo decir que, una vez más desde 1982, GB se queda con el jamón y España se conforma con el hueso.
De las últimas noticias conocidas de hace sólo dos días, el 16 de enero, destaco lo que dice el periodista gibraltareño Robert Vásquez: “Somos británicos y británicos seguimos”, porque nuestro “carácter británico se encarna en nuestra lealtad a la Corona británica”. Una lealtad, según Vásquez, que también sostienen muchas naciones de la Commonwealth en el mundo. Y añade: “Debemos mantener por completo nuestra fe en nuestra capacidad de gobernarnos a nosotros mismos por nuestro Parlamento y nuestras instituciones: nada de eso se ve atacado por el acuerdo-marco” entre España y GB. ¡Naturalmente! Sobre todo después de que los negociadores españoles recibieran la orden de eludir por completo el tema de la soberanía sobre el Peñón, punto crucial de lo que debiera haber sido una negociación dura y sin complejos ni chantajes: no blandita y con cesiones de todo tipo. ¡Qué más quisiéramos tener en España un gobierno que, en pleno, tuviera la lealtad a la Corona española como Gibraltar la tiene a la británica! O que tuviera fe y respeto a todas las instituciones de este Estado pluricantonal.
Simultáneamente, en el periódico de la Conferencia Episcopal italiana, “Avvenire”, la ministra de Exteriores española, González Laya, declaraba en Roma que uno de sus mayores logros ha sido el acuerdo con GB sobre Gibraltar, manteniendo el libre tránsito por la verja desde y hacia Gibraltar, ya que los gibraltareños “deseaban permanecer en la UE”. Así podremos crear, añadió, “un nuevo proyecto común para pasar, después de tres siglos de contrastes (?), a una fase de cooperación”. ¿De qué contrastes habla esta mujer? ¿A qué cooperación se refiere? No tengo que deciros, amigos, a qué contrastes se refiere González Laya. Para nuestros lectores, recordaré que para ella, al parecer, contraste significa olvidar que la soberanía del Peñón nunca residió, según el Tratado de Utrecht, en GB. Para ella, al parecer, contraste significa que hay que olvidar que para la ONU Gibraltar es un territorio por descolonizar. Para ella, al parecer, contraste significa que no hay que tener en cuenta la Bandera que ondea en el Peñón, porque “las banderas no dan de comer”. ¿Y qué cooperación es la que desea conseguir? ¿Qué Gibraltar y sus habitantes sigan colonizando hacia el norte todo el territorio español posible además de aguas territoriales que jamás le fueron concedidas, a mayor gloria de la Corona británica? De momento, esa cooperación la ha logrado por medio del libre tránsito por la verja, con una incidencia de la peste china en Gibraltar que ha llegado a 3.648 contagios por cada 100.000 habitantes, contagios que están sufriendo los andaluces de todo el Campo y especialmente de La Línea.
Señalar también como tercera noticia que la UE ha asegurado por medio de uno de sus más importantes portavoces, que aún no hay un Acuerdo sobre la situación de Gibraltar en el marco de las relaciones entre la UE y GB. Esto llevará “semanas y meses” conseguirlo después del acuerdo-marco suscrito por España y GB. “No hay acuerdo aún; lo que hay es un acuerdo informal que las autoridades españolas y británicas han convenido para una negociación futura y, esperemos, Acuerdo entre la UE y GB que cubra Gibraltar”. Es decir, la base del Acuerdo de rango internacional que firmen la UE y GB dentro de unos meses se basará esencialmente en las líneas básicas acordadas por España y GB. Lo que le interesa a la UE, sobre todo, es el tipo de control que se ejercerá en Gibraltar para que los gibraltareños y británicos puedan entrar y salir del territorio Schengen. La soberanía española sobre el Peñón, la ampliación de imaginarias aguas territoriales de Gibraltar, el contrabando y trapicheo de tabaco y otras mercancías a través de la verja o sin verja (que le cuesta a la Hacienda española 1.000 millones de euros/año), el hospital de submarinos nucleares en la base naval, la polución del medio ambiente con las gasolineras flotantes, la invasión de aguas españolas con masas de hormigón para ampliar la superficie del Peñón, el acoso de las lanchas de la marina británica a las de la Guardia Civil, el fomento de un régimen fiscal y de competencias parecido a los “paraísos fiscales”, etc., ¿le va a interesar o producir desasosiego a la UE? ¿Va a tener en cuenta la UE que Gibraltar es una puñetera colonia pendiente de descolonización de acuerdo con las resoluciones de Naciones Unidas?
Si todo lo anterior, en la práctica, no lo ha tenido en cuenta España para llegar al acuerdo-marzo con GB, ¿lo va a tener en cuenta la UE? Por eso, lo más grave será que el Acuerdo que firme la UE con GB en el futuro inmediato, tendrá rango internacional y, por tanto, será muy complicado removerlo ni en cuatro años ni en decenios, por ese ansiado deseo de cooperación de este gobierno con la colonia. Esa cooperación se basa también en el chantaje y la estupidez de los famosos “trabajadores transfronterizos” y en las decenas de colaboracionistas del Campo de Gibraltar con las tesis británicas para beneficio propio a costa de la dignidad nacional.
Por ejemplo, don Juan Lozano, presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar, que comparó el acuerdo-marco entre España y GB con la caída del muro de Berlín en 1989: “En noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín y hoy ha caído la verja que separaba las comunidades de Gibraltar y el Campo de Gibraltar. Es un día histórico”, declaró el día 2 de enero pasado. Y agradeció mucho al señor Sánchez y a su ministra González Laya su “sensibilidad”. Pero, ¿para quién es?
Incluso el alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, ha valorado de forma positiva el acuerdo-marco: “Ahora se abre una nueva etapa en que las relaciones laborales y comerciales deben primar por encima de los intereses de cada parte”. De forma parecida se expresaron los alcaldes de San Roque, Los Barrios, etc. Está claro que para Landaluce es mucho más importante una mínima parte –que es “la tinta del calamar”- que el todo. Perfecto. Sin embargo, el exministro García Margallo declaró que el gobierno (español), tras el Brexit, no ha echado al “okupa”, sino que además le paga la luz y el gas.
VOX ha sido el único partido que de forma contundente ha criticado el acuerdo-marco: “Es una concesión de soberanía (a Gibraltar) por parte de España. Una vez que entras en Gibraltar, si quitas la verja, estás en el espacio Schengen. Es una gran ironía, porque Gibraltar no era territorio Schengen cuando GB era parte de la UE y ahora, que se ha ido, es una excepción en el territorio Schengen. Lo que es algo incomprensible”. Además, ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional van a controlar nada en Gibraltar. ¿Qué ha ganado España?, se pregunta VOX. Perder una gran oportunidad.
Y lo peor y más inquietante es por qué el alcalde de Gibraltar, Picardo, está tan contento. GB va a mantener la única colonia en la UE dentro del espacio Schengen. Así, personas y mercancías extrañas a dicho espacio entrarán y saldrán de Gibraltar para beneficio de GB. Además de las facilidades que España concede a Gibraltar para que siga extendiendo sus tentáculos en el Campo que lo circunda y en las aguas territoriales españolas por la histórica caída de la verja, según el señor Lozano.
Queridos amigos, los españoles creo que, para otras naciones, nos merecemos el calificativo de memos en el tema de Gibraltar. Al margen de las consideraciones geopolíticas y geoestratégicas que puse de manifiesto en mi carta anterior. Hay quienes creen que aún no está todo perdido (debe ser porque no hay nada ganado). Ojalá se obrara el milagro y la UE no sólo pusiera a GB los puntos sobre las íes en la cuestión del espacio Schengen para Gibraltar, sino que tuviera también en consideración el tema de que Gibraltar es una colonia pendiente de descolonización.
Naturalmente, lo dudo muchísimo: Pero la esperanza es lo último que se pierde.
Un fuerte abrazo,
Enrique Domínguez Martínez Campos
Coronel de Infantería DEM (R)