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La magnífica utilización de los medios de comunicación españoles por parte de la izquierda política, una vez más, hace que la trama partidista policial creada y sostenida durante décadas por el Partido Socialista aparezca ahora como una más de las trapisondas del Partido Popular. Porque, sin restar credibilidad a los contenidos de "Kitchen", que la tiene, no resta ni un ápice de responsabilidad al Partido Socialista, auténtico hacedor y consolidador de dicha trama político-policial, que se adapta al color político como el más experto camaleón.
De cualquier forma es el Partido Popular el que se sitúa de nuevo en la picota sin que sepamos, aunque lo maliciemos, cuáles serán las consecuencias a corto, medio y largo plazo. Si nos fijamos en el medio plazo, las próximas elecciones dentro de varios años, para unos significa el hundimiento del partido que lidera Pablo Casado con el resurgimiento de Arrimadas y su partido Ciudadanos, mientras que para otros tanto Casado como Arrimadas ceden buena parte de su espacio político en favor de Abascal y los suyos, es decir, de la temida ultraderecha de Vox.
Sea cual sea ese futuro en todo caso es desalentador, porque de una u otra forma esas tres minorías volverán a restar consolidando una mayoría que no es, ni mucho menos, la que España va a necesitar. Y no se trata de tiros al aire, no. Ahí están los hechos, día tras día, con nuestro Presidente dando el pésame a los terroristas de ETA o blanqueando a los golpistas catalanes; con parte del Gobierno poniendo en solfa a la Monarquía o echando a los leones de la ilegalidad a más de media España, sea con la imposición de la nueva Historia o del más divertido pensamiento único feminista: “Los que pensáis que la violencia no tiene género estáis fuera de la ley”, o algo así, como espetó Irene Montero en el Congreso de los Diputados esta misma semana.
Si lo que dice “Kitchen” es cierto, que lo paguen. Pero la fiesta debe seguir: que además de ellos lo paguen los de antes y los de ahora que, por cierto, son los mismos.