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CARTAS A LOS ESPAÑOLES (XVI)

1982: El PSOE crece y crece...

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LA CRÍTICA, 14 OCTUBRE 2019

Por Enrique D. Martínez Campos
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Queridos amigos: En primer lugar, pido perdón por haber tenido que dejar de escribir estas cartas durante algún tiempo. Lo han motivado razones ajenas a mi voluntad. Creo que en la última nos quedamos en la celebración por el PSOE de su XXIX Congreso en el mes de octubre de 1981, cuando UCD estaba ya en vías de la desintegración. ...

... Calvo Sotelo presentó en el Congreso el 19 de octubre la propuesta para que España ingresara en la OTAN. Fue aprobada por 186 votos a favor y 146 en contra (todas las izquierdas). Allí, F. González dijo que, si se celebraba un referéndum para resolver este asunto, él propondría el lema siguiente: “De salida, SÍ”.

En la Universidad de Salamanca el presidente del Partido Socialista Vasco (PSV), Chiqui Benegas, en relación con el nuevo Estado de las Autonomías –que era el principal problema con el que se enfrentaba España–, dijo: “Si los vascos se preocupan exclusivamente de los problemas vascos, los catalanes de Cataluña, los andaluces de Andalucía, y extendemos el razonamiento a todas las regiones del Estado, ¿quién se preocupa de eso que se llama España?”. Y esto lo decía ¡en 1981! Claro que, en aquel tiempo, no sabía nadie cómo construir dicho Estado, ni las consecuencias que a largo plazo se podrían derivar de él.

Es más, a finales de este año (1981), la palabra España no se pronunciaba prácticamente en nuestro país. No lo hacían ni los políticos ni casi ningún medio de comunicación. Y nuestra Bandera era casi imposible verla en edificios oficiales en Vascongadas y Cataluña.

Desde que murió Franco hasta el 23 F de este año habían sido asesinadas en España 389 personas por los cafres asesinos de ETA: 43 militares, 79 guardias civiles, 62 policías, 15 policías municipales, dos magistrados y 188 civiles. A estas víctimas se sumaron 32 más asesinadas por ETA hasta que terminó el año. Un reguero de sangre insoportable.

Pues bien, a principios de 1982 el líder socialista F. González –que había apoyado a los “chicos” de ETA por su “heroica lucha” contra el franquismo– dijo: “El terrorismo sólo se eliminará gradualmente y con tiempo, mediante una clarificación ante la opinión pública que le acoge, cuando desaparezcan los márgenes de oscuridad y confusión”. Clarísimo, ¿verdad? ¿O escondía su propia receta cuando llegara al poder?

En el mes de febrero la rama político-militar de ETA, con varios asesinatos a sus espaldas y encabezada por Mario Onaindía (aquel terrorista condenado a muerte en el famoso proceso de Burgos en 1970 y al que le fue conmutada su pena), anunció una tregua unilateral que acabara con su violencia, sus chantajes y asesinatos. Estos individuos pasarían a formar parte del partido del abogado Bandrés, Euskadiko Eskerra (EE). Después, Onaindía engrosaría las filas del PSOE llegando a ser senador de este Partido.

¿Cuál era la postura del PSOE en marzo de 1982 ante los nacionalseparatistas vascos y catalanes? Frente a los primeros existía una doble posición: por un lado, comprensión; por otro, un cierto recelo con un solo propósito: el de que el PSV se hiciera con el poder en Vascongadas frente al PNV. En relación con los nacionalseparatistas catalanes no era exactamente igual. El PSC también quería desbancar a CiU del poder en aquel cantón autonómico. Y, por otro lado, el PSOE deseaba sacar a la luz pública la putrefacta actividad de Pujol y sus colaboradores en el caso “Banca Catalana”, el banco que Pujol deseaba convertir en el “Banco Nacional de Cataluña”. Pero que hasta ahora había sido un entramado de corrupción para beneficio de Pujol y sus amigos con las famosas “mordidas” del 3, del 4 o del 10%.

En el mes de mayo de 1982 España depositaba oficialmente en Washington el documento de adhesión e ingreso en la OTAN. Y el Congreso aprobaba también la Ley 44/82 de Dotaciones para las FFAA, para inversiones militares. El gobierno de Calvo Sotelo se había “derechizado” respecto de los de Suárez. Ésta sí parecía ser política de modernización de nuestros Ejércitos, con algo más de un 2% del PIB nacional para Defensa. Con ello pudieron adquirirse 84 aviones de combate F-18 para poner a punto nuestra defensa aérea.

En el mes de junio acabó la revisión del juicio realizada por el Tribunal Supremo contra los implicados en el 23 F. El Consejo Supremo de Justicia Militar había condenado a Milans del Bosch y a Tejero a 30 años de prisión, mientras que al general Armada, Torres Rojas y comandante Pardo Zancada, a 6 años y condenas menores a los demás encausados. Tras la revisión por el Supremo, Armada fue condenado también a 30 años, Torres Rojas y Pardo Zancada a 12, los coroneles San Martín e Ibáñez Inglés a 10 años y también fueron condenados Capitanes y Tenientes desde 5 a un año de prisión. El civil García Carrés lo fue a dos años. En definitiva, a partir de esta sentencia, una buena parte de los políticos y la práctica totalidad de los medios trasladaban en cuanto podían la idea de que se había condenado a los MILITARES. Sin ninguna duda fuimos a partir de aquí cabeza de turco sobre la que recaerían las más injustas e incalificables opiniones y virulentos ataques. Para una inmensa cantidad de gente éramos, no sólo franquistas –que podíamos serlo sin ningún rubor- sino antidemócratas y fascistas. Esta situación se prolongaría durante varios años.

También en este mes el presidente norteamericano Ronald Reagan fue al Vaticano para entrevistarse con el papa Juan Pablo II. Ambos compartían la tesis de que el comunismo y el socialismo radical habían sido las peores plagas sufridas por la Humanidad en el siglo XX. Era necesario acabar con este tremendo totalitarismo.

La UCD de Calvo Sotelo, a pesar de sus logros, se tambaleaba. Y sufrió un tremendo desgarro cuando en este mes de julio la abandonó el propio Adolfo Suárez. Creía que con su carisma y su don de gentes podría ganar las próximas elecciones. Por eso organizó su propio partido: el Centro Democrático y Social (CDS). Fue un tremendo varapalo para UCD. El centro político español se desmoronaba.

Comenzó el “desembarco” de militares españoles en el Cuartel General de la OTAN en Bruselas. Fuimos muy bien acogidos. Pero, al no estar integrados en la estructura militar de la Alianza, perdimos muchas posibilidades de cooperación militar con el resto de los países.

Pero el más importante problema político de España seguía siendo la imprevisible –por sus consecuencias- organización territorial del Estado: el Título VIII de la Constitución. UCD y PSOE se pusieron entonces de acuerdo para elaborar la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA). La aprobó el Congreso en julio de 1982. Por supuesto, nacionalseparatistas vascos y catalanes se opusieron. Aquello mermaba su poder autonómico y limitaba sus prebendas. Por tanto, recurrieron a los tribunales hasta llegar al Constitucional. ¿Quién ganaría aquel nuevo combate?

Pujol señaló al PSOE como “el alma de la LOAPA” y atacaba al PSC, cuyo líder era Pascual Maragall. Encasillándolo como una especie de “señorito” socialista frente a los auténticos socialistas del Bajo Llobregat.

A pesar de ello, el PSOE iba ganado terreno en todos los ámbitos de España. Sin renunciar un ápice a su negro historial se presentaba ahora como el partido limpio, inmaculado, democrático, amante de la paz, de la libertad y como el de los 100 años de honradez. Una verdadera delicia. Esto era lo que “vendía” aquel PSOE de González/Guerra en el verano de 1982. Era el partido del futuro. Y la gente se lo creyó. La gran mayoría de los españoles.

Hasta muy pronto, un abrazo a todos.

Enrique Domínguez Martínez Campos

Coronel de Infantería DEM (R)
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