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El Agente Secreto Número 13 (Segunda parte)

Duelo entre Alexander Hamilton y Aaron Burr el 11 de julio de 1804, del que el primero resultó muerto al día siguiente. (Ilustración: https://us.leskanaris.com/).
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Duelo entre Alexander Hamilton y Aaron Burr el 11 de julio de 1804, del que el primero resultó muerto al día siguiente. (Ilustración: https://us.leskanaris.com/).

LA CRÍTICA, 20 ENERO 2022

Por Manuel Pastor Martínez
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Aparentemente, Wilkinson jugó un cierto papel en el descubrimiento de la traición de su antiguo jefe, el general Benedict Arnold, y sobre todo reventando una conspiración contra Washington (“The Conway Cabal”) de militares rivales del Comandante del Ejército Continental durante la guerra de Independencia. (...)

Conexión con Hamilton

... En varios volúmenes de la edición de The Papers de Alexander Hamilton, encontramos correspondencia entre 1799 y 1804 de tono confidencial con Wilkinson. Como ejemplos, el 12 de Febrero de 1800, éste escribe a Hamilton desde New Orleans:

«The Spanish Government instead of offering opposition to our mode of transport, appears disposed to furnish us every necessary aid…».

El 15 de noviembre de 1803, desde Mobile, en el Territorio del Mississippi, le comunica que:

«With military eyes I have explored every critical pass, every direct route, & every devious way between the Mexican Gulph & the Tenesse River (…) and availed myself of the occasion, to pay my respects to the Spanish Governor there (Vicente Folch, Comandante en Pensacola), not for mere motives of courtesy & personal accomodation (…) Dear General (Hamilton), Yours obliged faithful & affectionate Ja: Wilkinson».

Finalmente, el 26 de marzo de 1804, desde New Orleans:

«Mon cher General & ami, (…) Confidential: My topographical information of the So. West is now compleat. The infernal designs of France are obvious to me & the destinies of Spain are in the hands of the United States…».

Thomas Fleming hace referencia a otra carta anterior, también de 1804, desde Mobile, en la que Wilkinson escribe explícitamente sobre la posibilidad de la «adquisición» de La Florida y critica al presidente Jefferson por su «perpetual pacifism», pese a que, como comenta Fleming con perplejidad:

«El Brigadier General James Wilkinson, entonces Comandante en Jefe del Ejército americano, recibía secretamente un salario anual de España. Conocido por sus controladores españoles como Agente 13, Wilkinson había jurado lealtad a España en 1787».

Pero, retrocediendo en el tiempo, la idea de una expansión territorial a costa del Imperio español, la idea de un Imperio americano republicano de dimensiones continentales, la venía formulando el propio Hamilton desde el fin de la guerra y la consolidación de la nueva nación. Como señala Roger G. Kennedy, Hamilton siempre había aspirado a una «western career», pero no solo le interesaba La Luisiana, sino también La Florida. Milton Lomask cita una carta del gran estadista dirigida a su amigo y confidente federalista, Charles C. Pinckney:

«I have always held that the unity of the Empire and the best interests of our Nation require that we should annex to the United States al the territory east of the Mississippi, New Orleans included».

Por otra parte, Arnold A. Rogow ha subrayado que:

«An enduring if minor mystery of early American history is why Wilkinson, regarded by many as untrustworthy and unscrupulous, who also was widely rumored, correctly, to be secrety a paid agent of Spain, was trusted by Hamilton, who had recommended him for promotion; Jefferson and Madison, who did not block his further advancement in the Army after de trial (sobre la “Conspiracion Burr»); and for a time Burr».

Al respecto, Fleming en su reciente investigación ha comprobado que:

«Cuando el General Hamilton comandaba el Ejército provisional en 1799, empleó muchas horas en reuniones con el Brigadier James Wilkinson discutiendo la posibilidad de tomar por la fuerza La Florida y New Orleans de España. Parece que Hamilton conocía o sospechaba que Wilkinson era un pensioner español, pero pensó que tentándole con las recompensas de la conquista podría neutralizar su doble lealtad. El General Hamilton no veía mayor problema en los tratos secretos de Wilkinson con España, porque él mismo había hecho lo mismo cuando era secretario del Tesoro, tratando con el comandante George Beckwith del servicio secreto británico… (Hamilton era conocido en los informes británicos como “Agente Número 7” y en su actuación trataba de neutralizar la política pro-francesa de Jefferson y Madison). Hamilton recomendó la promoción del Brigadier James Wilkinson a Major General. Veía en él una pieza de juego importante en su visión de un Imperio Americano: 'Deberíamos ciertamente contemplar la posesión de Las Floridas y La Luisiana, y proyectarnos hacia la América del Sur', le dijo al secretario de la Guerra, McHenry», que se oponía a la promoción de Wilkinson.

La Conspiración Burr

Todo el asunto, que culmina efectivamente en la “Conspiración Burr”, lo describe Lomask como:

«A mistery, a puzzle, a lock without a key –so many historians have treated it–. Though it was all these things and more, its contours are readily discernible».

Existen demasiados indicios que nos permiten pensar que Wilkinson pudiera haber sido un agente doble, controlado desde el inicio por Hamilton, que bajo diferentes “leyendas”, desde la forma en que reventó la conspiración contra Washington, hasta la de Agente Número 13 instigando primero la “Conspiración Española” (a la que se refería Godoy, que se habría iniciado con Floridablanca) y, más tarde, la “Conspiración Blount”, la “Conspiración Miranda” y, finalmente, la más espectacular de todas, la “Conspiración Burr” reventada en 1806, que ofrecerían otra imagen de Wilkinson, como agente de penetración –más exactamente “planta” que “topo”– que realizó funciones bastantes eficaces para los intereses de su patria, los Estados Unidos, y de sus jefes sucesivos (Washington, Hamilton, Jefferson, Madison, Monroe), en última instancia en perjuicio de los enemigos –o lo que es significativo en política, la percepción como enemigos– externos (España) e internos (Burr).

Es ilustrativo, por ejemplo, el caso de Francisco de Miranda, el llamado Precursor de la Independencia de la América hispana. Miranda, ex-oficial del ejército español, se ofreció al gobierno norteamericano y de hecho se convirtió en un agente del mismo, esperando obtener la ayuda necesaria para iniciar el movimiento de Independencia. Parece que hacia 1793-94, en Flandes, Miranda propuso a varios oficiales norteamericanos destacados en el ejército francés (el coronel Eleazar Oswald y el teniente John Cox) así como a destacados dirigentes federalistas en Europa (el yerno de John Adams, William Stephen Smith, y el embajador en el Reino Unido, Rufus King) la organización de una expedición hacia los territorios de la Corona española. Es muy probable que King, amigo político íntimo de Hamilton, informara a éste. El hecho es que hacia 1797, o quizás antes, Miranda conecta directamente con Hamilton. Existe una carta en inglés del venezolano, fechada en Londres el 6 de Abril de 1798, dirigida al político norteamericano de enorme interés:

«It appear –escribe Miranda– that the moment of our emancipation approaches, and the establishment of Liberty on all the Continent of the New World is confided by Providence to us. The only danger which I foresee is the introduction of French principles, which would poison our Liberty in its cradle, and would finish by destroying Yours».

Hamilton instruye inmediatamente a Wilkinson que intime con Miranda, y según Roger G. Kennedy, «Wilkinson situó a Miranda en el rol que Hamilton y el propio Wilkinson habían diseñado para él en 1779». Parece que el entonces presidente John Adams no aceptó el esquema de la conspiración Hamilton-Wilkinson-Miranda, y en tal circunstancia pudiera estar el origen del enfrentamiento Adams-Hamilton que destruiría más tarde al Partido Federalista.

Como indicamos al principio, Daniel Clark en su escrito de 1809 intenta justificar tres acusaciones contra Wilkinson:

1) que ha sido y probablemente (en 1809) todavía es un “pensioner” del gobierno español;

2) que su objeto era separar los estados de Kentucky y Tennesee de la Unión;

3) que posteriormente conoció, favoreció y aconsejó las empresas del coronel Burr y que «never resolved to be treacherous to his accomplice, until he could no longer with safety be so to his country», pero el propio Clark ofrece más adelante el testimonio de un tal Mr. R. Newman en 1808, según el cual, «Sabía clara y precisamente que el General Wilkinson estaba de acuerdo con los españoles en 1796-1797 en el plan de desmembramiento de la Unión» –lo que estaría en contradicción con el plan anti-español Hamilton-Wilkinson-Miranda–. «Pero el General Wilkinson clara y precisamente lo ha negado (…) En Richmond el General Wilkinson me confesó que su único objetivo era engañar a España y sacarle dinero, y que por tales medios había conseguido medio millón de dólares para él y sus colaboradores». Asimismo, Clark incluye en su informe un extracto del despacho de Inteligencia del embajador español Marqués de Casa Irujo al ministro Pedro Cevallos, con fecha de 18 de Diciembre de 1806, en el que alude a las últimas noticias del General Wilkinson, «bien conocido por el Número 13, que en vez de actuar como era esperado (en favor de España), lo estaba haciendo en beneficio de los intereses de los Estados Unidos, avanzando con un pequeño ejército hasta el río Sabine y estableciendo un fuerte en la orilla oriental», es decir, ilegalmente, en territorio español.

Todo lo anterior reafirma la hipótesis de que hasta el despacho de Irujo a finales de 1806, Wilkinson había jugado el papel de “Agente Número 13”, pero a partir de entonces los españoles no volvieron a fiarse de él, justamente cuando también revienta la “Conspiración Burr” o, más bien pseudo-conspiración, como sostiene Lomask en la investigación y exposición más elaborada de todo este embrollo. El colofón será la embajada de un agente de Wilkinson, el capitán Walter Burling, al Virrey de España en Mexico, Jose Yturrigaray:

«Satisfied that he had won the goodwill of his American employer (Jefferson), the general now set out to see what he could get from his Spanish employer…».

Burling presentó a Yturrigaray una carta de Wilkinson en la que el General enumeraba las grandes cosas que había hecho por Su Católica Majestad: no solo había evitado una costosa guerra para España, sino también había hecho imposible que Aaron Burr atacara Mexico. En consecuencia, pedía una retribución, segun Lomask, de 121.000 dólares. En realidad, según documentos depositados ante un notario público de New Orleans el 24 de Diciembre de 1836, por Richard Raynal Keene, abogado residente en la ciudad y antiguo coronel del Su Católica Majestad, la suma que Wilkinson reclamaba al Virrey de España era mayor: como mínimo 200.000 dólares. Entre los documentos presentados por Keene, destacaban un certificado de la que fuera Virreina, María Inés Jaúregui de Yturrigaray, viuda del que asimismo fuera Virrey en Mexico entre 1802 y 1808, José Yturrigaray, firmado en Madrid el 24 de Enero de 1816, y una carta fechada el 23 de Julio de 1821 del Rector del Colegio Irlandés de Salamanca, Patrick Mangan, que había sido el traductor de la carta de Wilkinson e intérprete en la entrevista entre Yturrigaray y Burling en 1806. Ambos, en sus testimonios, coincidían básicamente en los términos de la misma. La ex-Virreina declara que ante la presentación de la carta de Wilkinson –traducimos de la versión en inglés–:

«al Virrey le pareció tan incompatible con los derechos de Su Majestad como irreconciliable con el honor de un oficial y patriota de un Estado extranjero. Por tanto, el Virrey no solo no dio un solo ducado a Burling sino que tomó inmediatamente las medidas para que abandonara el país».

El reverendo Mangan, por su parte, declara en inglés:

«I candidly confess that, to the best of my recollection, the exposition of the Vice-queen is perfectly correct, for the object of the famous embassy of Mr. Burling was to display to the Viceroy the great pecuniary sacrifices made by General Wilkinson to frustrate the plan of invasion mediated by the ex- Vice-President, Mr. Burr, against the kingdom of Mexico, and to solicit, in consideration of such important services, a pretty round sum of at least two thousand dollars. I cannot help observing that the Viceroy, Don Joseph de Yturrigaray, received this communication with due contempt and indignation, bidding me to tell Mr. Burling that General Wilkinson, in counteracting any trsonable plan of Mr.Burr, did no more than comply with his duty; that he (the Viceroy) would take good care to defend the kingdom of Mexico against any attack or invasion, and that he did no think himself to give one farthing to General Wilkinson in compensation for his pretended services. He concluded by ordering Mr. Burling to leave the city of Mexico, and had him safely escorted to the port of Vera Cruz, where he inmediately embarked for the United States».

Así concluyeron formalmente, sospechamos, las relaciones secretas o pretendidamente secretas, de Wilkinson. Había estado presente con el gobernador Clairbone cuando los Estados Unidos tomaron posesión oficialmente de La Luisiana en New Orleans el 20 de Diciembre de 1803. En 1805 sería nombrado por Jefferson gobernador del Territorio Norte de La Luisiana, con capital en Saint Louis, mientras mantenía su rango y salario como Comandante en Jefe del Ejército. Según Lomask y Rogow, en 1806 traiciona a Burr, informando al Presidente Jefferson de la presunta traición del ex-Vicepresidente, acusación que sin embargo fue desechada por el jurado en el famoso proceso que tuvo lugar en Richmond en 1807, donde Wilkinson declaró que «he had joined Burr only to gather information about the Conspiracy for delivery to the Government…».

Wilkinson continuó de Comandante en Jefe del Ejército bajo la Presidencia de James Madison y fue finalmente promovido a Major General en 1813, año en el que, según Alexander De Conde, tropas bajo su mando ocuparon la últimas tierras de La Florida Occidental, el distrito de Mobil hasta el río Perdido, anexión que completó el capítulo jeffersoniano de expansionismo americano iniciado con la compra de La Luisiana.

En 1814 se retiró con honores. Vivió algún tiempo en New Orleans, donde escribió sus memorias, y más tarde se trasladó a Mexico, donde residió hasta su muerte el día de Navidad de 1825. No sabemos si tuvo algún papel en el movimiento de independencia mexicana, pero sería extraño que no estuviera involucrado en algún tipo de intriga, ya que como nos informa Dale Van Every, durante su estancia en Mexico actuó como agente de la American Bible Society, quizás la última de sus “leyendas”.

Bajo la presidencia de James Monroe, formó parte de la representación oficial norteamericana, junto al espía Mr. Poinsett, que asistió a la coronación de Agustín de Iturbide como Emperador de Mexico el 21 de Julio de 1822. Al contrario de lo que pensaba Godoy, Wilkinson se dedicó siempre a poner puertas al campo.

Manuel Pastor Martínez

Manuel Pastor Martínez

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

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