(con la colaboración de Manuel Pastor)
Más que un análisis el objeto de estas notas es informar acerca de un episodio de la literatura española contemporánea que merecería una investigación específica, más profunda. En ninguna de las biografías de Unamuno –por ejemplo, la clásica de Emilio Salcedo, Vida de Don Miguel (1965), o entre las últimas, la de Colette y Jean Claude Rabaté, Unamuno (2009), la de Jon Juaristi, Miguel de Unamuno (2012), y la de Juan Antonio Garrido, ed., El Unamuno eterno (2015)- se hace debida referencia a las relaciones o influencias que el escritor vasco tuvo en dos destacados miembros de la Escuela de Astorga, Leopoldo Panero y Ricardo Gullón. Con Panero fue una relación personal breve, puntual y dramática, pero larga en influencias poéticas. Con Gullón sería una relación de influencia exclusivamente intelectual, inspirando y siendo objeto Unamuno de algunos de sus mejores ensayos de crítica literaria.
Manuel Pastor en este mismo medio (“La Escuela de Astorga”, La Crítica, 2014, asimismo en Kosmos-Polis, 2014, y en otro artículo sobre Unamuno publicado en Astorica, 33, 2014), siguiendo informaciones que le diera Ricardo Gullón en los años 1970s y posteriormente basadas en su librito La juventud de Leopoldo Panero (León, 1985), ha relatado las circunstancias dramáticas que rodearon la relación de su amigo el poeta astorgano con Unamuno en el año 1936, antes y después de la rebelión militar con que se inició la Guerra Civil.
Antes de la Guerra Civil Leopoldo Panero, paralelamente a sus primeros pasos como poeta, ya se había interesado por Unamuno publicando el artículo “Notas de amor. Miguel de Unamuno. Poesía y vida” (El Sol, Madrid, 17 de Noviembre de 1931). En Febrero de 1936 Unamuno viaja a Inglaterra para ser investido triple doctor Honoris Causa –caso realmente único- por las universidades de Oxford, Cambridge y Londres, como ha recordado el hispanista británico David Callaham en su artículo “The Early Reception of Miguel de Unamuno in England, 1907-1939” (Modern Language Review, 100, 2005).
Panero se encontraba en Cambridge realizando “estudios” desde 1935, y ofició como acompañante y traductor de Unamuno durante la visita de éste a Inglaterra. Cuando estalla la rebelión militar Panero fue detenido en Astorga y conducido a León, a la espera de una casi segura ejecución por sus presuntas actividades o simpatías políticas relacionadas con el movimiento comunista. Gracias a la intermediación en Salamanca de Unamuno y, más eficazmente, de la esposa de Franco, será puesto en libertad.
Advirtiendo que la poesía no es mi campo recordaré que, aparte de Antonio Machado, las influencias de Miguel de Unamuno en la poesía “existencial”, “arraigada” o, para algunos, “religiosa” de Panero después de la Guerra Civil son conocidas, como insinuarían a lo largo de los años, entre otros, sus admiradores los sacerdotes de la diócesis asturicense Melitón Amores, Alejo Seco, Augusto Quintana, Bernardo Velado Graña, y los hermanos Esteban y José Antonio Carro Celada, aunque Unamuno en aquel tiempo de la posguerra aún era un asunto tabú para la Iglesia. Más recientemente, tales influencias han sido especialmente investigadas por el catedrático de Filología en la Universidad Complutense de Madrid Javier Huerta Calvo, autor de los estudios más académicos (véase: el estudio introductorio y notas de J. Huerta Calvo, ed., Obra Completa de Leopoldo Panero, Astorga-León, 2007, y el estudio del mismo J. Huerta Calvo a la antología de Leopoldo Panero, En lo oscuro, Cátedra, Madrid, 2012).
Conozco bien, por mis propias investigaciones, la influencia intelectual (aparte de la más notoria de José Ortega y Gasset) del escritor vasco en la obra crítica de Ricardo Gullón, que asimismo ha sido subrayada por los profesores Darío Villanueva, Javier Blasco y Javier Huerta Calvo (véanse los ensayos de cada uno en el volumen colectivo: J. Huerta Calvo, ed., Ricardo Gullón: crítica literaria y modernidad en la España del siglo XX, Ediciones del Orto, Madrid, 2010).
En mi librito Ricardo Gullón, 1908-1991, in memoriam (UNED, Melilla, 1992) he registrado más de cuarenta trabajos suyos sobre Unamuno, entre los que deben destacarse:
- El libro Autobiografías de Unamuno (Editorial Gredos, Madrid, 1964; segunda edición, 1971; tercera edición, 1976, 389 páginas).
- Los prólogos e introducciones a las obras de Unamuno:
- Última lección (Cantalapiedra, Santander, 1964).
- Niebla (Taurus, Madrid, 1965; undécima edición, 1987).
- Vida de Don Quijote y Sancho (Alianza Editorial, Madrid, 1987).
- Los artículos y ensayos (selección, a partir de 1964):
- “El testamento de Unamuno”, Revista de la Universidad de México, 1964.
- “Unamuno en el extranjero”, Ínsula, Madrid, 1964.
- “Unamuno y Portugal, de J. García Morejón”, Ínsula, Madrid, 1964.
- “Unamuno et la soif d´eternité, de Alain Guy”, Ínsula, Marid, 1964.
- “Death in the Literature of Unamuno, de M. J. Valdés”, Ínsula, Madrid, 1964.
- “El enorme Unamuno”, Sarrico, 1964.
- “Unamuno en su Cancionero”, La Torre, Puerto Rico, 1965.
- “Unamuno y su Cancionero”, La Torre, Puerto Rico, 1966.
- “Imágenes de El Otro: Henry James y Unamuno”, en Germán Bleiberg & Inman E. Fox, eds., Spanish Thought and Letters in the Twentieth Century, Vanderbilt University Press, Nashville, 1966.
- “La presencia de Miguel de Unamuno en Antonio Machado, de Aurora de Albornoz”, Romanic Review, New York, 1970.
- “Relectura de San Manuel Bueno”, Letras de Deusto, 1977.
- “Relectura sobre Don Sandalio”, en Benito Brancaforte et alii, eds., Homenaje a Antonio Sánchez Barbudo: Ensayos de literatura española moderna, University of Wisconsin Press, Madison, 1981.
- “La enormidad de Unamuno”, ABC, Madrid, 18 de Marzo de 1984.
- “Paseando con don Miguel”, ABC, Madrid, 28 de Septiembre de 1986.
- “Metanovela y sueño creador”, ABC, Madrid, 27 de Diciembre de 1986.
- “Unamuno en su teatro”, Mundaiz, San Sebastián, 1987.
- “Teoría y práctica en la novela”, Cuadernos Hispanoamericanos, Madrid, 1987.
- “El mar de Unamuno de José Miguel de Azaola”, ABC, 27 de Febrero de 1988.
- “Revisiones. Poesía Completa. I, II, III, IV, de Miguel de Unamuno”, ABC, Madrid, 1 de Julio de 1989.
- “Unamuno en su teatro”, Cincuentenario de la muerte de Unamuno, Fundación La Caixa, Barcelona, 1989.
Asimismo, los ensayos publicados póstumamente:
- “Unamuno, entre la metonimia y el eco” y
- “San Manuel y Don Sandalio”, ambos incluidos en su libro La novela española contemporánea. Ensayos críticos (con un prólogo de su hijo Germán Gullón, “Ricardo Gullón, crítico literario”, Alianza Editorial, Madrid, 1994).
Lo cual indica, aunque Germán Gullón no lo dice en el prólogo, que Unamuno fue un tema que interesó a Gullón especialmente (o de nuevo) en sus últimos años. Como escribe en su ensayo póstumo: “Frente a la línea general de la novela que, al menos desde Flaubert, predica y practica la desaparición del autor (en España, Galdós lo consiguió bien en sus novelas `habladas´), Unamuno siempre y en todo heterodoxo, no solamente se niega a desaparecer, sino que instala su Yo, con mayúscula, en mitad de la novela -`como un ornitorrinco´, dijo Ortega a otro propósito- , exhibiendo su intimidad con despreocupación rayana en la insolencia, asomando incesante a las páginas de la ficción, con chistes, paradojas y tics inconfundibles.” (“Unamuno, entre la metonimia y el eco”, primer capítulo en su libro La novela española contemporánea. Ensayos críticos, ant. cit., p. 28).
Si
San Manuel Bueno, mártir fue, según Gullón, el testamento de don Miguel (
Autobiografías de Unamuno, pp. 331-ss.), la permanente y brillante reflexión sobre el propio autor/personaje Unamuno bien podría ser considerada el testamento intelectual de Ricardo Gullón.