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Viejas verdades que son nuevas mentiras (por ejemplo: los girasoles)

Foto: (https://www.youtube.com/)
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LA CRÍTICA, 18 SEPTIEMBRE 2018

Por Félix Ballesteros Rivas
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Una de las casi infinitas pruebas de que ‘la gente’ no tiene sentido crítico es lo de los girasoles, que ‘todos’ creen que giran siempre mirando al sol…

... y no: siempre están mirando al punto por el que sale el sol.

Hay muchas otras ‘verdades ampliamente aceptadas’ que son tan erróneas como esa, aunque no son tan fáciles de comprobar.

Sí, ya sé que, como decía Mafalda, “el campo es esa cosa verde que pilla lejos”, pero seguro que muchos de los que lean esto han pasado por delante de un campo de girasoles por la tarde, con todos los florones mirando para donde no debían, y no ha cambiado de opinión: los girasoles giran.

Pues si esa idea, claramente falsa, está tan arraigada en la sociedad, el panorama resulta muy deprimente a la hora de hablar de la homeopatía (me niego a ponerlo con mayúsculas), la utilidad de las Vacunas, de si la NASA llegó a la Luna o no pasó de Hollywood, de lo no-peligrosas que son las antenas o las líneas de alta tensión (feas sí que reconozco que son), de si “España nos roba”, o de tantos otros frentes de lucha en la eterna guerra de la Razón frente a la manada. De política ni se me ocurre discutir.

Una vez, en el Congreso del los Diputados, allá por el siglo XIX, en medio de una discusión sobre la Reforma Agraria, un orador retó al resto de diputados a que, ya que tanto sabían de Agricultura y Ganadería, dijesen si las vacas tienen los cuernos por delante o por detrás de las orejas. Las respuestas de los políticos seguro que fueron alborotadas, ofendidas, ambiguas e indirectas, vamos, igual que ahora. Pero… ¿podemos responder a la pregunta sin mirar la Wikipedia?

Se cuenta de Paracelso (ahí si que os dejo consultar la enciclopedia, y así no tengo que poner una larga parrafada para explicar lo práctico y ocurrente que era ese listísimo médico suizo del siglo XVI), que un día pasaba por la puerta de un aula en la que se discutía acerca de si la Vida pesaba o no; volvió a pasar un rato después, y la discusión seguía por las ramas de la Religión y la Metafísica, así es que se metió en la discusión, pero llevando una pecera, con su pez, y, delante de todos, pero sin pronunciar palabra, la pesó con toda la precisión posible. Seguidamente, sacó al pez del agua, le sacudió unos golpes hasta que dejó de moverse, lo metió de nuevo en la pecera y repitió el proceso de pesarla… a continuación se fue sin haber abierto la boca, y dejó que los tertulianos siguiesen su entretenida discusión si querían.

Soy pesimista en este asunto. Da igual que las pruebas estén a la vista de todos, la ‘gente’ mira para otro lado con soltura y naturalidad, y sigue venerando a Friedrich Samuel Hahnemann, por su ‘ocurrencia’ de la homeopatía, sin tener en cuenta que todos los estudios científicos demuestran que no sirve para nada.

Tumba en el cementerio de Père Lachaise, del que empezó lo de la homeopatía.

Hahnemann también afirmaba que la Medicina ocasiona más sufrimiento que beneficio al paciente y, a la postre, este alemán no hacía más que llevar al extremo la afirmación de Paracelso de que ‘la dosis hace al veneno’, pues el suizo ya utilizaba en el siglo XVI algunos venenos, en dosis adecuadamente pequeñas, como medicamento, y se le considera el primer médico que utilizó sistemáticamente (es decir: con un sistema, medidas, dosis, etc.) productos químicos para curar. Y comprobando los resultados.

Los módulos de alunizaje de la NASA siguen allí, con un telescopio de los enormes se pueden ver sus huellas pero, si no se tiene uno de esos aparatos, es algo más sencillo lanzar un rayo laser a los lugares adecuados y, puntualmente, se recibe el reflejo de los espejos que allí dejaron para comprobar distancias y posiciones entre la Luna y la Tierra. Da igual: siempre habrá quien insista en que todo lo filmó Stanley Kubrick y, si alguien se toma la molestia de montarle el experimento del laser y los espejos en la Luna, dirá que intentamos engañarle con cosas que no entiende. El que no entienda de instrumental científico, por supuesto, no es obstáculo para que tenga una firme opinión respecto a los resultados obtenidos: todo es una conspiración mundial, una de esas (vacunas, antenas, etc. están en este mismo paquete) en las que se han puesto de acuerdo soviéticos, rusos, yanquis, coreanos, hindúes, chinos e iraníes; un contubernio en el que estados, universidades y laboratorios están gastándose millonadas para engañar a ‘la gente’.

Y así todo.

Una abuela mía, tenía la peregrina idea de que el sol y la luna estaban unidos por una especie de cadenas que les mantenían girando en el cielo. Pero mi abuela, Narcisa, no había tenido la más mínima oportunidad de formarse, no sabía ni leer y, cuando me lo decía en el año 1960, estaba ciega y sorda desde muchísimos años antes.

¿Está la Sociedad ciega y sorda además de sin formación? ¿O sólo la ‘gente’? ¿Somos ‘gente’ nosotros también? ¿Seguro que no hay ninguna rama del Saber, ni del Pensamiento, en la que nos comportemos como ‘gente’?

Félix Ballesteros Rivas

17-09-2018

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Félix Ballesteros Rivas

Ingeniero de Telecomunicaciones y escritor.

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