Esta brillante asociación independiente de policías nacionales y de guardias civiles corre el riesgo inminente de ser laminada por los sindicatos oficiales.
Morir de éxito o borrón y cuenta nueva. Ceder al abrazo del oso o reinventarse. Difícil es la situación que atraviesa Jusapol, la asociación creada y puesta en marcha por unos jóvenes y visionarios policías nacionales de provincias a los que se sumaron, inicialmente de forma tímida por su condición militar, algunos guardias civiles, cansados todos de décadas de promesas oficiales, siempre incumplidas y arropadas por los sindicatos, para terminar con la injusticia social y moral de la discriminación salarial, siempre también a favor de las policías autonómicas y locales, en un claro agravio a la Policía Nacional y la Guardia Civil.
La puesta de largo de Jusapol fue el pasado 15 de septiembre en esa magnífica Mesa de Negociación en Palencia, donde por primera vez en nuestra democracia se vieron unidos policías nacionales y guardias civiles, en la defensa no solo de sus intereses sino de su dignidad y de su posición en nuestra sociedad. La trascendencia de este acto, el apoyo social y de las organizaciones políticas consiguiente hicieron saltar las alarmas en los sindicatos policiales que vieron cómo miles de sus afiliados comunicaban su baja en los mismos.
La estrategia inicial de los sindicatos, que se puede tachar lisa y llanamente de guerra sucia, negando el derecho de Jusapol a ser actor en esta reivindicación, cambió también de forma radical al comprobar la explosión de éxito de Jusapol, que de su humilde inicio pasa a ser una organización nacional con decenas de miles de asociados, con capacidad de movilización, y que consigue la interlocución directa y el apoyo con y de partidos políticos al máximo nivel así como de medios de comunicación de ámbito nacional.
Consecuencia directa, y como cabía esperar, los sindicatos se suben al carro y asumen la reivindicación salarial como propia, aprovechan su interlocución directa con el Gobierno y legitiman sus propuestas que vienen a ser, una vez más, declaraciones de intenciones con planes progresivos de equiparación para salir del paso, insistimos, una vez más.
Distintas voces de Jusapol, no desde la discrepancia interna sino desde sus convicciones, no ocultan su disgusto por la situación actual ni su miedo a que la posición de fuerza de los sindicatos acabe con su proyecto antes de alcanzar su objetivo, que es meridianamente claro: la equiparación salarial, ya.