LA ESPAÑA INCONTESTABLE
LA CRÍTICA, 21 JUNIO 2025
21/06/2025@11:46:47
Nacido en Sevilla (1599–1660), entonces una metrópoli bulliciosa gracias al comercio con las Indias, recibió una formación sólida en el taller de Francisco Pacheco, su futuro suegro, quien supo reconocer la precocidad del joven Diego. Pacheco era más teórico que pintor, y en su influyente Arte de la pintura dejó escrito: «El retrato perfecto es aquel que representa no sólo los rasgos visibles, sino el alma invisible del retratado». Velázquez no tardó en superar a su maestro, precisamente en eso.
Pero fue su llegada a Madrid, en 1623, la que marcó el verdadero punto de inflexión. Apenas tenía 24 años cuando Felipe IV le ofreció su primer encargo: un retrato regio que causó tal impresión que el monarca ordenó destruir todos los anteriores retratos que lo mostraban, para que ninguno le hiciera sombra. Desde entonces, Velázquez se convirtió en el pintor exclusivo del rey. Su ascenso no fue fruto solo de su talento: cultivó alianzas, supo esperar su momento y, sobre todo, entendió que la discreción era la virtud suprema en un mundo donde una palabra de más podía resultar fatal. Como señala Jonathan Brown, su gran biógrafo, «Velázquez tuvo la rara habilidad de moverse entre los poderosos sin convertirse en uno de ellos». (...)