Intento aquí continuar la reflexión que inicié en el ensayo publicado hace tiempo (“Fascismo, Anti-Fascismo, y Anti-Antifascismo”, La Crítica, 2020). Italia ha sido la cuna histórica evidente del Fascismo y del menos evidente Anti-Fascismo, durante los siglos XX y lo que va del XXI. Pero curiosamente también lo es últimamente del fenómeno Anti-“Anti-Fascismo”, fenómeno nuevo y complejo –auténtico fantasma que recorre Occidente y que aterra a las izquierdas– que representa muy genuinamente Georgia Meloni y su partido Fratelli della’Italia (FdI), fundado en 2012 (nombre tomado de una estrofa del himno nacional Italiano: “Hermanos de Italia”). (...)
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No es necesario recordar los orígenes italianos del Fascismo en los experimentos políticos del “Juan Bautista” Gabriele D’Annunzio y sobre todo su discípulo en el estilo, Benito Mussolini. Igualmente, el Anti-Fascismo honesto tuvo sus primeros líderes y mártires italianos en Argo Secondari (líder de los Arditi), Giovanni Amendola (liberal), Giacomo Matteoti (socialista), y el propio Antonio Gramsci (comunista). Pero el “Anti-Fascismo” (entrecomillado, falso, promovido desde la Komintern y Kominform de Stalin) generaría una confusión general que, agudamente, fue denunciada muy tempranamente como una nueva forma de fascismo (por el demócrata Huey Long en EEUU, y por el socialista Julián Besteiro en España, a principios de los años 1930s; más tarde, según parece, lo hicieron también personalidades tan diferentes como Winston Churchill y Pier Paolo Pasolini).
Tal percepción condujo a la identificación de un fenómeno nuevo, complejo y paradójico, el Anti-“Anti-Fascismo”, que mereció también atención política y académica en Italia, con la colaboración, entre otros, del que fuera máximo experto italiano en el tema, Renzo de Felice (véase: Angelo d’Orsi, “Fascismo, Antifascismo y Anti-Antifascismo”, Historia Magistra, 2009).
El colmo de las paradojas es que esta identificación viene siendo denunciada y combatida histéricamente por los lunáticos de la izquierda radical y sus propagandistas intelectuales, incluidos los peronistas -por ejemplo, los manipuladores de un nexo Gramsci-Laclau (en Italia, en España, y ahora también en Argentina), provocando insultos a personalidades políticas patrióticas como Meloni, Trump, Abascal, y Milei, usando y abusando de la consabida matraca de “fascistas”.
Dos ejemplos recientes en nuestros lares de actitudes típicas de este falso “Anti-Fascismo”, respectivamente, en la izquierda y también lamentablemente en la derecha: el anuncio de un curso de “Pedagogía Anti-Fascista” en Universidad de León enseñada por un profesor de filiación comunista; y el sorprendente ataque del ex presidente Aznar al partido Vox, acusándole de “extrema derecha” (insinuando su carácter “fascista”).
Fenómeno general que observamos desde Meloni a Milei, con Trump y Abascal en medio y paralelo, entre otros casos potenciales en Europa e Hispanoamérica, siguiendo el ejemplo inicial de Meloni en Italia (FdI), con las pertinentes ramificaciones de diversos movimientos populares Anti-“Anti-Fascistas” en EEUU (MAGA: Make America Great Again), España (Vox), y Argentina (La Libertad Avanza).
Sobre la actualidad de este falso “Anti-Fascismo” en España, basten algunos simples ejemplos prácticos, imágenes materiales, aparte de los casos de confusión mental antes mencionados de la Universidad de León y del ex presidente Aznar, otros dos casos en tan reciente fecha como el pasado 30 de Octubre: disfrazados típicamente con máscaras y uniformes negros como es habitual en “Antifa” (expresión de un fascismo sólido de una izquierda radical lunática y violenta) en Pamplona; y en la misma jornada Pedro Sánchez declarando en el Senado (representando a una especie de fascismo líquido y autoritario de un PSOE mendaz y corrupto). ¿Seguimos bajo la siniestra sombra tutelar y financiera de George Soros y otros similares?).
Manuel Pastor Martínez
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