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Guerras asimétricas: Gaza y Ucrania

Tanques israelíes cerca de Gaza, con la 'boina' metálica. (Reuters / V. Santos Moura)
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Tanques israelíes cerca de Gaza, con la 'boina' metálica. (Reuters / V. Santos Moura)

LA CRÍTICA, 26 NOVIEMBRE 2023

Por Juan Ángel López Díaz
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Las guerras asimétricas son estrategias y tácticas no convencionales adoptadas por una fuerza cuando las capacidades militares de los beligerantes no son sólo desiguales sino que son tan significativamente diferentes que no pueden realizar el mismo tipo de ataques entre sí. Los combates entre Israel y Hamas o de Ucrania y Rusia, en otro nivel, son un ejemplo de guerra asimétrica. El término guerra asimétrica se utiliza desde hace menos de 60 años, pero el concepto es mucho más antiguo y el ejemplo clásico es el combate de David contra Goliat. Las guerras asimétricas suelen ser más sangrientas y salvajes que las que tienen lugar entre ejércitos regulares. Lo que está claro es que las guerras actuales nos conducen a un cambio de paradigma en lo geoestratégico y en lo político y a un orden nuevo, con nuevos tipos de conflicto. (...)

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La invasión de Ucrania


Cuando Ucrania obtuvo su independencia en 1991, heredó un ejército de estilo soviético y poco hizo por cambiarlo, hasta que Rusia atacó con los hombrecillos verdes (proxis) (guerra hibrida) en 2014 y ocupó Crimea. Los lideres ucranianos se dieron cuenta de que para vencer tenían que mejorar sus tácticas y estrategias, por lo que decidieron adoptar los estándares de la OTAN, creyéndolos superiores a los soviéticos. Pero cambiar un sistema lleva tiempo y decidieron que el primer paso para implementar las nuevas doctrinas era permitir la iniciativa táctica. Esa medida salvó a Ucrania de ser derrotada en cuestión de días, como casi con certeza esperaba Moscú. Libre de la interferencia de mandos y órdenes superiores para unificar cada movimiento, el ejército ucraniano, o para ser más precisos, sus pequeñas unidades, altamente independientes, hasta nivel batallón, recurrieron al ingenio y a la innovación. Uno de los mayores avances tácticos fue que esas unidades, con gran movilidad, empleaban drones de 200 dólares y los lanzaban sobre el enemigo a varios cientos de metros de distancia, veían su posición y adaptaban el ataque o la defensa casi de inmediato. Los rusos seguían con el viejo y engorroso proceso de solicitar a la unidad superior que desplegara unidades de reconocimiento y luego esperar a que los resultados se filtraran a lo largo de la cadena de mando. El siguiente paso ucraniano fue armar drones, a los pocos días del ataque ruso, con pequeñas bombas que dejaban caer en el objetivo seleccionado. Son innumerables los vídeos de pequeños drones lanzando bombas a las unidades rusas en el campo, logrando que las tropas rusas no se atrevan a dormir en sus trincheras ni a moverse por terreno abierto. Después de este éxito, los ucranianos decidieron atacar los blindados rusos. Incluso los carros más poderosos están escasamente blindados en la parte superior. Las bombas lanzadas sobre un blindado desprevenido a través del techo de una torreta hacen que la munición explosione, destruyendo al vehículo y a la tripulación. Si golpean el compartimiento del motor, casi inevitablemente dejan al carro inoperativo. Un sistema de pocos miles de euros destruye otro de unos pocos millones. Hay dos métodos para contrarrestar estos ataques asimétricos: la protección activa, bloqueando las frecuencias que utilizan los drones enemigos, inutilizándolos, o utilizando armas anti-drones. Mucho más segura de usar, más barata y más sencilla es la protección pasiva: poner un “techo” encima de un carro. Al carro de combate se le suelda una estructura de metal simple con una malla de alambre duro. La bomba del dron, o misiles como el Javelín, explota cuando golpean la malla pero no dañan el carro de combate. Una solución sencilla, fácil y barata, pero, que los rusos tardaron muchos meses en reaccionar y empezar a implementarla.



Israel extrae lecciones de Ucrania


Los generales de Israel observaron las batallas en Ucrania durante el último año y medio tomando notas. Los carros aunque cada vez más vulnerables a los drones, las municiones merodeadoras y los misiles guiados antitanques, que atacan desde arriba, siguen siendo la única plataforma en el campo de batalla que combina movilidad, protección y gran potencia de fuego. Los israelíes analizaron cómo combatieron los rusos en Ucrania y los errores que cometieron y las conclusiones fueron las siguientes:



Mala formación y falta de coordinación


Las unidades de carros rusos estaban mal entrenadas y carecían de coordinación con otras armas del Ejército: infantería, ingenieros, artillería, ciberdefensa y sin coordinación con la inteligencia y el poder aéreo. Columnas de carros fueron enviadas en fila india por una carretera sin ningún apoyo, dejando que los ucranianos las eliminaran.



Falta de conocimiento de la situación


Las unidades de carros rusos desconocían el terreno, las capacidades del enemigo, y la dinámica cambiante del campo de batalla. No contaban con sistemas adecuados de reconocimiento y vigilancia y dependían de planos e información obsoleta. Tampoco se adaptaron a las contramedidas del enemigo: drones, munición merodeadora, misiles guiados anti-carros, guerra electrónica y ciberataques. Por ello a menudo fueron tomados por sorpresa y emboscados por las fuerzas ucranianas.



Exceso de confianza y subestimación del enemigo


Las unidades de carros rusos confiaban demasiado en su propia superioridad y subestimaron a las fuerzas ucranianas. Supusieron que su ventaja numérica y tecnológica sería suficiente para abrumar al enemigo. También ignoraron las consecuencias políticas y diplomáticas de su agresión y la posibilidad de intervención o sanciones internacionales.



El ataque de Hamás a Israel


Cuando Hamás invadió el sur de Israel el 7 de octubre, aniversario de la Batalla de Lepanto, sus terroristas arrasaron las ciudades fronterizas y provocaron una matanza horrible. Una andanada de miles de cohetes complementó este ataque terrestre en la mayor “masacre” que Israel tuvo que afrontar en su suelo. La ofensiva de Hamás demuestra poderosamente el impacto y la importancia de nuevos tipos de guerra irregular: “guerra híbrida”, “conflictos de zonas grises” y otros conceptos que tienen una definición confusa. Sin embargo, por confusos que sean los términos, las características son bastante claras: uso de medios, tácticas y actividades asimétricas, multidimensionales e indirectas por parte de un país u organización que carece de los medios para ganar en un conflicto militar convencional. Veamos qué son estas características:

Medios asimétricos: no convencionales, que buscan cerrar la brecha entre las capacidades de una organización extremista y un ejército organizado.


Actividad multidimensional: simultáneas en los ámbitos militar, político, de información, cyber, inteligencia, comunicaciones y otros.


Tácticas indirectas: buscan evitar un conflicto militar cuerpo a cuerpo convencional.


Con estos puntos de referencia, el ataque de Hamás a Israel es un escenario clásico de guerra irregular.


Hamás atacó simultáneamente por aire, tierra y mar, evitando a las mucho más fuertes Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Al disparar unos 2.200 cohetes contra territorio israelí temprano en la mañana del 7 de octubre, “derrotó” momentáneamente incluso el famoso sistema de defensa antimisiles Cúpula de Hierro de Israel. Al amparo del “escudo” aéreo creado por los cohetes, las excavadoras cruzaron las fronteras teóricamente bien vigiladas de la Franja de Gaza, permitiendo el paso de cientos de “combatientes”. Los terroristas luego atacaron bases del ejército israelí, pero más aún, hogares civiles y un importante festival de música, aunque se dice que fue un blanco de oportunidad, utilizando violencia extrema para lograr un efecto de “conmoción y pavor”. Mataron, violaron y mutilaron a civiles indiscriminadamente, anunciando esta brutalidad en abundantes vídeos. Otros israelíes fueron secuestrados y retenidos en Gaza como rehenes, presumiblemente para ser utilizados como escudos humanos, otra táctica irregular que Hamás tiene en mente desde hace mucho tiempo. Y hoy, mientras los ataques israelíes intentan diezmar a los terroristas, Hamás puede presentar imágenes de una Gaza arrasada, miles de civiles muertos y el empobrecimiento total de los vivos. En otras palabras, está intentando ganar la guerra de las narrativas y la información, con el objetivo de limitar el apoyo internacional a Israel.



Al menos un año de preparación por parte de Hamas


Meses, incluso años, de planificación, entrenamiento y coordinación precedieron al ataque bajo la supuestamente atenta mirada de las agencias de inteligencia israelíes Mossad y Shin Bet. Documentos supuestamente encontrados por soldados israelíes sugieren que la operación se planeó al menos en octubre de 2022. Sin duda, el grupo aceptó que habría una dura respuesta de Israel, y consideraba inevitable el ataque a la Franja de Gaza. ¿Y qué quería lograr con esto? Detener la normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita y garantizar un apoyo aún mayor de Irán. Hamás no utilizó ninguna técnica, táctica o doctrina de guerra irregular que no se hubiera visto antes pero combinó de manera única tácticas irregulares existentes para obtener grandes ganancias estratégicas. Luchan con lo que tienen y se vuelven creativas con lo que no tienen. Como normalmente no cuentan con tanques, helicópteros, aviones de combate u otros equipos en sus arsenales, evitan ataques directos a las fuerzas de seguridad y defensa.



¿Lecciones aprendidas?


Cuesta mucho trabajo entender cómo las agencias de inteligencia más eficaces del planeta no han detectado las actividades, al menos durante un año, de los miembros de Hamás y tampoco se entienden otra serie de fallos defensivos y de reacción al ataque, que son incomprensibles. Y cuando el ejército israelí entró en Gaza, no está claro que hubieran tomado nota y asumido los errores que ellos mismos vieron cometer a los rusos. Desde que los carros y la infantería se acercaron a la ciudad de Gaza, Hamás ha estado publicando videos que muestran ataques con lanzacohetes y drones como en Ucrania, y al menos algunos de ellos han demostrado ser eficientes. Sólo un pequeño porcentaje de los poderosos tanques Merkava pueden verse con “techos”, lo que indica que las decisiones para implementar soluciones tan simples y baratas aún deben de ser aprobadas y ordenadas a través de la cadena de mando. Basado en el éxito de Hamas en desangrar a Israel, el conflicto resalta varias lecciones clave sobre este tipo de guerra irregular y cómo contrarrestarla.

  1. Las herramientas de alta tecnología no siempre garantizan una ventaja. Utilizando inteligencia humana en lugar de artificial, Hamás recopiló datos detallados sobre sus objetivos israelíes, incluidas vulnerabilidades en el equipo militar y diseños detallados de las bases y ciudades que atacó.

  2. Los métodos, tácticas y capacidades de innovación de baja tecnología utilizados por Hamás no son nuevos. El grupo simplemente encontró una manera de implementarlos en una combinación letal y efectiva. Los paracaidistas, drones, francotiradores, cohetes, motociclistas y botes inflables utilizados por Hamás fueron desplegados de manera combinada, coordinada, multidimensional y asimétrica. Israel estaba al tanto de las tácticas individuales utilizadas por Hamás. El shock fue la coordinación entre todos estos sistemas.

  3. Hay que contar conque el débil sea capaz de lograr una ventaja estratégica, como lo hizo Hamás al atacar la Cúpula de Hierro con un volumen masivo de cohetes. De hecho, una de las características definitorias de la guerra irregular es cómo los actores utilizan tácticas asimétricas e indirectas para eludir sistemas más fuertes.

  4. En el mundo actual hay que tener una industria de defensa capaz de reaccionar con oportunidad a los avances del armamento y tácticas del adversario… y líderes decisorios.



Juan Ángel López Díaz

Coronel de Infantería de Marina (R)

Miembro de la AEME y Centro de Pensamiento Naval (EGN)

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