El primer día de diciembre de 2022, el máximo representante del MI6 en España, el embajador británico en Madrid, Hugh Helliott, viajó para visitar a los alcaldes de los ayuntamientos del Campo de Gibraltar para… ¿convencerles de que se adhirieran a las tesis británicas frente a las de la UE? (...)
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Elliott visitó a los alcaldes de La Línea, Juan Franco, de Algeciras, José Ignacio Landaluce y a Juan Lozano, presidente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Todos le dijeron a Elliott que el “impacto” del Peñón en la economía de la zona es fundamental, y que el desmantelamiento de la Verja es esencial para lograr lo del mito de “la prosperidad compartida”. Estaban de acuerdo, ¿verdad?
Pero tengo para mí que el embajador desea bastante más. Llegó allí para, posiblemente, convencer a los alcaldes que lo mejor es que, si se acaba con la Verja, no haya control alguno de salida desde Gibraltar hacia el norte. Por el contrario, pueda haber todos los que GB quiera imponer para entrar en Gibraltar. Es decir, reciprocidad total, tal y como la han entendido siempre, e impuesto, los británicos en la colonia militar del Peñón.
Ahora resulta que ha aparecido algún catedrático que otro -probablemente de la cuerda progresista- que reconocen que la colonia militar de Gibraltar (donde viven unos 30.000 ratoncillos muy bien a base de los servicios que le proporciona España -trabajadores, colaboracionistas, empresas, alcaldes de la zona, etc.-), es el mayor “factor de distorsión” en las negociaciones entre la UE y GB.
Al caerse del guindo, han entendido que el problema para España y para Europa es la base militar británica en suelo español, y que los 30.000 ratoncillos sólo son la comparsa de ese centro militar geoestratégico que es lo único que realmente importa a los británicos, al MI6, a la Royal Navy y a la RAF. ¡Bienvenidos al mundo real, amigos!
A ver si lo entendéis mejor. No se trata de negociar un acuerdo sobre un territorio de ultramar británico con una base militar dentro de él. De lo que realmente se trata, es intentar negociar con la UE y con España un acuerdo sobre una base militar extraordinariamente importante para GB, con una población de 30.000 ratoncillos dentro de ella que dan la tabarra para pertenecer, como sea al espacio Schengen. ¿Veis el matiz diferenciador fundamental entre una cosa y otra? Pues eso.
Y detrás de los catedráticos, vinieron los periodistas (algunos periodistas). También, alguno de antigua condición progre e incluso colaboracionista. No se explican por qué GB ha excluido a Gibraltar de los convenios internacionales sobre armas químicas, bacteriológicas y nucleares, ni por qué los militares británicos actúan en el Peñón de acuerdo “con su albedrío”, sin rendir cuentas a nadie, metiendo allí buques de todo tipo, incluyendo submarinos nucleares. ¿Acaso Gibraltar se ha convertido en un taller de reparaciones de esos buques propulsados por energía nuclear?, se preguntan.
Creen por ello, ¡ahora!, que “las luces de gálibo permanezcan encendidas en España”. Han informado, incluso, de que en septiembre de 2021, el Financial Times desveló que los planes secretos del gobierno británico eran, que si Escocia se separara de GB, parte de los submarinos nucleares de las bases de Couldport y Faslane allí, fueran trasladados a Gibraltar.
Y alguno también escribe, entre alarmado y sorprendido, que en caso de que desapareciera la Verja, ¿quién y cómo se controlaría a los militares británicos de la Royal Navy o de la RAF que quisieran entrar en Europa por Gibraltar? Por ello, considera el periodista que para garantizar la frontera de los 27, es preciso que nuestro país, por su seguridad y la del resto de los países de la UE, exija condicionar la posible firma del acuerdo UE/GB. Bienvenidos -algunos- a la sensatez. Pero, por desgracia, el problema esencial para España no es ese.
Se siguió avanzando en lo del mito de la “prosperidad compartida”. El ferry de la empresa española Balearia, “Sicilia”, entró en Gibraltar a reparar. Así, la prosperidad se acumula más en el Peñon, sin duda. Y Balearia se ahorra impuestos, claro.
También, con una actividad cada vez mayor de los buques de la Royal Navy en Gibraltar, allí se necesita más combustible. No hay problema. Petroleros (buques de pequeño tonelaje) de Algeciras corren veloces a suministrar el combustible necesario a los buques británicos, aprovisionados por la empresa CEPSA de San Roque, que proporciona el 41% del combustible que necesita Gibraltar.
¿Alguien cree o piensa que la colonia militar británica en suelo español lo pasa mal, cuando todo su entorno está a su servicio? Humillación, descrédito, indignidad y servilismo. ¿O no?
Según el Gibraltar Chronicle, los bultos con un peso de 150 Kg. dirigidos desde Londres al gobernador del Peñón, que quedaron bloqueados en la Verja por la policía española y días después -en octubre pasado- se permitió su entrada en Gibraltar, fue como consecuencia de “un gesto de buena voluntad del Gobierno de España”, debido “al error cometido por Londres, que debía haberlos enviado por avión”.
Esta fue la respuesta del Gobierno a la pregunta formulada por Vox sobre aquel asunto. Es decir, se impone la “buena voluntad” de este Gobierno por encima de la legalidad. Y mientras soportamos todos los españoles los insultos, los agravios a los buques de nuestra Armada, a los de la Guardia Civil o a la inacción de la policía gibraltareña cuando los funcionarios de Salvamento Marítimo tienen que hacer disparos al aire para no ser linchados por unos cafres contrabandistas en una playa del Peñón. Y todo ello para no “irritar” a Londres, como dijo en su día el “pinocho” Sánchez.
En diciembre del 22, el Parlamento Europeo aprobó la entrada de Croacia en el espacio Schengen de la UE. Por el contrario, bloqueó la entrada a ese espacio de Rumanía y Bulgaria. Por tanto, los ciudadanos de estos dos países tendrán que pasar por unos requisitos especiales para poder entrar en el espacio libre de la UE.
¿Y los ratoncillos que viven en la colonia militar de Gibraltar? Es lógico que deban esperar en la cola de presuntos interesados en ser admitidos en el espacio Schengen. De modo que también sería lógico pensar que si se llega al tan ansiado acuerdo entre la UE y GB -ansiado, sobre todo, por el gobierno de España y gibraltareños-, lo sería cuando Rumanía y Bulgaria, miembros de la UE, tuvieran el visto bueno para pertenecer al espacio Schengen.
Si así fuera, me da la impresión de que el posible acuerdo no debiera llegar tan pronto como desea el gobierno socialcomunista de Sánchez y los gibraltareños. Lo cual no es, en mi opinión, ninguna mala noticia.
La Asamblea General de la ONU repitió, sobre Gibraltar, lo que viene diciendo durante años, esto es, una resolución de un verdadero compromiso de acuerdo con las resoluciones de la Cuarta Comisión sobre Descolonización.
En síntesis, fue lo siguiente (noviembre/22).
1) La Asamblea General insta a los gobiernos de España y GB a que, escuchando las aspiraciones de Gibraltar que sean legítimas conforme al derecho internacional, lleguen en virtud de la Declaración de Bruselas de noviembre de 1984, a una solución definitiva de la cuestión de Gibraltar, de acuerdo con las resoluciones de la Asamblea General y al espíritu de la Carta de las Naciones Unidas.
2) Toma nota de la voluntad de GB de continuar con el Foro Trilateral de Diálogo. (Donde se metió a Gibraltar por Moratinos/Zapatero).
3) Toma nota de que para España ese Foro ya no existe y debe ser sustituido por otro de “cooperación local” (representación de los habitantes del Campo de Gibraltar y de Gibraltar).
4) Acoge con satisfacción los esfuerzos de todos (?) por avanzar en un espíritu de confianza y solidaridad (?) para encontrar soluciones comunes y en áreas de interés mutuo. ¿Lo de la “prosperidad compartida”?
Por tanto, España presenta en lugar de dos actores principales y únicos, a cuatro actores. Cada vez más embrollo, más opiniones, más dificultades y más pérdida de tiempo.
Lo repetido en varias ocasiones: en lugar de política de Estado, política de partido en relación con Gibraltar. Un auténtico desastre.
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