Desde los padres fundadores de Ciudadanos (C's) hasta las voces críticas internas del partido en toda la geografía nacional, a los que se suma gran parte de sus votantes, cuestionan la actitud política de Albert Rivera y sus pretorianos.
Lejos queda su imagen seductora arropando principios deseados por los ciudadanos españoles, y la que hoy prevalece es la de un prepotente adolescente que carece de un proyecto político claro y contundente para el momento que vive España.
El malestar se extiende dentro del partido, cuya respuesta es la callada pero continua eliminación de sus cuadros provinciales (último episodio: Galicia) de todos aquellos que se atreven a cuestionar sus políticas, métodos y personas afines. La fidelidad al lider se convierte en seguro de vida política, en el más puro estilo del resto de los partidos, lo que descabalga a Ciudadanos de uno de sus principios más atractivos: la democracia interna y la aportación de todos a un proyecto común.
¿Resistiría Ciudadanos un nuevo proceso electoral con Rivera y sus actuales pretorianos al frente? Muchas son ya las voces, de dentro y fuera del partido, que lo ponen en duda.