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América, Saint Die y las treinta y dos páginas que dieron a Vespucio la inmortalidad

(Foto: https://de.wikipedia.org/wiki/).
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(Foto: https://de.wikipedia.org/wiki/).

LA CRÍTICA, 15 OCTUBRE 2024

Por Juan Ángel López Díaz
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Es normal que nadie sepa dónde está la localidad de Saint Die des Vosges que influyó decisivamente en que el nuevo continente descubierto por Colón y los hermanos Pinzón en 1492, recibiese el nombre de América. Esta escondido al cobijo de los Vosgos y pertenecía al Ducado de Lorena, desaparecido hace tiempo. En ese tranquilo pueblo, a mediados del S.XV, gobernaba el soberano René II, que reclamó los títulos de Rey de Jerusalén y de Sicilia y Conde de Provenza, aunque la realidad es que solo gobernaba ese pequeño territorio y, eso sí, era un gran amante de las artes y de las letras. (...)

...


La importancia de Saint Die des Vosges en el nombre de América


En la ciudad, lo que son las casualidades, ya se había publicado una obra que también tuvo una tremenda importancia para el descubrimiento de América, Imago Mundi, del Obispo Pierre D´Ailly, de la que Colón leía latitudes en la tabla que de la obra había copiado, y contemplaba un diámetro de la tierra, acorde con las ideas de Colón, 30.000 y no los 40.000 km. reales. Junto con la Carta de Toscanelli, y la información del prenauta, el piloto onubense Alonso Sánchez, fueron los puntos básicos para que Colón tuviese la convicción, y así lograr, que los Reyes Católicos le permitiesen zarpar para descubrir un nuevo mundo. Así que verdaderamente hay una estrecha relación entre Saint Die y América.



Las Ceremonias de la Confusión para bautizar un continente


La primera de ellas empezó en Vicenza cuando un tipógrafo avispado, Fracanzano da Montalboddo, publicó, en 1507, Paesi Novamente Retrovati, Et Novo Mondo Da Alberico Vesputio Florentino Intitulato, que incluía la primera colección impresa completa de los nuevos descubrimientos realizados al comienzo de la era Moderna, incluidos las primeras notas de viajes atribuidas a Vespucio, que no fueron más de 32 páginas.


Pero es bajo el Duque René, por el que sucede la segunda ceremonia de la confusión de cómo surgió el nombre de América. Con su protectorado y su apoyo económico, algunos humanistas formaron un foco cultural, el Gymnasium Vosgianum, para enseñar y divulgar la ciencia a base de la impresión de libros valiosos. Pero aquello no hubiera llegado a nada si no fuera porque sobre esa fecha de 1507, un tipógrafo llamado Gauthier Lud, instaló en la ciudad una prensa tipográfica.


Américo Vespucio despierta a América. Grabado alegórico al descubrimiento del nuevo continente, realizado por Johannes Stradanus en 1575. Wikimedia Commons.


El plantel de figuras que reunió René le permitía contar con editores, traductores, correctores e ilustradores, y además estaba cerca de Estrasburgo y de su Universidad. Con la ayuda del Duque podría Gauthier atreverse a publicar una gran obra. ¿Pero qué obra? En aquella época, año tras año, los descubrimientos se sucedían y la geografía acaparaba la curiosidad de la época. Pero hasta la fecha había un clásico, que se consideraba el culmen de la ciencia y la geografía, que era la Cosmografia de Ptolomeo. Desde 1475, una traducción latina puso a disposición de los eruditos europeos esa obra cumbre, que se creía insuperable, y lo que allí constaba se creía cierto a pie juntillas por la inmensa fama y prestigio del autor. Pero en los últimos 25 años, desde 1475, los conocimientos de la tierra se habían ampliado más que en los siglos anteriores, y de pronto Ptolomeo fue superado por audaces navegantes españoles y portugueses. Así que pensó que sería bueno volver a publicar la obra, pero actualizada con los escritos sobre los nuevos descubrimientos.


Gauthier Lug, decide, sabiendo que tiene un gran equipo, abordar el reto de editar una gran obra que actualizase la de Ptolomeo. Para el dibujo y grabado de mapas tiene a un excelente matemático y joven geógrafo, llamado Martin Waldsemuller, quien además es un gran dibujante, lo que hace que durante décadas sus mapas ocupen un lugar de referencia en la historia de la cartografía. También está el joven poeta Matthias Ringmann, capaz de escribir con brillantez los textos latinos. También destaca el traductor Jean Basin, quien no solo conoce las lenguas antiguas, sino también las modernas. Pero ¿qué obra escoger para incluir las nuevas tierras descubiertas? ¿No fue un tal Vespucio el primero que mencionó el Nuevo Mundo? Fue Matthias Ringman el que sugirió esta obra ya que él mismo había publicado en 1505 en Estrasburgo el Mundus Novus con el título de Ora Antarctica. Y por ello aconsejó publicar, en lengua latina, la Lettera italiana desconocida todavía en Alemania, como suplemento de la obra de Ptolomeo.


Y aquí aparece la segunda ceremonia que llevó a darle al nuevo continente el nombre de América. En vez de contar la verdad sobre la obra a incluir, que fue una carta de Américo a su protector Lorenzo de Pierfrancesco de Medici en Florencia, el grupo de Saint-Die, para dar importancia a su publicación, se inventa una historia que de paso también honra al duque Renato. Y así, escriben que Américo, el descubridor de estas nuevas tierras, célebre cartógrafo y muy amigo del duque René, había enviado a éste la Lettera y que esta edición era la primera publicación. Para hacer creer esa “novela” se cambia la dedicatoria al gran Lorenzo, por la de al illustrissimus rex Renatus; y para borrar huellas, se añade una nota donde se advierte que Vespucio le envió la obra en francés y que Jean Basin, el poeta, lo tradujo del francés, a un latín elegante.


Americo Vespucio haciendo mediciones astronómicas. Grabado de Angelo Maria Banbini, 1748. Observador de las estrellas. Wikimedia Commons.


Pero por la rapidez del proceso, el poeta se olvidó de hacer desaparecer todos los rastros que muestran el origen italiano. Y así, Vespucio informa al Duque Renato de Lorena, de aspectos que en realidad sólo le interesarían a los Médici o a Soderini, el presidente de la República florentina, a quien Vespucio también envía la llamada Carta Soderini sobre sus viajes. Por ejemplo que los dos estudiaron juntos en Florencia con su tío Antonio Vespucio. Al hablar de Dante, le llama poeta nostro, que no se explica para una dedicatoria al Duque de Lorena. Pasarán siglos hasta que se descubra el engaño, del que quizás Vespucio no tuvo ninguna culpa.


Pero todo eso es desconocido cuando la obra aparece en la feria del libro del 25 de abril de 1507, 52 páginas con el título de: Cosmographiae introductio… En la obra, al texto erudito de Ptolomeo siguen los cuatro viajes de Vespucio, de dudosa veracidad. Con la publicación de la obra, tercero de los factores que aceleraron la ceremonia de la confusión, la fama de Vespucio se eleva como la espuma. Mientras que en la portada de la obra italiana Paesi nuevamente retrovati… la de Vicenza, su nombre no aparecía de forma clara como el descubridor del nuevo mundo y sus viajes estaban como iguales a los de Colón y otros navegantes, en la Cosmographiae Introductio ya ni siquiera aparece Colón, aunque pudiera ser simplemente porque era desconocida su gesta para el grupo de Saint Die. Pero fuera por lo que fuera, por ese desconocimiento, toda la gloria del descubrimiento es para Vespucio.


En el Cap. 5, se dice que es Vespucio el descubridor de ese nuevo mundo. Y en el Cap. 7, Waldseemüller hace una propuesta que habrá de ser determinante, y que consiste en que ese Mundus Novus, puesto que fue descubierto por Américo, podría llamarse en adelante tierra de Américo o América.


Y en el capítulo noveno, aunque sólo sea la sugerencia de un oscuro cartógrafo de 27 años, en la escondida ciudad de Saint Die, está tan convencido de su propuesta que dedica todo un párrafo entero a esta sugerencia. Hoy en día, estas partes del mundo (Europa, África y Asia) están exploradas por completo y una cuarta parte del mundo fue descubierto por Américo Vespucio. Puesto que Europa y Asia recibieron nombres de mujeres, no veo inconveniente alguno en llamar a esta nueva región Américo, tierra de Américo o América en honor al hombre sabio que la descubrió.


Y esas palabras son el origen del nombre de un continente. Si el 12 de octubre de 1492 se considera el día del nacimiento del Nuevo Continente, aunque Colón logró convencer con argucias que él lo descubrió el día 11 a últimas horas de esa noche, es el 25 de abril de 1507, el día en que Cosmographiae Introductio sale de la imprenta, el que ha de ser considerado como el día de su bautismo.


Waldseemuller, hace imprimir la palabra «América» en el mapa que va adjunto a la obra. Y es entonces cuando Américo Vespucio, hombre mortal, pasa, sin sospechar nada, a tener la aureola de la inmortalidad. A partir de este momento, América se llamará América para siempre jamás. Años después, Waldseemuller se dio cuenta de su error y publicó que el verdadero descubridor era Cristóbal Colon… pero ya era demasiado tarde. El nombre era imparable.


Mapa de Martín Waldseemuller, 1517. El Nombre de América, se ve en tierra, a la altura del navío, en las costas de Brasil.



Conclusiones


América lleve el nombre de un florentino, que:


En absoluto descubrió América, ni fue el primero en pisar tierra Firme, ni el primero en descubrir Brasil, –fue V.Y Pinzón–, ni llegó a 50º de Latitud Sur.

No mandó barco ni expedición alguna.

Convenció a sus contemporáneos de que era un experto cartógrafo, aunque no ha quedado ninguna de sus cartas.

Su única navegación antes de su primer viaje a América fue de Italia a Sevilla, pero proclamaba su destreza en el uso de instrumentos náuticos de una forma que, según Fernández Armesto, apestan a afectación.

Hizo dos viajes a América, y no seis como se dice.

Convenció a los funcionarios de la Casa de Contratación que él era indispensable y eligieron a Vespucio y no a Pinzón como Piloto Mayor, aunque el conocimiento que Vespucio podía ofrecer era fundamentalmente inútil, es decir, era teórico y no práctico.


Todo ello es un ejemplo de la trascendencia de cómo vender el producto o de las noticias falsas. Otra cosa es que lo de dar su nombre al continente lo hiciera a propósito, y eso parece que no sucedió.


Juan Ángel López Díaz
Coronel de Infantería de Marina (R)
Miembro de AEME


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