... En primer lugar, el ridículo complejo y la nefasta política exterior (que no de Estado) de estos gobiernos –en especial, el de este inepto gobierno actual mucho más pendiente de su propaganda y fines inconfesables, que de la solución de los gravísimos problemas que abruman a los españoles- frente al del “aliado y amigo” del otro lado del Canal, que lo que siempre ha buscado históricamente ha sido su propio beneficio a costa de lo que fuera y, en especial, de los intereses de España.
En segundo lugar, el desconocimiento y, por tanto, la despreocupación y apatía de casi todos los españoles en relación con la humillante situación que padecemos, al permitir por centenas de años el mantenimiento en nuestro suelo de la única colonia que hoy existe en la Unión Europea (UE). Combinado este desconocimiento por el desinterés sobre el tema de unos medios de comunicación que, mayoritariamente, están al servicio del poder para recibir las correspondientes subvenciones.
En tercer lugar, por la corriente del colaboracionismo activo de numerosos actores en el Campo de Gibraltar, que actúan y trabajan para que el estatus quo existente –esto es, la permanente ocupación británica- se mantenga. Con una finalidad concreta: beneficiarse de los intereses gibraltareños.
En cuarto lugar, la excusa permanente y el estúpido chantaje localista de los famosos “trabajadores transfronterizos”, que son una milésima parte de los trabajadores de Andalucía. Por cierto, con la particularidad de que la inmensa mayoría de los que entran y salen del Peñón a diario, no están inscritos como tales trabajadores en el mismo.
En quinto lugar, por la decadente situación militar española, no por su merecido respeto en el exterior donde, por cierto, no defendemos intereses netamente españoles, sino por la constante disminución presupuestaria que desde la época del régimen felipista vienen sufriendo nuestras Fuerzas Armadas. Incluso con esos presupuestos ridículos, la extrema izquierda y las izquierdas de España, con parte de esos partidos políticos que dicen situarse en el centro central del espacio político, los critican por ser excesivamente elevados. Como si la Defensa de nuestro país tuviera que estar, a nivel presupuestario, en igualdad con otros ministerios surgidos en este gobierno de la nada.
En relación con este asunto, son vergonzosas las humillaciones constantes que la Guardia Civil tiene que soportar en aguas españolas. En el fin de semana del 24 al 26 de octubre pasado, la prensa de Gibraltar se hace eco, con fotografías inequívocas, de “la incursión de una lancha de la Guardia Civil en aguas de Gibraltar”. En ella se ve la lancha de la Guardia Civil prácticamente abordada por una “Rhib” del Escuadrón de Gibraltar. Para igualar la potencia de las naves en estos “incidentes”, se ha rumoreado que podría desplazarse a las llamadas aguas de Gibraltar el patrullero “Infanta Cristina”. Al parecer, España admite que Gibraltar tenga aguas bajo su jurisdicción. ¿Es eso lo que dice el Tratado de Utrecht?
Como consecuencia de estos incidentes y la desconocida actitud de nuestro gobierno en relación con el Brexit y la oportunidad que el mismo podía representar para nuestros intereses, en estos dos o tres últimos meses han visitado Gibraltar altos cargos de la Defensa británica. El último fue el día 26 de octubre, con la presencia en el Peñón del teniente general Magowan, 2º Jefe del Mando Estratégico del Reino Unido. ¿A qué se deben estas visitas? ¿A que GB está preparando nuevas medidas para que desde el Peñón se aumenten las posibilidades de colonizar aún más sus alrededores y las aguas que lo rodean? ¿Al temor de que se cierren los accesos a Gibraltar a través de lo que los británicos llaman “la península británica de Gibraltar”, para evitar la propagación de la peste china? ¿A que en un acto de enajenación mental se le ocurriera a este gobierno socialcomunista el cierre permanente de la verja?
Debo señalar también, queridos amigos, que según el “Financial Times”, los contactos entre el gobierno de España y el Alcalde de Gibraltar son constantes para, como es lógico, gran regocijo de GB. ¿Cuál es el objeto de los mismos? Evitar cerrar la verja de forma permanente y, por supuesto, impedir por todos los medios en virtud de las conversaciones con el Alcalde, llegar a discutir el meollo de la cuestión avalada por la ONU: el tema de la soberanía del Peñón.
No es extraño, a pesar de lo anterior, que el 29 de octubre la prensa de Gibraltar recogiera algunas fotografías del atasco provocado por colas de vehículos con matrícula gibraltareña, que deseaban salir de allí como fuera a su segunda residencia en otras zonas de España. Se debió al temor de que en Andalucía se declarara el cierre de todo el perímetro territorial, incluido el que limita con Gibraltar. Si eso se produjera, como se produjo, tras la decisión anticonstitucional del gobierno de España apoyado por sus conocidos aliados, de declarar el Estado de Alarma de seis meses sin control parlamentario, los llanitos decidieron huir de la ratonera gibraltareña a toda prisa.
Para completar el cuadro que hoy nos presenta la única colonia existente en la UE, añado que el 28 de octubre la prensa de Gibraltar daba cuenta de que su Alcalde Picardo y sus acólitos, iban a modernizar la legislación gibraltareña sobre Sociedades, que data de 1927. Su objetivo: atraer con mayor facilidad capitales extranjeros que el famoso “centro financiero” de Gibraltar absorba como una esponja todo el dinero posible para colonizar mejor el Campo de Gibraltar. A mayor capacidad económica de la colonia, mayor posibilidad de extender su dominio político y económico en la zona que lo rodea.
Ésta es la tristísima situación en que nos encontramos. La oportunidad que representa el Brexit para obligar a GB asentarse en una mesa –no el Alcalde de Gibraltar- para detectar cuál es la verdadera postura británica respecto de la soberanía del Peñón, sería en estos momentos muy favorable para determinar con mucha aproximación y sin ningún complejo la postura a adoptar por el gobierno de España.
¿Es imaginable por alguien que este gobierno aprovechara esta gran oportunidad para actuar con autoridad y autonomía para demostrar la soberanía española sobre Gibraltar cerrando la verja de forma definitiva?
¿Es imaginable por alguien que este gobierno se despojara de sus vetustos y decimonónicos prejuicios para imponer una política de Estado sobre un tema de esta trascendencia? Para demostrar, al menos, que España tiene dignidad y la misma constancia y voluntad política que GB.
¿Es imaginable por alguien que este gobierno sepa que a partir de 1969, cuando se cerró la verja, La Línea de la Concepción experimentó un gran auge económico mientras que la economía de Gibraltar se fue hundiendo por la constante huida de sus habitantes de aquella ratonera?
Lo que me temo es que no es imaginable que este gobierno aproveche la oportunidad que se le presenta. Si lo hiciera, dejaría alto el pabellón de España y atrás la humillación permanente a la que está sometido nuestro país. Demasiada ilusión para tan poco seso en veintitrés cabezas.
Un fuerte abrazo,
Enrique Domínguez Martínez Campos
Coronel de Infantería DEM (R)