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EN RELACIÓN CON GIBRALTAR

El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell, durante la reunión con el jefe de la Negociación de la UE con el Reino Unido, Michel Barnier. EFE/FERNANDO VILLAR. (Texto y foto: RTVE).
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El jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el ministro de Exteriores, Josep Borrell, durante la reunión con el jefe de la Negociación de la UE con el Reino Unido, Michel Barnier. EFE/FERNANDO VILLAR. (Texto y foto: RTVE).

Carta abierta al Capitán de Navío D. Aurelio Fernández Diz (III)

LA CRÍTICA, 16 SEPTIEMBRE 2020

Por Enrique D. Martínez Campos
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Querido Aurelio: Me ha sorprendido gratamente que, con enorme rapidez, hayas contestado a mis dos primeras cartas publicadas en diversos medios de comunicación sobre el tema de Gibraltar. (...)

... No sabes cómo me alegro de coincidir contigo prácticamente al cien por cien sobre lo que dices acerca de la ilegal ocupación y más ilegal permanencia hasta hoy de Gran Bretaña (GB) en Gibraltar. Es evidente que eso no lo hace ni un país aliado ni amigo como dice ser de España. Y, por supuesto, es un ultraje y una humillación que sufrimos los españoles desde hace más de 300 años.

Con la particularidad de que los límites fijados en el Tratado de Utrecht de 1713 sobre lo que fue el territorio usurpado, los ha ido ampliando GB en Gibraltar, como bien dices, Aurelio, de forma artera, engañosa y subrepticia. Empezando por la construcción del aeropuerto en plena Guerra Civil española. Y cuando acabó ésta y España cumplió su promesa de neutralidad en la Segunda Guerra Mundial, los gobiernos de su Graciosa Majestad se pasaron por el arco del triunfo nuestra aportación a la victoria de los aliados. Porque, ¿te imaginas, Aurelio, lo que hubiera pasado si Franco hubiera permitido que las divisiones de Hitler hubieran tomado Gibraltar?

He dicho nuestra aportación al triunfo de los aliados, y así fue. Todos los historiadores españoles y extranjeros que tratan con seriedad y la mayor objetividad posible este tema, así lo reconocen. Incluso Churchill lo dijo. Si España hubiera entrado en aquella guerra junto al Eje, hubiera podido aportar en los frentes oriental y occidental de Europa cerca de un millón de hombres, la mayoría de ellos curtidos soldados en combates y batallas en la sangrienta Guerra Civil española. Un nada despreciable refuerzo a las ambiciones de Hitler. Esto hubiera complicado muchísimo la victoria aliada de 1945. De modo que nuestra neutralidad, sin ninguna duda, favoreció bastante más a los aliados que al Eje.

Creo, Aurelio, que en mis cartas anteriores quedó claro el desprecio, la altanería y la sinrazón con la que GB "agradeció" la palabra dada por el gobierno del general Franco. Pero después, cuando se comprobó el engaño de GB, fue cuando nuestro país obtuvo los mayores triunfos a nivel político para poder llegar a recuperar Gibraltar. Y lo hicimos como tú dices, solos, pero manteniendo una excelente política exterior y con una férrea voluntad para conseguirlo. Sencillamente, porque el ministro de Exteriores de España era un hombre con una gran formación, conocía a fondo el problema, sabía cumplir con su deber y tenía clarísimo cuál era el objetivo a alcanzar.

Aquella resolución de la ONU, la 2353 de la Asamblea General del mes de diciembre de 1967, decía que Gibraltar "será descolonizado por negociaciones entre los gobiernos español e inglés", puesto que "toda situación colonial que destruya total o parcialmente la unidad nacional o la integridad territorial de un país, es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas". Por otro lado, cuando GB ingresó en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE) en enero de 1973, Gibraltar ingresó con ella en ese selecto club como "territorio no autónomo, cuyos asuntos exteriores lleva un país miembro", entonces, GB.

Y ahora, cuando GB se va de la Unión Europea (antes CEE) mediante el Brexit, su vergonzosa colonia en España se tiene que ir con ella. Ésta era la gran oportunidad para nuestro país, Aurelio. Porque, además, al irse GB, la Unión Europea dejó meridianamente claro que en ese Brexit, todo acuerdo sobre Gibraltar tiene que ser aceptado por España. Y si no es así, no hay acuerdo.

Pero vayamos a la realidad. Me temo -ojalá me equivoque- que no vamos a sacar en la práctica ninguna ventaja a pesar de tener todo a favor: ONU, UE y Brexit. Mira Aurelio, en estos últimos 43 años los sucesivos gobiernos de España han hecho muy poco por tratar de restañar la herida infectada e, incluso, han facilitado al gobierno gibraltareño su expansión colonial por tierra y mar. Descontando los gobiernos de la UCD de Adolfo Suárez, mucho más preocupados por la transición interna española que por la política exterior -por cierto, de tendencia tercermundista-, quien más tiempo ha gobernado en nuestro país en esos 43 años ha sido el divino PSOE: 23 años, de momento.

Este partido no sólo fue el que abrió la verja del Peñón en 1982, sino que Rodríguez Zapatero y su ministro de Exteriores, Moratinos, fue el iniciador e impulsor de que el llamado ministro principal de Gibraltar -en realidad un simple Alcalde de un pueblo de 28.000 habitantes- fuese figurín casi principal en las conversaciones tripartitas promovidas por el PSOE.

Ese figurín se llama ahora Fabián Picardo. El pasado jueves 3 de septiembre, si no recuerdo mal, hubo una de esas reuniones tripartitas en Londres en la que se habló... ¿del futuro de Gibraltar? Según las informaciones que he podido recabar, entre ellas las de un excelente artículo publicado en "ABC" del 6 de septiembre firmado por José María Carrascal -otro de los pocos españoles que están indignados con la ineptitud de la diplomacia española (hoy la peor de todas en años)-, allí se habló casi en exclusiva de cooperación con España en muchas cosas, entre ellas "la política de defensa y seguridad " para lograr un ámbito de "seguridad y prosperidad compartida". Coincido con Carrascal en que lo que estos trileros desean es crear una amplia zona alrededor del Peñón -una especie parecida al antiguo Protectorado español en Marruecos- en el que británicos y gibraltareños se pudieran mover con total libertad habida cuenta que ese "Gran Gibraltar" -como le llama Carrascal- quedase, además, incluido en el espacio Schengen europeo.

Con ello, los horizontes gibraltareños y la influencia británica en el Campo de Gibraltar aumentarían de forma exponencial. Lo más grave de este momento es que hay Alcaldes españoles en ese Campo que desean que se llegue a ese acuerdo. El Alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce, del PP, ya ha solicitado un estatuto específico para la ciudad que gobierna. ¿Con qué objeto? Por tanto, ¿por qué te extrañas, Aurelio, de que en Madrid un determinado Instituto cercano al PP, promueva la idea de dejar de incordiar a GB reiterando nuestras reclamaciones sobre Gibraltar? El relativismo político ha llegado en España a extremos inconcebibles. Con otra particularidad nefasta: la dictadura partitocrática que padecemos está hoy por encima de las Instituciones.

La gran oportunidad española con el Brexit nos ha cogido en el peor momento que sufre España desde el final de la Guerra Civil por sus graves debilidades sanitarias, económicas, sociales… y con un gobierno socialista que es el peor de los habidos desde 1982. No me molesto en referirme a sus socios en ese gobierno, los comunistas, porque quienes sabemos algo sobre ese totalitarismo brutal, no es que lo despreciemos sólo por su maldad y su sadismo, sino porque destrozan naciones, las dejan en la ruina, sus jerarcas se hacen millonarios y son los líderes del mayor número de asesinatos cometidos en el mundo en el siglo XX y lo que llevamos del XXI: unos 127 millones de personas.

Tienes razón, Aurelio, en que GB sólo abandonará el Peñón cuando las compensaciones que obtenga por retenerlo sean inferiores a los gastos y riesgos que tuviera que asumir para no abandonarlo. ¿Cuándo y de qué forma podrá lograr España que esa ecuación tuviera un resultado negativo para GB? Si nuestro país hubiera tenido unos gobiernos en estos últimos 43 años que no hubieran permitido que GB pensara que “ancha es Castilla”, la situación hoy no sería la que es. Era preciso mantener la política de Estado que el tema se merece iniciada en serio en 1967. Haciendo ver así a los gobiernos de GB que Gibraltar no es ningún derecho heredado de la Historia.

Ése hubiera tenido que ser nuestro planeamiento estratégico mantenido por encima de prejuicios estúpidos y anacronismos ideológicos. Pero sabes, Aurelio, que en España todo es posible, todo, cuando la dictadura de los partidos políticos está por encima de los intereses nacionales. Algo que ha provocado en nuestro país, en numerosas ocasiones, gravísimos problemas.

Liquidado aquel planeamiento estratégico e iniciado otro de carácter singular con la intervención de los Picardo y compañía, ¿queda algún resquicio para la esperanza? Lo dudo mucho. Pero para eso estás tú, Aurelio, para animarme y permitirme pensar que algún día pueda acabar esta humillación, desde que el PSOE rompió la cadena de la verja y después inició su propia política partidista, no de Estado, sobre la única y última colonia existente en la Unión Europea.

Recibe un fuerte abrazo.

Enrique DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ CAMPOS. Coronel de Infantería DEM (R)

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