LA CRÍTICA, 17 MARZO 2024
Hoy me he levantado de nuevo a las cinco de la mañana, como muchos días desde hace un tiempo, y, también con frecuencia, mi primer pensamiento del día ha sido de temor, de angustia, de pesadumbre, de tristeza, de desesperación… de impotencia.
Miro por la ventana y, sobre un cielo densamente nublado desde hace muchos días, sin que caiga una gota, veo pasar por algún hueco las rayas progresivamente ensanchadas de los aviones que las fumigan y las secan, dejándonos caer luego el regalo de su contenido. (...)