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Cuando el poder sustituye al proyecto

El perínclito Gallardo en su finca. (Foto: https://www.regiondigital.com/)
El perínclito Gallardo en su finca. (Foto: https://www.regiondigital.com/)

LA CRÍTICA, 22 DICIEMBRE 2025

Por Íñigo Castellano Barón
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El PSOE ya no se reconoce en sus ideas ni en su historia, sino en los mecanismos de poder que lo mantienen en pie. Mientras el partido se vacía, su cúpula se blinda. (...)

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Mientras el PSoe se desangra electoral y moralmente, una parte significativa de su dirigencia atraviesa su particular edad de oro. Nunca hubo tanta prosperidad individual en paralelo a tanta ruina colectiva. El partido se descompone, pero sus dirigentes ascienden: en patrimonio, en influencia y en blindaje institucional. Pedro Sánchez no ha dirigido una organización política; ha colonizado un aparato, convirtiéndolo en una maquinaria al servicio de su propia supervivencia. El PSoe ya no es un proyecto: es un instrumento.

Hablar hoy de ideología resulta casi improcedente. Lo que queda es un relato funcional, administrado por consignas, donde la ética ha sido sustituida por cálculo y la política por mera táctica. Sánchez no ha reformado al PSoe: lo ha vaciado de contenido, haciéndolo plenamente utilizable, dócil y prescindible en todo salvo en su utilidad para el poder. Y los votantes, conviene decirlo con claridad, no han sido simples espectadores. Han aceptado el trueque: consignas a cambio de principios, miedo a cambio de silencio. La autodestrucción también se vota.

Se abre ahora un nuevo carrusel electoral. Aragón en febrero, después Castilla y León, etc. El mensaje será el mismo, repetido hasta la extenuación: la amenaza de la extrema derecha. Un recurso gastado, cada vez menos eficaz, que delata la pobreza del discurso. La extrema izquierda, por su parte, ni siquiera cuenta como alternativa: es un apéndice ruidoso, útil para sostener mayorías, irrelevante para gobernar.

Pero el verdadero núcleo del problema no está en las urnas, sino en los tribunales. Dirigentes procesados, imputados o investigados se aferran al aforamiento como última línea de defensa. Ya no compiten por votos, sino por tiempo. El caso del candidato extremeño es ilustrativo: su horizonte personal no es político, es penal. El escaño deja de ser representación para convertirse en escudo; el mandato, en cobertura.

Cuando la política se transforma en estrategia de autoprotección, deja de ser servicio público. La coalición de izquierdas no se articula para gobernar mejor, sino para blindar peor. No se sostiene por un proyecto común, sino por una necesidad compartida: retrasar responsabilidades, diluir culpas, aplazar consecuencias.

El PSoe ya no aspira a construir el futuro. Se limita a administrar el presente mientras huye del pasado. Y cuando el poder sustituye al proyecto, el partido deja de ser una opción política para convertirse en un problema institucional.

Iñigo Castellano y Barón


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Íñigo Castellano Barón

Escritor, historiador y articulista..

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