Desde hace un mes, el cambio de actitud de Ucrania, de una postura defensiva a otra ofensiva recuperando la iniciativa, y la apertura de un nuevo frente, ha supuesto una subida de moral en las filas ucranianas y una sorpresa inesperada en las fuerzas rusas.
En el momento actual, la operación militar ucraniana en Kursk, considerada como un acto de autodefensa, ya ha conquistado unos 1300 km2 en territorio ruso, incluidas más de un centenar de localidades con algo más de 200.000 desplazados, en ningún momento esta operación militar ha dejado de avanzar dentro de Rusia. (...)
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Con esta operación militar, las fuerzas ucranianas han demostrado que tienen una capacidad operacional importante para realizar ataques profundos y penetraciones en el despliegue defensivo ruso, apoderándose de territorio de la madre Rusia, circunstancia que no ocurría desde la IIGM. Desde el punto de vista estratégico y operacional, las fuerzas ucranianas han dado un paso de alto calado en esta guerra.
Con esta apuesta estratégica Ucrania pretende, fundamentalmente, tres objetivos: a) romper el ritmo de la iniciativa rusa materializada en continuos ataques; b) obligar a Rusia a desplazar fuerzas desplegadas en el frente del Donbas a Kursk; c) recuperar la iniciativa en el desarrollo de la guerra, abriendo un nuevo frente en una débilmente defendida por Rusia. Todo ello, abriendo un frente con una débil defensa por parte de Rusia.
Sin embargo, la reacción rusa ha sido enviar unidades de reclutas para hacer frente a la penetración ucraniana en Kursk, además de algunas unidades de combate desplegadas en el frente de Zaporiya, manteniendo el despliegue en Donbas donde las fuerzas rusas siguen avanzando en su ofensiva para tomar la estratégica ciudad de Pokrovsk, con independencia de que la conquista de esta ciudad, con sus zonas urbanas, llevará largo tiempo. No se puede olvidar lo ocurrido en Bajmut.
Como revela el atroz ataque ruso con misiles, del pasado 2 de septiembre, a la ciudad de Poltava, situada en el centro de Ucrania, las fuerzas militares ucranianas necesitan urgentemente, por un lado, recibir los sistemas de defensa aérea prometida por los aliados y, por otro, que se les permita realizar ataques de largo alcance en Rusia, eliminando sus restricciones.
Sin duda, la operación militar ucraniana ha sido valiente ante los constantes ataques rusos pero su éxito está en el aire. Los próximos meses dirán si la apuesta político-estratégica de Zelenski ha sido acertada. Mucho depende de que el apoyo aliado llegue a tiempo.
GD (R) Jesus Argumosa
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