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La prohibición del cacheo "in situ" y otras cuántas lindezas no son sino el atisbo de unas modificaciones inspiradas por el entorno antisistema del Gobierno de España, de gran calado, que convierten a las Fuerzas de Seguridad del Estado en sospechosas susceptibles de delinquir, frente a la presunción de inocencia de los que, piedras y móviles en mano, campan por sus respetos saltándose las leyes y la convivencia ciudadana a sus anchas.
Estas modificaciones "progresistas" de la Ley de Seguridad Ciudadana abren la puerta a la "caza del policía" para satisfacción, no solo de los delincuentes, sino más específicamente de las organizaciones políticas que vienen marcando el paso del Gobierno de España durante los últimos años.