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El frustrado golpe del Estado Profundo

Adam Schiff, congresista demócrata y Presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, uno de los principales instigadores del conflicto Trump-Rusia. (Foto: CNN).
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Adam Schiff, congresista demócrata y Presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes del Congreso de EEUU, uno de los principales instigadores del conflicto Trump-Rusia. (Foto: CNN).

LA CRÍTICA, 10 MAYO 2020

Por Manuel Pastor Martínez
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(...) Estamos en presencia de un golpe frustrado, como el que intentaron en España los independentistas catalanes. En el caso de Estados Unidos de manera silenciosa, sin estridencias o violencias físicas, pero un golpe de Estado a fin de cuentas, llevado a cabo por criminales golpistas de guante blanco, altísimos cargos del Gobierno federal estadounidense cuyos jefes políticos y administrativos eran el presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden. (...)

La pequeña historia de la infamia política en la democracia de los Estados Unidos está asociada al desarrollo progresivo (y progresista) del llamado “Estado Profundo” (“Deep State”). Sin duda hay muchos precedentes, pero uno importante para la época contemporánea fue la teoría y práctica pergeñadas por el politólogo/político y presidente demócrata T. W. Wilson, a partir de sus reflexiones sobre la ciencia política (The State, 1898) y la “ciencia” de la Administración (The Study of the Administration, 1887) que alumbrarían políticamente al “Estado Administrativo” de los siglos XX y XXI, con su creciente vocación autoritaria. Jalones decisivos en el proceso histórico del Estado Administrativo contra la Constitución han sido el New Deal de Roosevelt, el golpe de Estado anti-Nixon (el “Spy Ring” de las Fuerzas Armadas, el “Watergate” y la agit-prop de Woodward-Bernstein con el soporte del Washington Post), el “Shadow Party” o la intervención de George Soros en el Partido Demócrata y en los movimientos sociales radicales, las campañas presidenciales de Barack Obama y de Hillary Clinton, la administración Obama y el Obamacare, Bernie Sanders y la nueva agit-prop de AOC y The Squad en favor del “Green New Deal”… Finalmente, el presente, letal y peligroso “Estado Profundo” con su campaña conspiratoria para el golpe/Impeachment contra el presidente Donald Trump).

Esta pequeña historia de la infamia política está plagada asimismo de pequeñas anécdotas o pequeños episodios que rodean la vida del gobierno norteamericano –especialmente durante las presidencias republicanas- y que, sin remontarnos a tiempos pretéritos, han alcanzado una intensidad notable y dramática en la era del Trumpismo y de la crisis del Coronavirus.

Mientras escribo esto, el Fiscal General (y ministro de Justicia) William Barr, ha ordenado desclasificar la documentación relativa al caso del general Flynn y todo el montaje falso y mendaz del Estado Profundo sobre la “Russia-Trump collusion” y el “caso Ucrania” que condujeron al Impeachment del presidente Trump. Puedo ver como en un caleidoscopio la miríada de abusos legales llevados a cabo por altos funcionarios bajo la dirección de los máximos líderes del Partido Demócrata en una sucesiva combinación o fundido de episodios del pasado y del presente, reales o imaginados por los medios de comunicación:

El Establishment vs. Trump y Trumpismo, el Impeachment… el “Rusiagate”, el “Ucraniagate”, ¿y el “Chinagate”? … pulsiones de estatismo y socialización (desde el modelo histórico del New Deal hasta el presente y más radical Green New Deal, con Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez como agitadores)…sospechas de que Obama pudiera ser el “mastermind” del Estado Profundo (integrado por los más altos cargos del Departamento de Justicia, FBI, CIA y DNI, como Rosenstein, Yates, Mueller, Comey, McCabe, Brennan, Clapper, Strzok, etc.) y los peones en la Cámara de Representantes de Congreso (el mentiroso amanerado Adam Schiff y los demás managers del Impeachment)… la candidatura del corrupto soñoliento Joe Biden y, si fracasara, la alternativa del oportunista quejica Andrew Cuomo (ambos políticos del Establishment e hipócritas “católicos” partidarios del aborto).

En este caótico escenario, Soros permanece en la sombra, como ideólogo de la Nueva Normalidad (¿Nuevo Orden?). ¿Es casualidad que la expresión y las propuestas estatistas/autoritarias aparezcan al mismo tiempo en los gobernadores social-demócratas norteamericanos (Cuomo en New York, Murphy en New Jersey, Whitmer en Michigan…) y en los gobernantes social-comunistas españoles? Precisamente en los lugares más golpeados comparativa e internacionalmente por la crisis del coronavirus. No han conseguido ejecutar con éxito el golpe pero lo seguirán intentando.

Estamos en presencia de un golpe frustrado, como el que intentaron en España los independentistas catalanes. En el caso de Estados Unidos de manera silenciosa, sin estridencias o violencias físicas, pero un golpe de Estado a fin de cuentas, llevado a cabo por criminales golpistas de guante blanco, altísimos cargos del Gobierno federal estadounidense cuyos jefes políticos y administrativos eran el presidente Barack Obama y el vicepresidente Joe Biden.

Es por tanto probable que algún día los futuros historiadores se refieran a estos hechos como el gran escándalo de la administración Obama-Biden.

Manuel Pastor Martínez

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

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