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CONFLICTO USA-IRÁN (6)

El conflicto de Irán y su Programa Nuclear

Hassan Rohaní, presidente iraní.  (El Confidencial / Reuters)
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Hassan Rohaní, presidente iraní. (El Confidencial / Reuters)

LA CRÍTICA, 9 ABRIL 2020

Por Gonzalo Parente Rodríguez
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En primer lugar, es preciso recordar que la nación iraní tiene como antecesor al Imperio persa que tuvo su auge en el siglo VI a. de C. cuando se extendía desde el Mar Mediterráneo hasta el rio Indo. Después de diversas luchas contra los turcos, los árabes y los rusos abrazó el Islám en el año 626. (...)

... En el año 1812, cedió a Rusia, Georgia y Armenia. Ya en el siglo XX, en el año 1921 tomó el poder la dinastía Pahlevi. En 1941, fue ocupado conjuntamente por Inglaterra y Rusia y posteriormente se hizo cargo del poder el Sha Reza Pahlevi que fue obligado a dimitir en 1979 como consecuencia de una revolución llevada a cabo por el clérigo Jomeini que instauró al actual régimen teocrático en Irán.

Valor geopolítico y estratégico

A poco que observemos el mapa de Irán veremos que se trata de un país, algo así como el triple de la extensión de España, con una forma amesetada, situada al sur del Mar Caspio, con el que tiene unos 650 km de costa y al norte del Golfo Pérsico y del Golfo de Omán, con unos 2440 km. de costa entre las fronteras de Irak y de Pakistán, incluyendo en dicha costa al Estrecho de Ormuz. Además, tiene frontera terrestre con siete países: Pakistan, Afganistan, Turkmenistan, Azerbayan, Armenia, Turquía e Irak.

Como intereses estratégicos destacados, podemos señalar que Irán comprende varias zonas de alto valor. En primer lugar, el Estrecho de Ormuz, llave de paso para el tráfico petrolero de países dependientes de estas exportaciones. En segundo lugar, tendríamos que mencionar la propia región donde confluyen Irak, Kuwait y Arabia Saudí, grandes productores de petróleo. En tercer lugar, se encuentra la zona del Kurdistán iraní, donde se mezclan poblaciones autóctonas que comparten comunidades con los kurdos de Siria, Irak y Turquía.

Irán es un país extenso, con una población dispersa y alejada de la capital Teherán, situada al norte del país, lo que obliga al Gobierno a tener leyes estrictas de tradición histórica, que con la revolución islámica se hacen más fuertes. Desde 1979, Irán es una República Islámica, con un sistema de gobierno muy autoritario basado en el ejército y en la teocracia.

Podemos recurrir a Robert Kaplan (1), sobre unas observaciones referentes a Irán y su futuro. Señala que el Kurdistán será el campo de batalla geopolítico a largo plazo entre Turquía e Irán, reviviendo los antiguos conflictos. Es interesante la idea que Irán tiene de si mismo, como gran potencia en Oriente Medio a todos los efectos, hacia un sistema de corte capitalista, abierto al mundo, como es China hoy.

Igualmente, el español Piqué en su libro El mundo que nos viene(2), hace numerosas referencias a Irán, diciendo que Estados Unidos fue el principal apoyo del Sha hasta la Revolución Islámica de 1979, cuando se convirtió en el enemigo, pasando a la órbita de influencia soviética.

Por otra parte, el factor más influyente fue el enfrentamiento del mundo árabe con Israel y las guerras perdidas por el islamismo que hoy se han quedado en la lucha de los palestinos, si bien Irán continua sin reconocer al Estado de Israel que desea destruir. Describe a Irán como nuevo actor revolucionario, actuando como el relevo del nacionalismo árabe en lucha contra Israel y el imperialismo norteamericano en la región. Ya el presidente Eisenhower definió Oriente Medio como el área estratégica más importante del mundo.

El ataque de Irak a Irán, recién hecha la revolución islámica, que costó muchos miles de bajas por ambos bandos, resultó un reforzamiento en todos los sentidos del nuevo régimen iraní, después de su victoria.

Con estas breves pinceladas podemos ver el cuadro estratégico de Oriente Medio, en el cual Irán es un actor principal. Hay una serie de actores que juegan sus intereses en ese teatro. En primer lugar, está Israel, potencia nuclear que se juega su existencia - lo ha reconocido Netanyahu recientemente -. Israel tiene unos apoyos importantes como son Estados Unidos y Gran Bretaña, sus defensores a ultranza.

Por su lado, Irán se apoya en Rusia y China, quienes han recibido las visitas de los mandatarios iraníes. Luego están en el segundo escalón, por otros motivos, Arabia Saudí que se enfrenta a Yemen, con los apoyos de Irán. Mientras, Turquía juega a dos bandas, y Siria, Irak y Qatar, bastante tienen con sus respectivos conflictos. En medio de todo esto surgen circunstancias distorsionantes, como la llegada de Trump al poder, muy cercano a Israel y con una política exterior “América first” que le facilita el repliegue de los teatros belicos, sea Afganistán, Irak o Europa. Sin olvidar el constante enfrentamiento de los sunníes, dirigidos por Arabia Saudí contra los chiíes, liderados por Irán.

Conflicto nuclear de Irán

El programa nuclear de Irán empezó en la década de 1950 con ayuda de Estados Unidos para el desarrollo de tecnología nuclear con fines pacíficos. Posteriormente, y después de la revolución iraní, en 1979, el programa fue detenido, aunque pronto se reanudó sin la asistencia americana.

En el año 2002, un disidente iraní reveló la existencia de plantas nucleares secretas para enriquecimiento de uranio, mientras que Irán afirmaba que no estaba obligado a permitir las inspecciones de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA). Por fin, en 2003 Irán permitió la inspección y se concluyó que no había ningún programa secreto de armas nucleares.

Al año siguiente, 2004, Irán fue obligado a informar sobre la importación de uranio de China para su conversión y enriquecimiento, si bien meses después bajo presión del UE-3, Reino Unido, Francia y Alemania, se anunció la suspensión del proyecto iraní.

Posteriormente Irán intentó negociar directamente con la UE, y ya en el 2005, con la llegada del nuevo presidente Ahmadineyad, se reanudó la conversión del uranio. Entonces la UE decidió pasar la cuestión del programa iraní al Consejo de Seguridad nuevamente. Ello produjo una crisis internacional grave, pues el presidente Bush estableció un régimen de sanciones asegurando que estaba dispuesto a atacar las instalaciones nucleares de Irán, si fuese necesario.

La crisis actual

Ya en esta década que termina han sucedido acontecimientos graves que han llevado a Israel a amenazar a Irán con destruir sus plantas nucleares, cuando en 2012, los EEUU declararon que Irán estaba en condiciones de tener armamento nuclear, aumentando el régimen de sanciones y enviando barcos de guerra al Golfo de Omán.

El programa nuclear actual consiste en investigaciones y desarrollos para el procesamiento de uranio. El Gobierno iraní asegura que trata de desarrollar energía nuclear con fines pacíficos. Las potencias occidentales sospechan que, en realidad, pretende conseguir armamento nuclear. Todo ello, ha provocado un grave conflicto con Irán. En 2015, se firmó el Plan de Acción Conjunto y Completo que fue aceptado por el grupo P5+1, Consejo de Seguridad más Alemania. Posteriormente, los EEUU abandonaron este tratado y decidieron establecer un régimen de sanciones contra Irán, penalizando a aquellos países que compraran su petróleo.

En mayo de 2018, Trump, después de salirse del Acuerdo, dio a Europa un ultimátum para que arreglasen esta complicada situación, trasladando a los europeos la responsabilidad de un posible conflicto armado.

La UE ha acusado este reto de su aliado principal que se encuentra en vísperas de unas elecciones presidenciales, ante otros graves conflictos, como el de China y la retirada de tropas en el teatro de Oriente Medio. A Europa, por su parte, tampoco le coge bien esta situación, después del Brexit, y la postura de avance de Rusia en diversos frentes europeos y de Oriente Medio.

Por todo ello, creo que Europa debiera aprovechar esta ocasión que le brinda Trump, para actuar con autonomía estratégica, manteniendo a Israel comprometido con soluciones de paz y calmando a Irán, dándole apoyo comercial y económico, para que no se apoye en el bando asiático, mantenerlo en buenas relaciones con Europa, y si hace falta, enviar al Golfo Pérsico una Fuerza Naval de Paz apoyada por las Naciones Unidas que sin duda su Secretario General Barroso apoyaría.

(1)-Kaplan R: Retorno del Mundo de Marco Polo, Pág. 33. Ed. RBA.2019

(2)- Piqué J: El Mundo que nos Viene. Pág. 114 y 117. Deusto-Planeta.2018

Madrid, 9 abril de 2020.
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