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ESCRITORES DE LEÓN

Entrevista a Antonia Álvarez

Antonia Álvarez Álvarez
Antonia Álvarez Álvarez

Por Juanmaría G. Campal / Abril 2017

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Antonia Álvarez Álvarez: "¿Una recomendación a los escritores noveles? Que lean mucho, todo lo que puedan. Que lean a los clásicos y a los modernos, a los consagrados y a los que ahora mismo empiezan..."

Ahora que han pasado los varios inviernos –personales y climáticos– hora es de volver a aprender, al menos intentarlo, de poesía. Y para ello, nada mejor que cumplir un deseo de años: conocer, escuchar a Antonia Álvarez Álvarez. Vive ella en Gijón. Quedamos junto al mar. Mar que parece anunciar su llegada por la serenidad que muestra después de una mañana que se mostraba un tanto embravecido. No se lo conté en mis cavilaciones de espera, así que tal parece que él presintiese la calma presencia, la palabra ajustada de Antonia Álvarez Álvarez, leonesa, de Babia, que desde sus raíces y esta marítima ciudad inunda vida y mundo de poesía, de bella sabiduría forjada, palabra a palabra, verso a verso, desde el silencio y la discreción. La veo venir, al fin nos reconocemos y conocemos personalmente. La mar, el mar, me piden que paseemos junto a ellos, que no nos vallamos, que quieren escuchar su siempre suave y sabio decir. Así lo hacemos, cómo negarles a ellos que tanto dan, algo tan por mí esperado como conocer y escuchar a Antonia. Secreteo lo personal, publico lo poético y vital.

¿Desde la lindante distancia física que mantienes con León, cómo percibes e interpretas la efervescencia literaria, poética, que actualmente se da en la ciudad?

La verdad es que a León capital voy poco, pero leo la prensa de allí y me entero por ella y por otros medios de esa actividad literaria, poética sobre todo, que en estos momentos caracteriza a la ciudad de León. Y me alegro mucho. La interpreto como un modo de jubilosa exaltación de la palabra poética, de decir en verso que la vida es mucho más que dinero, poder, soberbia, materialismo…, que la vida del ser humano es también, y sobre todo, sentimiento, palabra solidaria, tolerancia, respeto, y, por qué no, belleza en la poesía.

¿Cuándo, cómo y por qué comenzaste a escribir poesía; fue porque “A veces (tantas veces,/ tú lo sabes),/ nos quedamos mirando/ el otro mundo desde la ventana/ oscurecida y triste de la tarde,/ mirando, —que no viendo—,/ cómo el frío/ besa la herida abierta de los árboles,/ mirando cómo sopla sobre el tiempo/ tan viento/ a/ viento/ el tedio del instante...”?

Pues tengo una libretita de poemas algo rubenianos que escribí a los 12 años, otra a los 13, más a los 20. Luego vinieron otras obligaciones, el trabajo en la enseñanza, y únicamente tenía tiempo para leer, y no mucho. Después me encontré, por circunstancias de salud, con bastante tiempo libre, y fui a dar a un chat de poesía; entonces comencé a escribir más en serio. Pero la poesía siempre estuvo ahí, era como una necesidad de contar en verso mis fortunas y adversidades. Y empecé con romances, muchos sonetos, silvas… Luego vinieron el verso blanco y el verso libre. Y la lectura de bastantes, nunca suficientes, libros de poesía. Ahora es una necesidad, casi más de leer que de escribir.

¿Cuál fue tu primera obra, cómo la sientes hoy?

El primer libro individual publicado llegó de la mano de un premio de poesía en Gran Canaria: “La mirada del aire”, un pequeño homenaje a la Eneida de Virgilio, uno de mis poetas preferidos. Fue una emoción tremenda que no sé cómo describir, algo muy mío y muy especial. Hoy lo veo como obra primeriza, pero quizá, por eso, más inocente, más natural.

¿“Y después de las sombras, que han mordido/ —como un perro rabioso— cuerpo y alma,/ todo empieza de nuevo”? ¿“Y es milagro”?

Porque milagro es la existencia, la naturaleza, el universo, la palabra. Porque “todo se renueva bajo el tiempo/de claras primaveras”. El hombre cae y se levanta, y así sucesivamente mientras haya esperanza y respiremos.

Miras el conjunto de tu obra y ¿qué sientes?

Tampoco es tanta, son nueve libros de poesía y la inclusión en algunas antologías y revistas. Bueno, y un nuevo libro que se publicará este año: “Los Suplicantes”, I premio de Poesía sobre Valores Humanos de la AAUCAV, y que desde el punto de vista humano y personal es quizá uno de los más importantes para mí. Siento que la vida pasa, que en algún momento mis palabras quedaron prendidas y perdidas en algún libro de versos, pero que fui feliz dejándome llevar, con más o menos fortuna, por la poesía.

¿Tiene nombre el paraíso?, ¿y el infierno?

Paraíso e infierno forman parte de la vida, son vida. Unas veces el infierno y el paraíso somos nosotros mismos, otras veces, el prójimo. Y creo que hasta el infierno puede convertirse en paraíso a poco que nos empeñemos en ello. Vivir es un regalo, qué importa que la vida sea breve. Creo en la poesía del más allá.

¿Sabes ya “por quién lloran las luces/ que se apagan a orillas de la tarde”?

No, de lo contrario no lo preguntaría. Como es una interrogación retórica, no espero respuesta.

¿La escritura, la poesía, son goce, dolor o resistencia?

La poesía es goce y es dolor, al menos para mí. Dolor porque a veces se rompen las entrañas al escribir, porque te duele la vida, porque parir poesía duele. Y goce porque vivimos también en el dolor, porque la palabra poética nos sujeta y da vida, porque a su vez, al gestar poesía, damos vida a la palabra nueva, y eso es goce sin duda.

¿Una recomendación a los escritores noveles?

Que lean mucho, todo lo que puedan. Que lean a los clásicos y a los modernos, a los consagrados y a los que ahora mismo empiezan. Cualquier cosa que esté escrita con coherencia y corrección nos enriquece. Y que no menosprecien el esfuerzo de los demás porque a uno no le guste el estilo de tal o cual poeta. De todo y todos se aprende, yo al menos.

¿Se aprende algo leyendo, escuchando poesía?

Claro, mucho. Se aprende a ser más humano, más tolerante, más leve, más espíritu. Se aprende a vivir de otra manera.

¿Leer, además de una habilidad cognitiva, puede ser un arte?

En el caso de la poesía, creo que sí. El poema es del autor y, sobre todo, de los lectores; y cada uno lo recrea a su modo, dependiendo de su sensibilidad, de sus lecturas, de sus experiencias.

Una pregunta indiscreta, reiteración o plagio de la hecha hace años por José Enrique Martínez: ¿Y cómo se explica que, con tantos reconocimientos, a una excelente poeta leonesa, de Babia, apenas la hayamos tenido en cuenta en su tierra?

Me siento lo suficientemente conocida y reconocida como para apetecer, a veces, desaparecer por completo de los ojos del mundo y vivirme hacia dentro, buscar solamente la luz, la verdad de la poesía. En serio, no busco notoriedad, si acaso, que alguien recuerde algún verso mío, alguna vez. Nada más y nada menos. Y lo de excelente poeta me viene grande, pero agradezco de corazón a José Enrique Martínez esas elogiosas palabras.

Por último, ¿nos regalas un aforismo para mejor percibir esa “bendita confluencia/ de la vida y la muerte en un segundo”?

Un aforismo no es, pero te respondo con otro verso a propósito de la vida: “Tacto del tiempo, túmulo de instantes”. Y añado, ya en prosa: “Quizá vida y muerte sean la misma cosa: solo un sueño de la Poesía”.

Regreso al secreto de la despedida. La veo marchar mientras repaso todo lo aprehendido de ella, mientras mar y mar, ella, él, me susurran de la serenidad que esta mujer, esta poeta que habla desde el alma, humilde alma, nos ha dejado junto a tanta poética sabiduría.

Regreso a transcribir la entrevista con la alegre sensación de que un día más: la vida ha sido generosa conmigo al permitirme conocer a Antonia Álvarez Álvarez, pues no sólo creo haber aprendido de poesía, sino, sobremanera, creo haberme enriquecido humanamente.

¡Salud, versos y párrafos!

Juanmaría G. Campal


ANTONIA ÁLVAREZ ÁLVAREZ - RESEÑA BIOBIBLIOGRÁFICA

Nació en Pinos (Babia, León), y pasó su infancia en Rabanal de Luna, pueblo próximo al anterior.

Es licenciada en Filología Románica. Reside en Gijón. En los últimos años ha obtenido, entre otros, el Primer Premio del XII Concurso de Poesía “Háblame de amor y amistad”, Premio “Voces Nuevas” (XIX Selección) de Ediciones Torremozas, Primer Premio del I Certamen “Poemas sin rostro", Accésit del XXII Certamen Internacional “Jara Carrillo” de Poesía, XIV Premio Internacional de Poesía “Antonio Alcalá Venceslada” del Excmo. Ayuntamiento de Andújar, XXXVI Premio “Pastora Marcela” del Ayuntamiento de Campo de Criptana, Premio de Poesía “Nicomedes Sanz y Ruiz de la Peña” del Ateneo de Valladolid, X Premio “Flor de Jara” de la Excma. Diputación de Cáceres – Institución Cultural El Brocense, VII Certamen de Poesía Iberoamericana “Víctor Jara”, Mención Especial de los IX Premios de la Crítica de Asturias, XVIII Premio de Poesía “Rafael Fernández Pombo”, X Premio Internacional “Artífice” de Loja, XI Premio Internacional de Poesía “Paul Beckett”, XIX Premio de Poesía “Poeta Mario López”, XXV Certamen Internacional “Villa de La Roda”, IX Certamen de Creadores por la Libertad y la Paz, XXX Premio “Leonor” de Poesía de la Excma. Diputación de Soria, I Premio de Poesía sobre Valores Humanos de la AAUCAV.

Ha publicado los siguientes libros de poesía: La mirada del aire (2006), El color de las horas (2006), Otoño (2007), La raíz de la luz (Premio “Flor de Jara” y Mención Especial de los IX Premios de la Crítica de Asturias, 2007), A pesar de las sombras (2008), Almas (2010), Recuerda, corazón (2010), Donde la nieve (2012, XXX Premio “Leonor” de Soria), Lunas (2012), Los suplicantes (en imprenta, 2017). Poemas suyos figuran en revistas y antologías, y han sido traducidos al francés y al inglés.

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