LA CRÍTICA, 24 ABRIL 2024
No es nada nuevo. Un instinto de corrección me ha impedido titular este ensayo, por fatiga y cierta indignación, con un calificativo más vulgar al estilo gabacho: “M… de la partitocracia”. Los historiadores futuros de nuestra Civilización recordarán y documentarán que la partitocracia (partidocracia, partidismo o espíritu de partido, como se prefiera) destruyó la única democracia genuina: la democracia liberal. Es decir, no las democracias adjetivadas “social”, “popular”, “nacional”, “étnico-cultural”, “multicultural”, o cualquier otro tipo de “DEImocracia” (en el amplio espectro ideológico “Woke” siguiendo el mandato progre del acrónimo DEI: “Diversity, Equality, Inclusion”). (...)