Primero se llamó “Economía en Internet”, luego, “Economía de Web”, después “Nueva Economía” y ahora Economía Digital, sin comillas. Es tal el progreso económico que produce, por ejemplo, la posibilidad de conectarse a Internet, que en la actualidad, la ONU, en su objetivo número ocho de las metas para este milenio, considera la conexión a Internet un Derecho Humano.
Las voces más representativas de los empresarios españoles, entre ellos, naturalmente, la del Presidente de la CEOE, manifiestan su preocupación por que España pierda la Revolución Digital, de la misma manera que llegó tarde a la Revolución Industrial.
“La transformación digital tendrá un impacto de más de 120.000 millones de euros sobre el valor añadido bruto de los sectores económicos más relevantes en España, como telecomunicaciones e Internet, turismo, servicios financieros, transporte, infraestructuras, farmacia, salud, energía e industria,… Ésta es una de las principales conclusiones del 'Primer Estudio sobre la Digitalización de la Actividad Económica en España 4.0', elaborado por la consultora Roland Berger y patrocinado por Siemens, presentado este martes por la presidenta de Siemens en España, Rosa García, junto al presidente de CEOE, Juan Rosell, y que analiza el estado de la transformación digital en los sectores económicos más relevantes.
“García ha pronosticado una ‘tremenda revolución’ cuando se conecten más de 55.000 millones de nuevos dispositivos a la red con más de 1.000 millones de personas, momento en el que ‘la economía cambiará tremendamente’, así como ‘la forma en la que haremos las cosas y los propios modelos de negocio". (http://www.abc.es/economia/abci-revolucion-digital-tendra-impacto-mas-120000-millones-euros-espana-2025-201605172135_noticia.html).
El pasado Martes, con motivo del Acto convocado por CEOE y CEPYME, el Presidente de INDRA, Fernando Abril-Martorell, sugirió, con gran acierto, las medidas que debía adoptar nuestra Economía para conseguir su necesaria transformación. Casi todas las medidas aconsejadas tenían un componente digital o constituían únicamente modificaciones digitales. En mérito a la brevedad, se sintetizan algunos de esos consejos:
“La transformación digital debe estar en la agenda del CEO, no sólo por su relevancia (llevado al extremo puede suponer la desaparición o reinvención de la empresa en su conjunto), sino porque durante el proceso será necesario romper barreras internas que sólo son posibles desde el máximo nivel de la compañía. Por ejemplo: cómo incentivar a los canales tradicionales a potenciar el uso del canal digital (muchas compañías han creado nuevos roles ejecutivos de chief digital officer, chief data officer,…). Para eso, es necesario introducir agentes del cambio, con ideas "transgresoras" frente al negocio convencional, con experiencia en sectores diferentes al tradicional, emprendedores conectados con el mundo start up, los hackers, etcétera. Dado que, las mayores amenazas no nos vienen de los competidores tradicionales, sino de esquemas disruptivos que cambian el ecosistema competitivo en su conjunto. No se trata de pensar ‘cómo digitalizo mi negocio’, sino de definir ‘qué rol debo jugar, cuál debe ser mi propuesta de valor en el nuevo contexto digital’.
(Fernando Abril-Martorell avisa que), “La transformación digital debe afrontarse de manera iterativa, en ciclos cortos, valorados en cada paso, donde el diseño y la implantación se confunden en una única cosa; (y que) los nuevos modelos digitales pueden canibalizar los modelos tradicionales y entenderse como una amenaza interna (por ejemplo: publicación online versus publicación en papel, canal digital versus canal tienda)”. (http://www.expansion.com/economia-digital/innovacion/2016/05/17/573b1f40468aebdb288b4693.html).
Por ello, es preciso entender la Revolución Digital, “como motor de impulso de la transformación digital que España, su sociedad y sus empresas requieren. Nos encontramos en plena revolución digital y no debemos olvidar que la principal misión de la tecnología es ayudar a las personas y a las empresas a hacer más y mejores cosas y, por tanto, la agregación de valor que se produce gracias a la adopción de estas tecnologías es clave para la ansiada recuperación económica y de bienestar social del país. (http://ametic.es/es/evento/30-encuentro-de-telecomunicaciones-y-economia-digital).
Pero, quizá, la dificultad mayor para conseguir esta necesaria transformación digital de nuestra economía, provenga de lo que Fernando Abril-Martorell, denomina “canibalización”. En efecto, la digitalización va a suponer la pérdida de millares de empleos y desaparición de organismos, empresas, actividades y profesiones, cuyo análisis requiere otros artículos, si el lector tiene paciencia. Sin embargo, no hay que olvidar, que si la Revolución Industrial supuso la desaparición de tantos miles de empleos, que los propios trabajadores llegaban a romper las máquinas que hacían inútil su trabajo, pero que, a la postre, ha creado mucho miles de puestos de trabajo más y más cómodos que los anteriores, debe pensarse que, todavía en mayor medida, la Revolución Digital creará nuevas actividades menos repetitivas y más enriquecedoras para nuestros trabajadores.
Por consiguiente, el próximo artículo versará, si el lector sigue soportándome, sobre la transformación digital del mercado laboral, dado que, desde hace años, en todas las encuestas del CIS, el paro aparece, destacada, como la principal preocupación de los españoles.