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ESTADO DE BIEN ESTAR

ESTADO DE BIEN ESTAR

L. García

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En lo que a mí respecta para estar bien me basta con que el Estado no me mienta, no me manipule, no me robe, no me engañe con falsas promesas, con utopías...

Estamos en campaña y estoy siendo bombardeado con insistencia por una especie de muñecos parlantes que lanzan machaconamente el mensaje del estado del bienestar que, cual tierra prometida, me aseguran si les doy mi voto.

Y estoy un poco confundido pues no sé muy bien a qué se refieren. Tal vez soy un poco cortito con lo cual ya tengo un gran camino andado para alcanzar el anhelado estado, o tal vez no lo explican bien.

¿Se refieren a un Estado político basado en un territorio algo así como el de Wisconsin o Virginia en el que la gente es feliz permanentemente como si de una especie de paraíso terrenal se tratase? En tal caso que no me engañen pues debe pillar lejos de aquí. Por lo menos en el Caribe, hacia Jamaica, más abajo y a la derecha donde los alisios concentran el humo de todas las yerbas.

Seguro que no, seguro que se refieren a un estado físico, pero físico de la materia, algo así como una mezcla entre plasma y gaseoso al que se llega por sublimación cuando has depositado muchas veces el voto. Este no lo alcanzaré nunca pues cada vez me lo cuestiono más. Ya de pequeño me dijeron que era peligroso meter cosas por las ranuras.

Pero tampoco creo que sea eso. Lo mismo se refieren a un estado mental al que se llega, cual trance, después de ser idiotizado tras horas y horas viendo los programas basura de la tele o escuchando los sermones que por la radio nos lanza el predicador de turno. Este si es alcanzable y sería una de las pocas veces que los políticos podrían cumplir sus promesas. Pero claro… si es un estado mental pertenece a la psique, al espíritu, a la conciencia, harían falta algo más que programas de televisión de los medios afines para hacerla perder del todo. Siempre habría irreductibles que, como yo, ven muy poco la tele y estarían condenados al malestar eterno.

Definitivamente creo que a lo que se refieren es a un Estado que proporciona a sus ciudadanos todo lo necesario para que no tengan que luchar, para que no tengan que buscarse la vida, para que tengan solucionadas sus necesidades básicas. Un Estado de sopa boba que te proporcione el “soma” que te hace feliz por el simple hecho de votar cada cuatro años. Un Estado que cual dios caritativo y generoso te surta de todo lo necesario simplemente con pedirlo. Sí, que se cumpliese eso que desde pequeños nos han enseñado a rogar “danos hoy nuestro pan de cada día”.

Aquí chocamos conque el concepto de necesidades básicas es muy subjetivo y podría darse el caso que quien en su vida anterior fuera faquir alcanzaría el bienestar con muy poco mientras otros necesitarían todas la comodidades inimaginables para seguir sin estar bien. Además esto tiene un problema. Para que esos ciudadanos de primera estuvieran bien, tendrían que existir otros –supongo que al menos seguirían teniendo la condición de tales– que estarían bien, pero bien jodidos, porque alguien tendría que correr con los gastos de la fiesta.

Como casi todas las promesas electorales esta es un sueño irrealizable. En lo que a mí respecta para estar bien me basta con que el Estado no me mienta, no me manipule, no me robe, no me engañe con falsas promesas, con utopías, porque si de utopías va la cosa, para el estado del bienestar lo que sobra es el Estado.