En el día que comienzan las vacaciones para millones de españoles, nuestro afectuoso recuerdo para el Rey Juan Carlos y también nuestro deseo de que este sea el último año que le toca vivir lejos de los suyos y de todos nosotros por una incomprensible imposición política. (...)
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Es probable que los próximos tiempos alejen por fin esa especie de turbulencia permanente que desde hace unos años envuelve la vida española, dando la vuelta como un calcetín a nuestra realidad, tan lejos de ser lo que parece.
En La Crítica estamos convencidos de que, en esta ocasión, no confundimos la realidad con nuestros deseos sino que nos hacemos eco de lo que piensa y siente una inmensa mayoría silenciosa de españoles que, sin renunciar al progreso y sus virtudes sino todo lo contrario, no entiende que este pueda arrasar con sus querencias y convicciones.
La auténtica regeneración pasa por enviar al baúl de los malos recuerdos unos años en los que la voluntad de unos pocos ha conseguido imponerse con la fuerza del poder y del dinero, por la vía de la legalidad vigente tan necesitada de profundos cambios, a la de todos los demás.
Sepa Don Juan Carlos que por encima o por debajo de sus personales peripecias su paso por nuestra Historia ya está escrito con letras de oro.