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Cumbre de Glasgow. Los valores, la solución

La 'líder mundial' Greta Thumberg y los suyos 'toman' las calles de Glasgow. (Foto: https://www.ruptly.tv).
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La "líder mundial" Greta Thumberg y los suyos "toman" las calles de Glasgow. (Foto: https://www.ruptly.tv).

LA CRÍTICA, 12 NOVIEMBRE 2021

Por Amalio de Marichalar y Sáenz de Tejada
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La cumbre de Glasgow ha venido precedida de la del G-20, que ya marcaba la tendencia y anticipaba el debate de Glasgow. Los acuerdos de París que exigían su puesta en práctica vinculante han visto las sucesivas Cop 22 de Marraquech, Cop 23 de Fiji celebrada en Bonn, Cop 24 en Katowice, y Cop 25 de Chile, celebrada en Madrid en 2019, pasando el 2020 suspendida la reunión de Glasgow por la pandemia, hasta llegar a estas dos semanas.

China, el principal emisor global, no se compromete y otros importantes emisores, como India o Rusia dilatan sus planes, de manera que salvo sorpresa de ultimísima hora, y tras negociaciones maratonianas y la última noche sin dormir, que suele pasar en las últimas reuniones, para salvar por milímetros un acuerdo mínimamente presentable, no va a resultar nada que no se sepa ya. (...)

... Evidentemente los acuerdos que se adopten –y ya ha habido algunos importantes como en reforestación–, son recomendaciones optimistas. Los avances e innovación energética, en el agua, movilidad, ciudades –no olvidemos que en ellas se están concentrando las emisiones y también la población global que en 2050 alcanzará casi el setenta por ciento–, u otras materias esenciales, siempre habrán de ser muy bienvenidos pues generan un impulso esencial hacia la sostenibilidad.

La desertificacion, los movimientos migratorios, la contaminación, la educación, la infancia, la salud, los océanos, las masas forestales, la pobreza, son también cada uno de ellos fundamentales para abordar el plan de acción hacia la sostenibilidad, que va muchísimo más allá del cambio climático y de su compromiso de no elevar más de 1,5 grados el calentamiento global, y en especial del plan de financiación para los países más necesitados que es el verdadero problema.

Todo está vinculado en más o en menos, desde luego, pero asuntos tan relevantes como por ejemplo la contaminación en todas sus variantes son hechos verdaderamente esenciales de corregir pues afectan directamente a la salud y bienestar de las personas. El calentamiento global por contra siendo también muy importante está en permanente controversia con razones científicas que lo avalan pero otras que lo condicionan y sujeto todo ello no sólo al factor de influencia humana sino al verdadero porcentaje de esa influencia. Lo que sí es muy importante es lo que va a ser cómo afrontar las consecuencias que el clima provoca en los distintos continentes, que muchas veces, tal y como se comprueba tangiblemente con efectos devastadores nos conmueve, y desde luego, cómo aminorar sus efectos o cómo preparar y anticipar las previsiones que científicamente puedan demostrarse.

Es tan denso y complejo y con tantas perspectivas todo lo anterior que los avances y compromisos que se adoptaron en París en 2015, son los que marcaron el compromiso internacional, pero que como se está comprobando cuesta mucho poner en práctica.

Debiéramos hacer un breve análisis que quizá nos enmarcara la situación y respondiera muchas incógnitas.

El 9 de Noviembre de 1989 cae el muro de Berlín. Esto es tan trascendental que debiéramos estos días estar celebrando su aniversario puesto que ayer hizo treinta y dos años. Poco después en Río de Janeiro en Junio de 1992, la famosa Cumbre de la Tierra organizada por la ONU, consolidó la aparición de un mundo nuevo celebrando ante todo la libertad recuperada ante tantas décadas de tiranía y opresión comunista. Un aire limpio sacudía el mundo libre incorporándose tantos países que así lo anhelaban y en ese marco pudo proponerse un pacto global por un nuevo paradigma de modernidad en libertad y comprometido con un desarrollo sostenible, y donde los avances innovadores en todas las áreas pudieran llegar a todos y en especial a los países menos favorecidos.

Con ello, se inauguró una nueva manera de entender las relaciones de forma global, y como consecuencia la llegada de todos los avances e información a toda la tierra, con los indudables beneficios para todos, pero también con las brechas, que se han venido produciendo principalmente a causa de las tecnologías, al poder llegar y conocerse por todos pero no poderse aplicar igual.

Mientras, en estas tres décadas se están produciendo tensiones geoestratégicas, económicas y de control de las materias primas, desequilibrios en los procesos de producción y también en el consumo, que no favorecen en absoluto un equilibrio en el nuevo paradigma de desarrollo en medio de la globalización, adornado de los no menos importantes planes de las potencias globales emergentes, principalmente China, queriendo sustituir a Estados Unidos, para entretanto llegar a ver hace pocos meses lo nunca imaginado, con el asalto al Capitolio, y la retirada poco menos que humillante de Estados Unidos y las principales naciones occidentales de Afganistán, incluida España, si bien salvando siempre el honor de sus ejércitos y el homenaje permanente a tantas vidas entregadas, únicos que han dado un constante ejemplo, y que no merecen la mediocridad de sus dirigentes.

Digo todo esto porque retrotrayéndonos de nuevo a la caída del muro de Berlín, son las figuras de San Juan Pablo II, Ronald Reagan, Margaret Thatcher, Helmut Kohl y Mihail Gorbachov, las que abrieron al mundo a la libertad y a la democracia, e hicieron caer el sistema criminal comunista, como por otro lado nos recuerda el Parlamento Europeo al repudiarlo para siempre, junto al sistema nacional-socialista (nazismo), por haber acarreado tanta tragedia y muerte al mundo.

Ello es de trascendental importancia para poder entender hoy las ventajas de un mundo global y de libertad, pero que está careciendo de liderazgo comprometido y responsable como el señalado para la caída del comunismo, y que no sabe permanecer y fortificar los principios y valores tan esenciales e indispensables, y más bien admite renunciar a ellos, pero que sin los cuales ningún progreso ordenado puede confluir en un desarrollo sostenible, tan necesario en bien de la humanidad.

Todo avance comprometido como el que nos trajo la caída del comunismo y que fue la palanca en la cumbre de la Tierra para aspirar a un mundo mejor con el compromiso de legar a las siguientes generaciones esa Tierra en mejores condiciones de las recibidas, requiere de un liderazgo comprometido con los valores imperecederos, pues en ellos ha de construir la sociedad sus avances para no caer en los errores que la humanidad acumula en guerras y en desequilibrios que acechan hoy más que nunca, y son sus dirigentes los que han de enfundarse en ellos, en esos valores y principios, pues de nada sirven los avances tecnológicos y los medios y recursos a nuestro alcance que son tan importantes, si no avanzamos en cómo dar sentido a todo ello y renunciando decididamente a la soberbia, la maldad y el egoísmo humano.

El nuevo paradigma de desarrollo ha de sustentarse en la paz y seguridad, en los derechos humanos y en un desarrollo sostenible inteligente, que esté fundamentado en la incorporación de un nuevo pilar a añadir al económico, social y ambiental, que es el de la cultura, entendida como «la mejor herencia moral de la sociedad, promotora, aglutinadora y receptora de los principios y valores permanentes que la enmarcan e impulsan», como cuarto pilar de la sostenibilidad y su piedra angular, equilibrando innovadora y estratégicamente los otros tres pilares. Con ello, habremos de impulsar la democracia de este siglo, pues ha de revitalizarse permanentemente y corregir y sustituir a quienes hablando de ella la malversan de forma muy peligrosa, y así preservar el bien de la sociedad.

De todo ello versan nuestros trabajos entre Portugal y España desde hace más de tres décadas y desde Portugal incorporamos la columna básica de la cultura como paradigma de la sostenibilidad, y pusimos, además, un ejemplo paradigmático que tanto une a las dos naciones como es el de Numancia, como expresión y realidad primigenia de la humanidad del valor de la libertad, que junto a la dignidad, el honor, el sacrificio, la nobleza de espíritu, la independencia y la paz, conforman junto a la civilización grecorromana y cristiana los fundamentos esenciales de los derechos humanos y de la democracia. Conforman los elementos imprescindibles y creadores de la cultura y la civilización occidental.

Es en este contexto en el que un desarrollo sostenible ha de ser impulsado por los líderes de Occidente, aparcando los ataques del neocomunismo que promueve ideologías y neotecnologías de sofisticada ingeniería social que quieren destruir la dignidad de la persona y con ella el necesario desarrollo sostenible humano, antecedente de un desarrollo sostenible. En este discurso está el neocomunismo que creíamos vencido y corroyendo las sociedades menos preparadas y educadas, al modo de lo que hicieron en otro momento hace cien años. Esto es muy reciente y se ha destapado de repente en menos de dos o tres años, aunque viniera larvándose, y está infiltrándose en todos los sectores de la sociedad e ideologizando también los propios debates del cambio climático y de la sostenibilidad que es ya lo último que podíamos ver, dados los avances, si bien poco a poco como decíamos al principio, pero muy importantes a favor de un desarrollo sostenible.

Son ya treinta y un años de trabajos a favor de un desarrollo sostenible y su plan de acción. Fuimos la primera provincia del mundo en Soria en realizar la Agenda 21 Local, según los acuerdos de Río 92, como avance indispensable y puesta en práctica de un desarrollo sostenible y Maurice Strong, al que honro desde estas líneas como hago todos los años en las Cumbres de Cambio Climático desde que muriera un poco antes de la Cumbre de París, pudiendo ver allí todo un compromiso mundial como homenaje a su larga trayectoria; nos enseñó cuál debía ser el camino de la construcción de un desarrollo sostenible, nos marcó el camino preclaro reafirmando los valores imperecederos que nos regala nuestra historia y nos hablaba de la nuestra en España, en Portugal, en Europa, «para construir un nuevo mundo y un desarrollo sostenible, basado y cimentado en nuestras antiguas piedras». Aquí rindo también homenaje a Ricardo Díez Hochleitner, que nos impulsó y acompañó permanentemente en la misma dirección y sin el cual nada hubiéramos logrado. Está todo dicho.

Todo ello es así y en la Conferencia internacional que organizamos presidida por S. A. R. el Príncipe de Asturias en 2001 en Soria, Maurice Strong, Secretario General de la Cumbre de la Tierra de NU, nos ofreció a España y a Soria, como consecuencia de nuestros trabajos, la creación de una nueva Agencia de Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible. Las bases esenciales las dichas. Los principios y valores esenciales e imperecederos que nuestra historia nos enseña, para construir sólidamente sobre ellos un presente seguro y un futuro con rumbo firme en bien de las presentes y futuras generaciones.

Nada de la ideologización muy reciente que se pretende llevar a cabo aprovechando además, indecentemente, la tragedia global de la pandemia, cumple con los requisitos de un Desarrollo Sostenible por el que venimos trabajando hace tres décadas y los objetivos para ese desarrollo, como todo avance, si es liderado por oportunistas se pueden manipular tendenciosamente. De ahí la importancia de un liderazgo honesto, honrado, decente, que vele por la dignidad, por la responsabilidad, por la transparencia, por anteponer la verdad y la confianza. Aquí está la clave, pues el liderazgo hoy en España no es precisamente ese, y nuestro ejemplo influye especialmente en Hispanoamérica, aunque estemos en democracia, pero atacada, y tampoco está siendo en otras zonas del mundo, así como en donde ni siquiera la libertad y la democracia se respetan, pero que no sabemos o no queremos exigir que se haga. Evidentemente, si no damos ejemplo, poca fuerza moral nos queda ante quienes encarcelan y proscriben la libertad y la democracia… y así es muy difícil avanzar en acuerdos climáticos…, no se dan las exigencias mínimas fundamentales.

Avanzar en desarrollo sostenible significa más que nunca, líderes honestos y que busquen el bien de la humanidad, como los que nos liberaron del comunismo y no permitir a los disfrazados de “progresismo” local y global un nuevo engaño neocomunista masivo, o también sucedáneos diversos de débil pensamiento, disfrazados así mismo de “sostenibles” que no saben ni lo que significa y que solo manipulan cualquier circunstancia persiguiendo el mal, sea clima, o sea cualquier cuestión que afecte a la dignidad humana. Los necesarios acuerdos en cambio climático o cualquier otro esencial y estratégico en sostenibilidad, exigen como condición la búsqueda permanente del bien, y es la condición sine qua non, que han de autoimponerse quienes gobiernan, y así demandárselo sin fisuras, obligatoriamente, y siempre, desde toda la sociedad.

Amalio de Marichalar
Conde de Ripalda
Presidente del Foro Soria 21 para el Desarrollo Sostenible
Miembro del Board de la European Environment Foundation. Freiburg. Alemania
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