... En su obra pervive la dialéctica entre la lucha por la libertad cristiana eslava (santo pueblo ruso) contra el racionalismo materialista occidental. Anticipó la terrible revolución leninista en Los Demonios. Y apostó por la libertad de creer frente a la imposición autoritaria.
En su más célebre obra Los hermanos Karamazov aparece el poema “El Gran Inquisidor”, ¿historia o leyenda negra?. Algunos, incluso entre intelectuales postmodernos y nihilistas, solo utilizan a Dostoievski como pretexto, fuera de todo contexto social, político y religioso para propalar diatribas sin más fundamento que la ignorancia y el odio contra La Compañía de Jesús e incluso contra la Iglesia Católica. La realidad es completamente distinta, pues como escribió Dostoiesvki: “Yo soy el hijo del siglo, el hijo de la incredulidad. Tantas torturas increíbles me ha costado y sigue costando esta sed de creer, la cual es más fuerte, cuando más argumentos contrarios tengo en mi interior”. Para él Cristo –Dios y hombre– representa todo lo humano positivamente bueno, con sus cualidades únicas: su condición enigmática, la inocencia y la santidad. Como se ve en El Principe Mishkin, simbolo de Cristo.
En su novela carcelaria, testimonio de sus años de prisión en Siberia, Memorias de la casa muerta, inicia la gran tradición de la literatura penal rusa que tendría su clímax en el célebre alegato contra el stalinismo de A. Solzhenitsin rchipiélago Gulag.
Fidel García Martínez