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Socialista casi comunista

Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. (Foto: BBC News / Reuters).
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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España. (Foto: BBC News / Reuters).

LA CRÍTICA, 12 JULIO 2021

Por Manuel Pastor Martínez
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Tomo para el título del artículo la expresión utilizada por el dictador conservador portugués António de Oliveira Salazar. Se refería a los orígenes ideológicos de Mussolini, el fundador del Fascismo. La frase, contextualizada, aparece en una confidencia de Salazar a su jefe de propaganda durante muchos años, el intelectual futurista António Ferro, claramente despectiva del fenómeno italiano: “No olvidemos que Mussolini es un italiano, un descendiente de los condottieri medievales. Y no olvidemos sus propios orígenes, su formación socialista, casi comunista (…) Su cesarismo pagano no reconoce ningún orden moral o legal”, y por tanto era incompatible, según el líder portugués, con la Civilización Cristiana de Occidente (cit. por Tom Gallagher en su obra Salazar.The Dictator Who Refused to Die, London, 2020). (...)

... Curiosamente la percepción de Salazar coincidía con la de Lenin, que en 1911 había comentado en Pravda desde su exilio suizo, a propósito de un reciente congreso socialista italiano, que Mussolini era prácticamente el único comunista (“bolchevique”) en Occidente (cit. por Paul Johnson, Modern Times, London, 1983).

Hace tiempo que vengo manteniendo que el Fascismo italiano y el fascismo en general es un tipo de socialismo no marxista, aunque en muchos aspectos –Dirty Little Secret– algunos partidos y regímenes socialistas –obreros o pequeño-burgueses– sean un híbrido de “fascismo-leninismo” (véase, como ejemplo, el artículo reciente de César Alcalá, “El lado fascista de ERC”, La Razón, 8 de julio de 2021). Mucho antes de la fundación de las JONS y de la Falange Española, Esquerra Republicana de Cataluña sería el primer partido en España en asumir elementos organizativos e ideológicos abiertamente fascistas.

Siguiendo esquemas teóricos de Ludwig von Mises, Jim Huntzinger ha publicado un interesante artículo titulado “Fascism Is Socialism: Here´s The Proof” (Townhall, Nov. 21, 2018). En cierto modo y en algunos casos de fuertes pulsiones estatistas y anti-liberales –que quizás requerirían introducir en el análisis factores ideológicos y culturales post-marxistas o no marxistas de las izquierdas actuales– es plausible invertir el título: socialismo es fascismo.

El profesor Emilio Gentile sostiene que el Fascismo no es socialismo, porque Mussolini había dejado de militar en el PSI cuando funda el nuevo movimiento en 1919. Pero la cuestión no es que el socialismo solo pueda ser lo que era o dejara de ser Mussolini, presuntamente un socialista marxista más o menos heterodoxo. Hay otras modalidades de socialismo, estatismo o colectivismo, modalidades “utópicas” pre-marxistas o post-marxistas.

Tras el batacazo del 4-M, con la abrupta salida del gobierno de Pablo Iglesias, Pedro Sánchez ha querido completar la renovación de la imagen del mismo con unos cambios de ministros que exigían la sustitución de Carmen Calvo, Iván Redondo, José Luis Ábalos, y otros. Se trata de sustituir la mala imagen de un gobierno PSOE “gamberro” por otro más normal. Pero tales maquillajes no pueden ocultar la realidad de fondo mientras el presidente Sánchez siga comprometido con el grupo comunista, intocable, de los cinco ministros de Podemos (Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra, Alberto Garzón, Manuel Castells), y en tal sentido el PSOE sigue representando un socialismo casi comunista, rehén de la extrema izquierda y de los separatistas.

Hace muy pocos días el propio presidente Pedro Sánchez hacía ostentación de un gesto en esa línea, elogiando la personalidad política de Juan Negrín, un histórico expulsado del PSOE. Jefe de gobierno del Frente Popular durante la Guerra Civil y notorio socialista-casi-comunista (algunos historiadores lo consideran incluso un agente de Stalin), Negrín había sido también el responsable principal como ministro de Hacienda de la entrega del oro del Banco de España a la URSS. Desde la caída del gobierno de Francisco Largo Caballero en Mayo de 1937, en gran medida por presión de Stalin, Negrín fue el ejecutor de la política soviética en España, retrasando innecesariamente el fin de la Guerra Civil.

Pedro Sánchez, superviviente político como ejecutor de las políticas de Podemos y de diversas izquierdas antiespañolas, durante su ilegítimo mandato gracias a una coalición y apoyos anti-constitucionales, sigue retrasando dramáticamente la consolidación (todavía pendiente) de la democracia en España.

Manuel Pastor Martínez

Catedrático de la Universidad Complutense de Madrid

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