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"EL OSCURO"

José Luis Domínguez Iborra, Agente de Aduanas, muere en acto de servicio en accidente de helicóptero

Imagen del helicóptero Dauphin accidentado. (Foto: La Crítica).
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Imagen del helicóptero Dauphin accidentado. (Foto: La Crítica).

LA CRÍTICA, 11 JULIO 2021

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“El oscuro”. Así llaman los traficantes del Estrecho a estas pocas noches sin luna que por nueva no alumbra y les permite cometer sus tropelías con menor riesgo de ser descubiertos por las autoridades. Son unos días de mucha actividad tanto para los delincuentes como para los Agentes de la Autoridad. De estos, son los de Aduanas dependientes de la Agencia Tributaria los más volcados en la lucha contra el narcotráfico y otras sustancias. (...)

... Eso no quiere decir que tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil no hagan sus patrullas e investigaciones unas veces coordinados entre sí y otras por libre, celosos unos de otros, para regocijo de los traficantes.

El Estrecho es un hervidero en estos días con aeronaves que trafican, aviones no pilotados, barcos grandes, pequeños, de recreo, pesqueros, veleros, planeadoras, minisubmarinos y hasta motos acuáticas. A ellos hay que sumar todos los medios de las fuerzas del orden que, al igual que los anteriores, navegan por mar y aire casi siempre sin luces para no ser detectados. El peligro de colisión es muy elevado en un cielo y mar negros que causa terror cuando los pilotos se adentran en él a veces hasta 100 millas de la costa, sin otra ayuda que unos pocos instrumentos de navegación y algunas estrellas que más que ayudar confunden pues a veces tras muchas evoluciones pueden parecer pequeñas luces de barcos, dando lugar a vértigos e ilusiones catastróficas. “Meterse en lo negro” dicen los pilotos cuando se adentran y se pierde toda referencia de la costa.

Fue en este oscuro, en la madrugada de hoy 11 de julio cuando José Luis perdió su vida al precipitarse al mar el helicóptero en que volaba a unas 30 millas de Soto Grande entre las costas de Málaga y Cádiz. No se conocen las causas del accidente y habrá que esperar a que la Comisión de Accidentes de Aviación Civil concluya sus investigaciones que, tal como nos tiene acostumbrados, será dentro de unos años. Sí se sabe que estaba colaborando en la detención de una embarcación junto a una patrullera del Servicio de Vigilancia Aduanera.

Es habitual que los helicópteros de Aduanas desciendan muy por debajo de lo que la prudencia recomienda hasta casi tocar el agua en sus persecuciones. Esta es una práctica que maravilla y sorprende en el extranjero pero a la que alguien debería poner coto de una puñetera vez. Tras precipitarse en el mar los pilotos salieron por sus propios medios (también se entrenan para ello) y fueron capaces de rescatar a José Luis, al parecer todavía con vida. Después de llegar a tierra, la parada cardiorespiratoria no pudo ser recuperada.

Sirvan estas líneas de homenaje a uno de los funcionarios más veteranos del Servicio que en infinidad de ocasiones dio muestras de un valor y arrojo poco habituales llegando, en dos ocasiones, a tirarse al agua con riesgo de su vida para salvar a los “malos” a punto de ahogarse. Sirvan también de consuelo a sus familiares y a los muchos amigos y compañeros de trabajo, alguno –doy fe de ello– hundido en el dolor.

Los helicópteros de Aduanas son operados por una empresa civil que pone los pilotos y el mantenimiento de las aeronaves. La propiedad de estas es de la Agencia. También es funcionario del Ministerio de Hacienda el operador que, como en el caso de José Luis, dirige la misión, hace de enlace con tierra y maneja los sistemas de captación de imagen. Recientemente se ha adjudicado a la controvertida “Eliance” la operación de los helicópteros de Aduanas en detrimento del grupo Helicsa-Inaer-Babcock (absorciones consecutivas por este orden).

Ni por asomo quiero que se entienda que el cambio de operador ha podido ser causa del accidente (ya en el 89 cuando era operado por Helicsa fallecieron en un BO-105 frente a las costas de Almería, los pilotos Asdrúbal y Blanch –el cadáver de éste que fue mi instructor, aún no ha aparecido– en una misión de reconocimiento sin operador de Aduanas) pero los que conocen el sector afirman que Eliance ha tenido que improvisar tripulaciones llegando a poner copilotos con “cero experiencia” en la operación.

Echémosle la culpa al “oscuro” y a lo muy, muy, muy arriesgado de la misión en la que solo los malos tienen ventajas en un mar todo negro. Un negro que puede hacer parecer estrellas los destellos más tenues. Y si tuviera razón Alberti… “Se equivocó la paloma, se equivocaba… pensó que el mar era el cielo… pensó que el trigo era el agua… se equivocaba.”

¡Que bonito! Finalizar un artículo con unos versos achacando un drama a un posible error humano como se hace siempre. ¡¡¡NOOO!!! Aunque Alberti tuviera razón y los accidentes a veces sean inevitables, no somos palomas. Las empresas aeronáuticas que abusan de sus trabajadores con extenuantes vuelos nocturnos, las instituciones que exigen a sus funcionarios más allá del deber y sobretodo AESA, la agencia que debe vigilar para que los errores en el entorno aeronáutico no se produzcan, deberían estar pidiendo perdón a la familia de José Luis en lugar de unas simples condolencias.

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