Todos los españoles vemos, día tras día, cómo el Rey y la Monarquía Española son vejados por una parte de la sociedad y del mismo Gobierno, sintiéndonos al mismo tiempo muy preocupados por la deriva de estos hechos, al saltar de la calle -inspirados por ideologías trasnochadas- a las propias instituciones del Estado.
El empujón continuo de estas ideologías y miembros del Gobierno, que van arrinconando a gran parte de la sociedad, no augura nada bueno. ¿Hasta dónde y hasta cuándo? Nadie lo sabe, pero de lo que no cabe duda, y la Historia nos lo muestra en repetidas ocasiones, es que todo tiene un límite, aunque no sepamos dónde está.
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