... Acuerden las tres formaciones un Gobierno en la sombra, una alternativa en la que los españoles podamos tener una esperanza frente a un conflicto que se avecina y que pudiera no tener retorno. Aparquen a un lado sus diferencias y al menos dejen por un tiempo sus posiciones personales o de partido de Gobierno y conviértanse por una vez en partido de Estado. Asuman el símil de una orquesta bien sincronizada bajo una batuta y siempre bajo el excepcional amparo de la Corona, símbolo de nuestra unidad y estabilidad.
Por qué no las tres derechas o como quieran definirse, no son capaces de emerger como alternativa extraordinaria en tiempos extraordinarios. Los españoles sabremos comprender las cesiones de uno u otro partido, sea cual sea nuestra preferencia. Sabremos valorar que por encima de sus legítimas ambiciones políticas han sabido dar una respuesta frente a un PSOE en clara descomposición, que ha iniciado su suicidio o quizás la eutanasia, a la que son proclives.
Siglo XXI y todavía se enarbolan los tópicos de la vetusta izquierda y su ADN de lucha de clases, cuando las sociedades modernas se adentran ya en otros problemas de mayor envergadura y dan por amortizado los gritos y formas de la Revolución francesa o las soflamas guerracivilistas de quienes las proclaman que ni las vivieron ni conocieron en sus «estudios primarios».
Ante la indigencia mental de la mayor parte de la izquierda, tanto de quienes dirigen su orquesta como de quienes les corean desafinadamente, ante la tibia posición de los Barones socialistas que asentados en su poltrona y con miedo a perderla, asienten cabizbajos a los dos caudillos (Sánchez e Iglesias) que golpean con sus mazos o decretos el ritmo de la bancada de remeros que les secundan. Ante las sutiles tácticas del partido Ciudadanos que solo su líder y pocos más entienden, provocando la salida de muchos de aquel. Ante la incuestionable posición del partido de derechas, Vox, cuyos fundamentos pueden ser o no compartidos en parte o en su totalidad, y la cómoda posición del partido Popular que espera recoger el fruto de la inoperancia, corrupción, mentiras y revanchismo de un PSOE desnortado y secuestrado por el separatismo y el comunismo chavista, ante todo ello, debe ofrecerse a la sociedad española un programa de Estado que excite la esperanza e incluso atraiga a otros dirigentes que puedan estar esperando a alguien que les ofrezca una mejor alternativa que el seguir en sus sillones viendo impasibles la caída del régimen presidencialista de los dos caudillos.
La nación española agradecería ese gesto de los líderes del bloque parlamentario del centro y derecha, y Europa respiraría aliviada y confiada en una España que siempre ha sabido salir adelante. No hay tiempo que perder. Sabemos por la triste experiencia de países amigos que los golpes de estado se consuman cuando menos preparada o alertada está la sociedad, pues de lo contrario se haría más difícil. En la situación actual, la sociedad española somos conscientes de que la pandemia que sufrimos y que tantos muertos nos viene costando, es el escenario ideal para el asalto al poder del marxismo más revolucionario en estado puro. Un día indeterminado esta sociedad, acostumbrada a los peores males políticos como a las más épicas gestas, podría despertar ante situaciones que ya serían inevitables, como ocurrió en el año 1931 cuando el almirante Aznar, entonces Presidente de consejo de ministros de S.M. Alfonso XIII, pronunció la desafortunada frase: «La España que se acostó monárquica se ha levantado republicana» y eran tan solo unas elecciones municipales manipuladas por una izquierda sin principios y ansía de poder como la actual.
¡Reúnanse! y preparen un programa político de inmediato que muestre a los españoles la conjunción de las voluntades que representan. Convoquen de continuo ruedas de prensa y alerten de los peligros y de las soluciones a proponer. No esperen a Plenos del Congreso. ¡No hay tiempo! Establezcan relaciones con las gentes sensatas del PSOE y disconformes con el caudillaje que les lidera. Pergeñen una nueva alternativa y España estará agradecida. Si no es así, España se sumergirá en aguas profundas y Vds. pasarán a ser tan solo un residuo que nunca podrá reciclarse.
¡Por España, Viva España!
Iñigo Castellano Barón
Un ciudadano español