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La línea morada del PSOE

Sánchez e Iglesias, presidente y vicepresidente del Gobierno de España. / EFE
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Sánchez e Iglesias, presidente y vicepresidente del Gobierno de España. / EFE

LA CRÍTICA, 23 MAYO 2020

Por Íñigo Castellano Barón
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A estas alturas de la película política española que se mueve entre un bodeville y una de terror, el PSOE ha logrado emular sus retos históricos y revivir su memoria remontándose a las más sórdidas y siniestras épocas, hasta con un Pablo Iglesias de socio que le ayuda a mantener su marca tradicional y fundacional. (...)

... Ya no hay líneas rojas que limiten a Sánchez quien vive una borrachera de sensaciones seguramente producida por el insomnio que le provoca su socio, tal como en su día advirtió. La falta de sueño continuado produce zombies que pululan de un lado a otro sin tener certeza de a dónde van. El presidente ha cruzado todas las líneas rojas, nuevo concepto político que delimita hasta dónde un partido no está dispuesto a llegar, y se ha adentrado en la maraña de la geometría asimétrica, concepto ajeno a él, pero que suena bien como comodín para justificar lo injustificable y desdecirse de lo dicho.

Las líneas rojas de no pactos con partidos de origen terrorista, la transparencia en la gestión; la resolución judicial efectiva, etc. se han sobrepasado. Se ha conseguido en tiempo record mantener confinada a toda una Nación por arte y magia de comités de «sabios», «científicos» y «expertos» cuya identidad permanecen ocultas para no ser presionados por este pueblo español demasiado incisivo para con sus administradores…

Además se ha dado la «vacatio legis» anticipadamente, por si acaso ese pueblo se pone pesadito e inquiere al Gobierno con comisiones ad hoc. Y para reforzar el estado de calma que ayude al Bienestar del Estado, el Tribunal Constitucional que debería resolver en tiempos de urgencia, casos de urgencia, permanece supuestamente confinado. No hay noticias de que algunos miembros de Sala se reúnan para deliberar el atropello de decretos que nocturnamente se suceden en el BOE y que al día siguiente son rectificados con una nueva versión. Lo importante es que la inseguridad jurídica se consolide y ante ello, solo el Ejecutivo dirima las cuestiones según se vayan produciendo y convengan…

Entretanto, este Ejecutivo retrocede al pleistoceno de su origen y se envuelve en una franja morada, color que comparte con su socio Iglesias, que formó parte de la enseña nacional de la segunda República. ¡De roja, nada! Ahora morada que es lo que toca. Para ello se manda perseguir la bandera roja y gualda y las líneas rojas se traspasan para alcanzar el tinte morado. Para gusto, los colores. A partir de aquí y como en los mejores tiempos de Lerroux, se puede derribar el Valle de los Caídos o pactar con los moderados. Lanzar a las hordas indocumentadas y violentas a la calle, como pedir a los partidos conservadores el apoyo a su Estado de confinamiento bajo pena de no parecer demócratas.

El despropósito se adueña de la situación y se proclama solemnemente la llamada Nueva normalidad, concepto que puede llenarse del contenido que se desee según las circunstancias del presidente Sánchez, quien noqueado confía en que el futuro próximo le depare esta Nueva Normalidad basada en él y luego en él también. En fin, las paranoias de la vida… Las denominadas clases dirigentes que en la política tradicional ocupaban los escaños parlamentarios han sido sustituidas por una nueva clase emergente, nacida en el seno de los partidos políticos y que estructuran como empresas el tejido de intereses y lealtades necesarios para desarrollar una carrera profesional que a ser posible debería prolongarse en el tiempo, siendo solo interrumpida cada cuatro años por el pueblo soberano que va a votar sus preferencias sobre aquellas. Todo es vendible e intercambiable siempre que la empresa permanezca y sus componentes se mantengan. La dimisión ha pasado a ser un concepto vetusto que en la práctica casi no se aplica… y mientras España aguanta estoica lo intercambios de cromos y la ignorancia indigente de muchos de sus representantes… Todo un escenario que combina el sainete con el drama.

Pero la Caja de la hucha española no acompasa al cajón de mentiras, deslealtades y traiciones del Gobierno y por ello se necesitará una Europa que si quiere sobrevivir al brexit y mantener ese gigante parlamento europeo repleto de cesantes ocupados y todo lo que conlleva, deberá apoyar a España devolviendo a los zombies morados a la realidad.

Este siniestro guión finalizará cuando se escriba tal como sucedió, en la historia de España, que nos guste o no, recoge sus glorias y desencuentros pero que sigue siendo una grande y milenaria Nación que por encima de todo ha sobrevivido aportando a la humanidad, ciencia, saber, arte, literatura y un importante humanismo cristiano.

¡Por España, Viva España!

Iñigo Castellano Barón

Ciudadano español
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