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Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Enfrentamiento civil en Cataluña
Enfrentamiento civil en Cataluña

23 MAYO 2018

Por Enrique D. Martínez Campos
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Muchos españoles se hacen esta pregunta en relación con la situación en Cataluña. Y casi nadie se acuerda de la contestación evidente a pregunta tan simple. Voy a intentar refrescarles la memoria....

Desde finales del siglo XIX y principios del XX el catalanismo excluyente ya era racista, xenófobo y deseaba hacer de Cataluña un país independiente del resto de una raza inferior: la española.

Un republicano jacobino, Azaña, dio alas al separatismo catalán cuando se empeñó en concederles la autonomía en 1932. Terminó harto de las traiciones y desplantes de los separatistas vascos y catalanes. El Presidente socialista prosoviético, Juan Negrín, líder de la España del Frente Popular en la Guerra Civil, declaró que prefería hablar y negociar con Franco antes que “con esa gente”.

Durante el franquismo no existieron, en la práctica, problemas con ellos. O huyeron como ratas y se exiliaron, o las oligarquías vasca y catalana aplaudían a Franco hasta romperse las manos.

A partir de la llegada de la democracia a España en 1977, las cosas cambiaron radicalmente. Cuando se constituyó la Generalidad antes de aprobarse la Constitución del 78, se hizo cargo de la misma un exradical de la Esquerra llamado José Tarradellas. Durante su exilio en Francia aprendió a ser moderado y sensato. Deseaba mantener todo lo bueno que hubiese hecho Franco.

Pero aquella Constitución, en exceso interpretable y con un Título VIII que fue un inmenso error, condujo a que en 1979 UCD y PSOE aprobaran la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (LOFCA) para poner orden en el gasto de las mismas. El supuestamente “nacionalista moderado” Jorge Pujol dijo: “Con esa Ley, Cataluña pasaba a ser tratada económicamente como una CCAA más”. Y eso era un sacrilegio inadmisible.

En las elecciones de abril de 1980, Pujol ganó. Es decir, las ganó el nacionalseparatismo y la cleptocracia. Y a partir de aquí comenzó el nuevo desmadre en Cataluña. Y se empeñó en construir un país, una nación, bajo el mito de su nacionalismo “moderado”. Y escribió: “Era preciso construir un país, el nuestro, que es un país agredido en su identidad… Y era consciente de que a pesar del Estatuto de Autonomía que acabábamos de conseguir, el poder político de Cataluña era insuficiente”. Porque deseaba crear un país con su propio Estado.

Tras el fracaso del golpe y contragolpe del 23 F del 81 y dado el descontrol autonómico, el gobierno aprobó la Ley Orgánica de Armonización del Proceso Autonómico (LOAPA), que fue recurrida inmediatamente por los nacionalseparatistas.

Solo dos días después de ganar en octubre del 82 el PSOE las elecciones, estallaba el escándalo que la Justicia perseguía: el de “Banca Catalana” inventada por Pujol y sus secuaces. Hay que recordar que, entonces, el PSOE/PSC no era muy amigo de Pujol.

En agosto del 83, el Tribunal Constitucional anuló lo más sustancioso de la LOAPA, porque el Título VIII de la Constitución da pie a cualquier exceso del cantonalismo autonómico. Por ejemplo, la creación entonces de “Cataluña Radio” y en el mes de septiembre de TV 3 sin ninguna autorización administrativa. Pujol desafió al felipismo: “Si quieren cerrar TV3, que manden a la Guardia Civil”. Y el PSOE se tragó TV3. Y transfirió a la Generalidad las Universidades. Pujol ha escrito: “La enseñanza fue un objetivo principalísimo de nuestro gobierno. La enseñanza es la herramienta fundamental para construir un país y, en nuestro caso, para construir Cataluña”. Y de tres Universidades se crearon 14 más. Un método también inexorable para cobrar el 3%.

Así comenzó la inmersión lingüística en este año. Intentaron rebelarse algunos con el “Manifiesto de los 2.300”. El gobierno no les hizo ni caso. Y salieron de Cataluña de 10 a 12.000 profesores.

Aun así, la Fiscalía General del Estado (dependiente del gobierno) presentó querella criminal contra Pujol y 24 directivos más de Banca Catalana en mayo del 84. Pero, a partir del verano de este año, el felipismo modificó su agresividad contra Pujol. ¿Por qué? Por dos motivos:

1)Porque deseaba el apoyo de los de CIU para aprobar la Ley Orgánica del Poder Judicial que modificó lo establecido en la Constitución.

2)Para que CIU apoyara el referéndum previsto para que España permaneciera en la OTAN. Después de aprobado el referéndum, el PSOE transfirió a la Generalidad la Sanidad.

Y en noviembre del 86, la Fiscalía de la Audiencia Territorial de Barcelona lograba que dicho órgano judicial sobreseyera el caso de “Banca Catalana” y la querella criminal contra Pujol. A este respecto escribió el gran hombre: “Lo que no podía aceptar es que me tildaran de ladrón, que quisieran meterme en la cárcel, porque tengo un acusado sentido del honor”. Sin comentarios.

A partir de aquí se concertó un acuerdo tácito entre F. González y Pujol: ambos mantendrían sus propios regímenes, uno en el resto de España y el otro en su cantón o virreinato catalán. A partir de 1993, cuando el PSOE perdió la mayoría absoluta, después de las elecciones Pujol dijo: “Era el momento de poner en práctica el eslogan con el que fuimos a las elecciones, esto es, `ahora decidiremos nosotros´”.

Lo llevaban haciendo años. En el 92, en Mollet del Vallés, se creó la escuela de policía catalana de los Mozos de Escuadra. Para Pujol, “la policía representa para un país una seña de identidad que se manifiesta a través del uniforme, la lengua y la filosofía social propia… La policía es, además, un instrumento de poder”. Eran 700 los agentes que se autorizaron. Desde 1993, con Belloch y Margarita Robles en Interior, se aceptó que salieran 1.000 agentes al año.

Aznar ganó las elecciones en 1996 por sólo 300.000 votos. Se echó en los brazos de Pujol para poder gobernar. Y aceptó las imposiciones del “pacto del Majestic”. Fueron varias: Vidal Cuadras desapareció; la normalización lingüística se acentuó; se acordó la supresión del Servicio Militar Obligatorio… El gobierno español desaparecería en la práctica de Cataluña.

En marzo de 2004, con el socialista Rodríguez Zapatero y su “ingeniería social” y sus leyes infumables, aquella desaparición se acentuó. Recuerden aquello de “Pascual, aprobaremos en Madrid lo que apruebe el Parlamento de Cataluña”; el “cordón sanitario” al PP; el pacto de Carod Rovira con ETA… Aquellas casi dos legislaturas de aquel “bobo solemne” fueron desastrosas para España y muy beneficiosas para los nacionalseparatistas.

Rajoy se benefició del hartazgo de los españoles hacia aquel Presidente socialista. Ganó las europeas, las municipales y autonómicas y nos citó en manifestaciones impresionantes para protestar contra la legislación de Zapatero. En las generales del año 2011 el PP de Rajoy arrasó. Nunca antes un partido político había tenido tanto poder en España como lo tenía aquel esperanzador PP. Pero, ¿qué hizo en Cataluña? Seguir la senda marcada por F. González, Aznar y Zapatero: dejarles hacer a su antojo, no hacer absolutamente nada desde el punto de vista político, mirar para otro lado ante sus desplantes y desafíos.

A pesar de su enorme poder y ante el anuncio de un golpe de Estado separatista promovido por Artur Mas –celebración de un referéndum ilegal para el 9 de noviembre de 2014-, aseguró a los españoles que ese referéndum no se celebraría. Palabra de Mariano Rajoy. Y el referéndum se celebró. El Gobierno quedó en ridículo y el nacionalseparatismo se radicalizó y se envalentonó aún más. Hasta el punto de que los antisistema de la CUP echaron a Mas del poder y se hizo cargo de la Generalidad un paleto separatista llamado Puigdemont.

Tras las generales de 2015, PP y PSOE cayeron en picado. España estuvo casi un año sin gobierno. La debilidad política de nuestro país fomentaba el radicalismo separatista catalán, dentro y fuera de España, sin que nadie frenara la expansión de sus “embajadas”, de sus políticas de aproximación a medios extranjeros, de sus más grotescos desafíos al Estado para crear “su República independiente”, del odio que destilaban Cataluña Radio y TV3 hacia todo lo español, de ignorar las sentencias judiciales del Supremo y el Constitucional, de negarse a aceptar el español para poder ser estudiar en la lengua de todos los españoles en aquel trozo de España por quien le diera la real gana… Dos generaciones y media de españoles en Cataluña estaban intoxicados… desde 1980. 38 años de una inmensa intoxicación y odio desde la infancia a la vejez. De un 20% de separatistas en los años ochenta, se había pasado a casi un 50% en 2.016.

Nuevas elecciones en ese año y nuevo fracaso del PP y PSOE. Por eso, desaparecida CIU debido a sus delitos y cleptocracia, el PDCAT, la Esquerra y la CUP, apoyados por Podemos, anunciaron un nuevo golpe de Estado para el 1 de octubre de 2017. El 16 de agosto de ese año, en el palacio de Pedralbes, se reunía la plana mayor del separatismo para preparar el referéndum del 1 de octubre con todo detalle. ¿Qué hacía el gobierno del PP con 137 escaños? Rajoy aseguraba que no habría referéndum; el PSOE de Sánchez, que había que dialogar sobre una nación de naciones; los de Ciudadanos, erigiéndose en los únicos enemigos de los separatistas y pidiendo elecciones. Y de los comunistas de Podemos no hago propaganda.

De lo narrado hasta ahora, ¿se puede entender por qué hemos llegado hasta aquí? ¿Quiénes han sido los máximos responsables de esta desastrosa situación? No hace falta pensar demasiado.

El 1 de octubre hubo referéndum. El Gobierno quedó noqueado. El día 3 tuvo que ser el Rey quien pusiera los puntos sobre las íes junto con los españoles de bien. ¿Qué hicieron los llamados partidos constitucionalistas? Ponerse a discutir entre sí. PSOE y Ciudadanos se oponían a aplicar la Ley con todas sus consecuencias. El PP de Rajoy prefirió consensuar con ellos antes que aplicar el 155 cuando lo tenía todo a su favor. Y se aplicó a finales de octubre la mitad de cuarto del 155.

Tras las elecciones en Cataluña del 21 de diciembre, ganadas por Ciudadanos pero con el poder en manos de los separatistas/golpistas, tras un circo espantoso que ha durado 112 días, a partir del 12 de abril de 2018 estamos como estábamos el 1 de octubre de 2017. No, peor. Con un fugado en Alemania como “presidente catalán en el exilio” y un nuevo Presidente de la Generalidad (sólo nominal), xenófobo, racista y antiespañol hasta el tuétano.

Díganme, por favor: ¿entienden a los políticos supuestamente constitucionalistas? ¿A qué se han dedicado todos desde 1980? ¿Qué es lo que harán con este nuevo espectáculo que se presenta con un “molt honorable” hispanófobo redomado? ¿Conocen algún otro país en el mundo que soporte semejante barbaridad?

Y lo peor es que otros cantones autonómicos se están contagiando. No, querido amigo. No sólo nos queda –como dijo Vd en su radio- el Rey, la judicatura y los españoles. Existe la Ley que prevé situaciones de alarma, excepción y sitio. Y un Artículo 8 de la Constitución que parece que todos, repito, todos, desean que desaparezca. Sobre todo los políticos pusilánimes, relativistas, cobardes e, incluso, traidores.

¿Se han enterado de por qué hemos llegado hasta aquí y por qué se puede llegar hasta algo mucho peor?

Enrique DOMÍNGUEZ MARTÍNEZ-CAMPOS

Coronel de Infantería DEM (R)
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