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Pocas horas después de aparecer mi artículo, el “semi-presidente” Biden (que había insultado llamando “semi-fascistas” a los más de 75 millones de ciudadanos libres que votaron a Trump) vomitó un discurso de odio contra el expresidente y el partido Republicano, algo sin precedentes en la historia de la presidencia de los EE. UU.
En mi opinión Biden pasará a esa historia como el peor presidente americano, superando incluso a los también demócratas Carter y Obama, (el primero por simple incompetente y el segundo por sus políticas radicales, constitucionalmente anti-americanas). En efecto, Biden merece ser recordado como el peor presidente por su insuperable incompetencia y por su entrega al radicalismo del ala izquierdista del partido Demócrata, la herencia envenenada de Obama.
Trump ha acusado a Biden de “enemigo del Estado”, pero hubiera sido más preciso llamarle enemigo de la Sociedad o de la Nación. En este caso enemigo de la América profunda en la que se ubican los más de 75 millones de ciudadanos insultados por el actual ocupante de la Casa Blanca. Como es sabido, solo por creer y apoyar legítimamente el lema-proyecto trumpista “MAGA: Make America Great Again”.
Me entristece la noticia, según una encuesta reciente, revelando que más de un 40 por ciento de los estadounidenses creen que puede haber una guerra civil en los EE. UU. Confío, como pensaba Unamuno, que la guerra civil sea una mera guerra ideológica, cultural, y que nunca degenere en una “guerra incivil”.
Trump ha dicho, y nadie lo duda, que las próximas elecciones Midterm el 8 de Noviembre van a ser un referéndum sobre “el enemigo del Estado” (es decir, “el amigo del Estado profundo”), el presidente Biden.
Steve Bannon y algunos abogados han denunciado que Biden ha convertido al FBI en una “Gestapo” (sería más pertinente llamarla “KGB”) particular y partidista del régimen Demócrata. Aparte de los dos Impeachments fallidos contra Trump, la intención del FBI y del Departamento de Justicia es acosar y perseguir a los rivales políticos de Biden: casi un millar de participantes –cerca de 800 todavía en prisión– en la masiva protesta del 6 de Enero de 2021; asalto a la residencia de Trump en Mar-a-Lago; persecución policial y judicial de medio centenar de individuos relacionados con el anterior presidente (Steve Bannon entre ellos), etc.
Los historiadores en el futuro desvelarán muchas de las incógnitas que envuelven la política estadounidense desde la irrupción de Trump y el Trumpismo, o incluso antes, como en el caso del espionaje y persecución del destituido general Michael T. Flynn por enfrentarse –en asuntos de inteligencia militar– al presidente Obama. Caso rigurosamente documentado por otra víctima del complot, la historiadora ruso-británica Svetlana Lokhova, y que sería el prólogo al espionaje y persecución del propio Trump, como candidato en 2016 (operación Crossfire Hurricane del FBI bajo James Comey), como presidente ya electo, antes de la toma de posesión (cábala del 5 de Enero de 2017 en el Despacho Oval-Casa Blanca del tándem Obama-Biden y sus colaboradores) y finalmente presidente en activo, hasta las fraudulentas elecciones de 2020 (véanse, además de las investigaciones de S. Lokhova, las de D. Nunes, L. Smith, A. Milius, M. Cleveland, M. Hemingway, etc.).
Comprendo que el lector español se sienta perdido informativamente ante la confusa y marrullera situación política en los EE. UU. La lentitud y dificultades de las investigaciones del fiscal especial John Durham hasta la fecha no han permitido una claridad en el grave asunto del espionaje y golpismo anti-Trump.
Sin embargo, novedades tan relevantes como la reciente imputación del espía ruso Igor Danchenko, pueden marcar un punto de inflexión. Gracias a las excelentes y rigurosas crónicas de Margot Cleveland en la prestigiosa revista digital The Federalist podemos obtener alguna claridad en el siniestro y farragoso papel del “Estado Profundo”, que los medios progresistas prefieren ignorar.
Por ejemplo, hace muy pocos días y a propósito de Danchenko –al parecer asalariado del FBI entre Marzo de 2017 y Octubre de 2022–, la autora mencionada escribía: “Simply put: our federal government paid for Russian disinformation to frame the president of the United States for colluding with Russia.” (Margot Cleveland, “The FBI Paid For Russian Disinformation To Frame Trump” (The Federalist, September 14, 2022).
Manuel Pastor Martínez